Letra invitada | Nobel de guerra
22/10/2025.- Detrás de los premios Nobel no está aquel sueco inventor de la dinamita. Quienes están son los jefes de AkzoNobel, una de las empresas más rentables del mundo —tiene como accionistas a BlackRock y al grupo Vanguard—. De ahí que no sea casual la destacada participación de judíos que han recibido el premio. Del total de premios otorgados —han sido 850—, los judíos se han llevado 180. Alegan como razón de esta considerable consideración la profundidad y complejidad que, gracias a la Torá, ellos han adquirido. Necia manera de ocultar, tras la "kipá", que ellos son los jurados que premian.
Voy a referirme a uno solo de esos premiados, Menachem Begin, quien fue primer ministro de Israel. Este individuo, en un discurso ante el Parlamento israelí en 1978, dijo lo siguiente: Nuestra raza es una raza de amos. Nosotros somos dioses sobre este planeta. Somos tan diferentes de las razas inferiores como ellos lo son de los insectos. De hecho, comparados con nuestra raza, las otras son bestias y animales; como mucho son ganado. Nuestro destino es gobernar sobre las razas inferiores. Nuestro reino terrenal será gobernado con vara de hierro por nuestro líder. Las masas lamerán nuestros pies y nos servirán como nuestros esclavos... Y con esto se ganó el premio a la paz.
El judaísmo es una de las tres religiones del monoteísmo abrahámico, con un origen anterior al cristianismo y al islamismo. Las tres tienen aproximadamente 4.000 millones de seguidores. Pero apenas 14 millones son judíos. Dicen ser poseedores de características biológicas singulares; lo llaman el "gen judío". Ese gen religioso les otorga, no importa dónde hayan nacido y vivido, características singulares. Esta convicción, sin duda retorcida, ha facilitado a sus creyentes, sus padres, abuelos y 96 generaciones atrás, asumirse como pueblo y a Israel como su Estado. El sionismo ha sido el encargado de montar el mito de una nación eterna que finalmente se apoderará —por la vía de la guerra— de lo que consideran su tierra ancestral, perdida hace 2.000 años.
Este es el fondo del asunto judío con el que se ha topado la humanidad. Es una variante —supuestamente levítica— del nazismo alemán basado en la raza y el misticismo germánico; pero bastante más peligrosa por asumirse descendientes directos de Abraham, con lo cual han mareado, al menos, a los dirigentes y muchos influyentes de Occidente, Eurasia y Medio Oriente.
José Manuel Rodríguez Rodríguez