Tejer con la palabra | El libro de los tratados, de Esmeralda Torres
O el chubasco que cae sobre mí
04/06/2025.- Me ha pasado, no una, sino varias veces, que he transitado el espacio geográfico que habito bajo un chubasco breve que se localiza en el sitio que camino. No solo me empapa, me enrabia, me entristece y me agota por llegar desaliñada a alguna reunión o visitar a unos amigos, para darme cuenta de que la única que se empapó y a la que le llovió sobre su cabeza fue a mí. Esa imagen es, precisamente, la que viene a mi mente cuando me sumerjo en la narrativa de este libro de relatos de Esmeralda Torres, ganador del Premio Nacional de Literatura Stefanía Mosca mención narrativa 2021. Sus personajes son solitarios y derrotados, cuyas penas parecen destinarlos a convertirse en seres únicos en su tragedia, malgastando la tinta y el papel de quien cuenta sus historias, pero pareciéndose tanto a la soledad, la ausencia, la confusión y la traición de los miles de habitantes que pueblan nuestra geografía.
Sobre los personajes de estos veinticinco relatos cae, como una nube de mal agüero, un chubasco que nadie ve ni siente. Solo ellos, en su historia personal, en su propio drama, perciben la mala fortuna de lo que viven y sienten dentro de ese complejo tejido que es nuestra sociedad contemporánea. Así son los relatos de este libro que se divide en dos partes: el libro de la soledad y el libro de la envidia.
Un aspecto que me gusta y que, a mi modo de ver, proporciona mayor interés, es ese universo compuesto, en su mayoría, por protagonistas mujeres. Sus historias de abandono, pérdida, ausencia o perfidia las convierten en algo único, quizás un tanto monstruoso, como Eduarda Camino, quien, sin remordimientos, le quita el brillo a la rutilante escritora en el relato Tratado de la envidia.
No obstante, la soledad y la complejidad de las relaciones dan lugar a relatos impregnados de nostalgia y amargura. Reflejan esa tensión de los amores fallidos o que llegaron muy tarde, y que, por ello, se vuelven dramáticos y pierden la lumbre de lo apasionado, del placer mismo; pero no por ello deja de ser amor, aunque se resienta la angustiante soledad.
No solo la soledad es un agobio; también lo es el martirio de la enfermedad y de la locura que excluye a sus personajes de la felicidad, de la compañía e, incluso, de la comprensión de los otros como en El mismo mar contra la noche, en el que la frase de la protagonista tiene un sentido circular que marca la historia de principio a fin: “Me llamo Bruna Limoti y es el único nombre que acepto, aunque a otros les haya dado por llamarme loca”. Este relato, uno de mis favoritos del libro, hace un guiño al poeta mártir Cruz Salmerón Acosta, por su soledad y sufrimiento. Los otros relatos exploran las múltiples facetas de la soledad, desde el aislamiento hasta la búsqueda de conexión.
Antes de culminar este Tratado de la soledad, Torres nos regala una visión de algunas poetas suicidas en su gabinete de vanidades, conjuntamente con cinco monólogos en vitrina para burgueses. En estos, sugiere una mirada al alma de esas mujeres terriblemente solas, también rotas, en un mundo que no las comprende y por el cual se agreden hasta triunfar en la muerte.
En la segunda parte del libro Tratado de la envidia, se presenta a la pérfida envidia como una virgen llagada, algo que no es totalmente puro ni hermoso, definiendo así la fuerza destructiva que late en el envidioso.
Por lo que el personaje de Eduarda Camino reúne todas las cualidades para demostrar la más absoluta maldad en el cuerpo de una mujer aparentemente buena, talentosa y hermosa, pero incapaz de alcanzar aquello que desea.
Es así como este segundo libro nos traslada a un ambiente que se torna más opresivo en cada relato, con un ritmo que cambia para mostrarnos la oscuridad de las pasiones e instintos más bajos que se mezclan con lo sobrenatural, una investigación policíaca y unos asesinatos para reflejar que, aunque aislados, derrotados o fracasados, más allá de nuestras penas y sinsabores, la sociedad en la que vivimos es una selva implacable que siempre cobra.
En resumen, El libro de los tratados nos sumerge en las dinámicas de la soledad y el resentimiento que, a fin de cuentas, nos deja anhelando lo inalcanzable: amor, éxito, dinero, cariño y, por lo tanto, nos deja en la absoluta orfandad rumiando las solitarias existencias.
Esmeralda Torres (Ciudad Bolívar, 1967)
Narradora y poeta. Licenciada en Castellano y Literatura. Ejerce desde hace más de 26 años como promotora de lectura en espacios no convencionales en la Red de Bibliotecas Públicas del Estado. Fue merecedora de la Beca de Creación Literaria que otorga el Centro Nacional del Libro. Premio poesía Casa de las Américas 2025, Premio Internacional de Poesía ciudad de Mérida 2025, Premio Nacional de Literatura Solar 2024, Premio Nacional de Literatura Stefanía Mosca 2021, ganadora de la Bienal Nacional de Literatura Orlando Araujo en 2018, la Bienal Julián Padrón en 2012, la Bienal Literaria Ramón Palomares en 2011. Ha publicado Historias para Manuela (2009), Cuentos de última noche (2010), Un hombre difícil (2011), El canto de la salamandra (2013), Diario para una tormenta (2013), Callejones sin salida (2019) y Resplandor de pájaro (2020).
Torres, E. (2022). El Libro de los tratados. Caracas: Editorial Fundarte.
Premio Nacional de Literatura Stefanía Mosca mención narativa 2021.
Noris Pacheco Marin
@noritapm27