Templanza económica | Vivimos tiempos liminales

16/11/2025.- Tiempos liminales vivimos, ha dicho el académico exvicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, refiriéndose a la incertidumbre actual, ilustrando el momento geopolítico civilizatorio, un interregno en el ciclo histórico.

Liminar proviene del latín limināris, que significa "umbral". Es utilizado para adjetivar lo relativo a la entrada. Se usa también como sinónimo de preliminar. En antropología, describe la fase intermedia de un rito de paso, donde el individuo o la comunidad ha dejado atrás un estado conocido, en tránsito a un nuevo estado de cosas. Esta acepción corresponde a la cita del académico, un espacio histórico caracterizado por la desintegración del orden anterior, el quiebre de las reglas, de las estructuras e identidades previas que están perdiendo su sentido o se están disolviendo.

Traspasamos el umbral del orden de la posguerra fría, en medio de ambigüedad e incertidumbre. El mundo viene de vivir una breve, pero intensa etapa unipolar liderada por Estados Unidos, el imperio más sanguinario y cruel conocido hasta hoy. El llamado consenso de Washington está en claro retroceso, desenmascarado en los círculos académicos por tratarse de políticas económicas excluyentes, no de ciencia económica. Su recetario solo es aplicable en condiciones de engaño, previo al uso del terror.

El presente histórico es una especie de “intermedio", porque aún no ha emergido un nuevo orden internacional claro y estable. En geopolítica, múltiples actores, China, Rusia, India, Suráfrica y Brasil en los Brics; otros bloques subregionales como la Celac, ALBA-TCP o la Unión Panafricana, corporaciones tecnológicas y otros actores no estatales, compiten para dar forma al futuro. Otras fuerzas pugnan por la restauración del mundo unipolar. Gramsci describe el interregno: “La crisis consiste precisamente en que lo viejo está muriendo y lo nuevo no acaba de nacer; en este interregno aparece una gran variedad de síntomas mórbidos”. En este momento de globalización hiperconectada y pérdida de referentes institucionales internacionales, el fuerte bloque emergente denominado Brics, cuyo motor es la alianza China-Rusia, solicita la reforma del sistema de Naciones Unidas. Un sistema impedido de hacer respetar su misma carta constitutiva, de manos atadas para detener el genocidio en Gaza, lograr el levantamiento del bloqueo a Cuba innumerables veces votado por más del 90% de sus miembros o el levantamiento de las llamadas medidas coercitivas unilaterales.

Ante el inexorable avance de un nuevo orden mundial multicéntrico y pluripolar, las fuerzas defensoras de la feneciente unipolaridad probablemente tengan una única opción de autodefensa: promover el caos y la destrucción pulsando el botón nuclear. Pero ese destructivo desenlace no tiene el mismo efecto atemorizante de cuando el fin de las hostilidades de la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad, las fuerzas militares lucen equilibradas. Por esa razón, Trump, en otro de sus gestos de guapetón de barrio, irresponsablemente ha ordenado al Pentágono probar "inmediatamente" el arsenal nuclear, a cuatro meses de que expire el último tratado que limita los arsenales de Rusia y EE. UU. y posteriormente al cambio de denominación a Departamento de Guerra del anterior Departamento de Defensa.

Sería deseable presenciar una ronda de negociaciones para limitar la proliferación de armas nucleares, que se ha mantenido en el marco del equilibrio de Nash, suma no cero, según la teoría de juegos. En este caso, la estrategia a mostrar por Trump es la de desafiar el statu quo de tensa paz y conflictos locales de baja intensidad. De aceptar el desafío la nueva alianza militar del extremo oriente, el tablero de juegos deja tres opciones, a saber: triunfa la alianza del Oriente (antes representada por la URSS-Pacto de Varsovia) y Occidente pierde el desafío; una segunda opción es el triunfo de Occidente (Estados Unidos – OTAN) y se reedita el esquema del fin de la historia; o la tercera opción es ubicar a la humanidad en el cuadrante de la aniquilación total. Einstein señaló al respecto que la siguiente confrontación se haría con piedras y palos.

Obviamente, el análisis anterior es totalmente hipotético y simplista. Aproximadamente, 30 países tienen tecnología atómica. Tanto para el uso militar como para usos pacíficos. Además, el 5% de la matriz energética es de origen atómico. Los usos cotidianos en dispositivos médicos son numerosos. En contraste, 150 países no cuentan con poderío militar de ese calibre y esperamos que el sentido común o el instinto de conservación imposibilite el rompimiento de los precarios equilibrios en el plano militar. Esperemos mantenernos en el cuadrante del statu quo de tensa paz y evolucionar a la resolución de los conflictos locales mediante la diplomacia.

El desafío de Trump al cuadrante de la paz eleva su apuesta desde el desasosiego infringido al comercio internacional con la cachiporra arancelaria, trocando la cachiporra por una tosca mandarria militar bajo la promesa electoral inalcanzable de hacer nuevamente grande a ese país. Con esa mandarria militar revuelve las aguas de los 7 mares, moviendo monstruosas flotas para el asesinato sumario de personas en el mar Caribe y el Pacífico medio. Ante la alerta de la Unión Europea en la reunión conjunta UE-Celac, su acólito Marco Rubio ha respondido que tienen derecho de “ordenar” su vecindario. Obviamente, agitando la mandarria militar.

En esta fase liminal, caracterizada por la dictadura global de los algoritmos, por la siliconización del mundo, el tecnofeudalismo, la sociedad del cansancio, según sea el autor que trate de definir el interregno; donde la contención de la ley de la tasa decreciente de la ganancia hace más concentrado en pocas manos el capital y su aplicación alcanza literalmente espacios estratosféricos, como, por ejemplo, la explotación de bajas órbitas motivada a la creciente demanda de la instantaneidad de la transmisión de datos e imágenes, la contradicción fundamental de esta fase histórica tendrá en última instancia su síntesis en un nuevo orden multicéntrico y pluripolar. Estemos preparados para presenciar la derrota del militarismo rancio representado en la mandarria militar esgrimida por Trump.

Marcial Arenas

 

 

 

 

 

 

 


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