Psicosoma | Biblio-refritejarcillos
Cuando te gusta una flor, solo la arrancas / pero, cuando amas a una flor / la cuidas y riegas a diario / Quien entienda esto, entiende la vida.
El Principito
Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro.
Federico García Lorca
04/11/2025.- Las sonrisas, alegrías de niñas y niños en "un domingo por la mañanita" del 26 de octubre nos motivan a seguir acompañándoles al juego de las palabras, construcciones surreales, cantos del alma, poemas, cuentos, asombros, preguntas y con ruido, mucho ruido, que me provoca saltar y tirarme al piso panza arriba, al inaugurar su biblioteca en la casa comunal del barrio de Tejarcillos de Alajuelita, cantón al sur de la ciudad Josefina, poblado de migrantes y nacionales en casas de latas, madera o gypsum, ladrillos, rodeadas de basura al pie del cerro San Miguel. Los pueblos del sur y siempre el sur me abrazan al espíritu libertario, el cual encontré al esfuerzo diario de los obreros de construcción, ambulantes, amas de casa, domésticas, abuelitas empoderadas, jovencitas soñadoras y ese amor único, incondicional, del genio Libertador Simón a su "amable loca" que me empuja a trajinar del nicho cómodo al bregar callejero; pero hay una realidad social: la niñez, jóvenes adolescentes, adultos en la fiesta, festín del libro, que son armas de amor educativo, de amar y formar. La cultura y los libros son cabezas pensantes, amorosas y, quizás, única posibilidad de libertad, arma cultural, al lomo, lomito (palabras que repetía al dar a conocer las partes de un libro y reían por mi acento, palabras nuevas).
Nada se puede desligar de la vida política; somos seres políticos, amantes de la diversidad de pensamientos, de los derechos humanos, de las comunas, de los colectivos, porque nadie se basta sola o solo, y ya el compromiso político, deber social, nos lo recuerda siempre. Cartas de Manuelita y Simón y siempre en las alforjas, cual maga, las libreras; cargamos de todo y en esta inauguración no podría faltar.
Desde el principio, al conocer a Paola en Escazú, me atrajo su pasión al exponer y más su equipo de trabajo Komunes, que está integrado por Paola Monge, Tatiana Chaverri, Teresita Borges, que están gestando con la comunidad e hicieron posible dar a luz el sueño de compartir una tremenda nevera en desuso para darle vida con libros infantiles.
En el salón comunal inmenso nos ilumina una tremenda refrigeradora con dibujos, mesas grandes y grandes bancos de madera; hay corriente eléctrica. Un espacio de la cocina a la par de la vecina Marta, dueña de la perrita Negra, con quien me puse a conversar, y su hijo pequeño que está pendiente para recibir a las niñas y niños, y llegan madres y vecinas, como Olga Campos, Yanin Garrón, Pablo, y las artistas como Teresita, Mili, para hacer "vivir los libros".
El proceso de abordarlos a cada uno, de recibirlos desde tempranito, "vestidos de domingo", conversar con sus familiares de sus oficios, me produce recuerdos de los trabajos en los barrios de Caracas, de Maturín, Cumaná.
Se hizo el gran esfuerzo de poner la pantalla y proyectar las imágenes de El Principito, con la intención de contar, leer, a través de las imágenes, las palabras, pero la población necesitaba acción y qué mejor para las neuronas cognoscitivas frescas que trabajar lo sensorio, emocional, cognitivo. Hablamos y en físico palparon libros, texturas, las partes del libro, contenidos e importancia y, de fondo, pasamos las imágenes de El Principito en la tela grande, y luego, a jugar con la creatividad e imaginación con lápices de colores, hojas en blanco para que produjeran lo que se les venía a la mente (avioncitos de papel, sus nombres, monigotes, naturaleza, palabras, corazones, números...); muchos pedían que se les diera el motivo y se les repetía: "Hagan lo que quieran en la hoja en blanco" y, en término de diez minutos, se recogieron sus creaciones... luego, con el juego, con palabras, un minicuento y, al cierre, una pregunta abierta: ¿Qué pasaría si se desaparecen los colores del planeta?
El salón se plenaba de risas y el silencio de miedo con los cuentos de espanto y terror de la narradora oral Teresita Borges, que les fascinó e hizo la tarde inolvidable. Con el almuerzo de Paola, de arroz con pollo y ensalada, disfrutamos hablando de los vegetales, de sus vidas con las chicas y chicos y no paraba de reírme con sus ocurrencias...
Hubo mucha hilaridad y, al compartir las cotufas, era una palabra nueva que escuchaban y les producía asombro, risas, y se enteraban de mi vida en Venezuela; unas niñas decían de sus familias de Nicaragua. Luego, las amigas de Escazú, Mili, contarían más cuentos.
Al salir, antes de que las lluvias me atrapen, veo el cerro con la cruz construida por la gente en 1932, inmensa; al fondo, es el cerro San Miguel, y pensar que en uno de mis viajes para conocer Costa Rica tuve el privilegio de estar en el faro y enterarme de la trágica historia de un Domingo de Ramos del año 1986, la masacre a sus pies.
Hoy, las niñas y niños se arman con su biblio refri y, quizás, sea el inicio de cambios y de hacer realidad los sueños con grupos, anécdotas, palabras que nos encantan al sentir el poder de hacer y hablar a los libros que viven en la nevera, alimentos del alma, espíritu, porque "no solo de pan vive el hombre" o, como decía el poeta Lorca, prefiero un "medio pan y un libro". Alimentemos la "sensipensamente" con pensamiento crítico.
Rosa Anca

