Historia viva | Retrato poselectoral
28/05/2025.- La fotografía política tomada el día de las elecciones legislativas y a gobernaciones realizadas el 25 de mayo de 2025 dejó algunas evidencias que ameritan análisis de los resultados de la jornada electoral llevada a cabo en todo el territorio nacional y que deben servirnos para evaluar y revisar algunos asuntos a corregir. Felicitamos a los ganadores y a los perdedores, porque más allá de una escogencia de candidaturas hubo una victoria estratégica del sistema electoral venezolano, pero sobre todo de la paz y de la estabilidad política.
Sin embargo, para los ganadores los retos están retratados en términos cuantitativos. Es necesario recuperar los porcentajes de participación política para superar los históricos triunfos sobre el 50% de los mejores momentos del chavismo y en términos cualitativos incidir en la politización consciente de los 16 millones de jóvenes que constituyen las nuevas generaciones del futuro.
La campaña brutal por la abstención derrotada fue un detonador del desconocimiento y la desconfianza en la visión prospectiva de lo que puede ser este país, que jugaron a favor del desconcierto y la incertidumbre, dos matrices que los opositores fascistas han tratado de posicionar en la mentalidad juvenil venezolana.
Históricamente las votaciones legislativas son de poca afluencia, ¿por qué? Me parece que hay una desconfianza elevada hacia los legisladores como mandatarios. Todavía es un desafío para el Estado hacer conocer la alta responsabilidad que tienen los parlamentarios para decidir sobre asuntos vitales de la nación y cómo la Asamblea Nacional es un mecanismo democrático donde se discuten y dialogan los destinos del país. Es algo que debemos revisar en aras de aumentar la confianza en el Parlamento como principal foro de debates sobre políticas públicas.
A las campañas perversas sobre la credibilidad de los parlamentarios debemos agregar en esta oportunidad algunos factores negativos que incrementaron las posibilidades de atacar la confiabilidad del Poder Electoral como la desaparición del portal del CNE que fue hackeado por terroristas el 28 de julio de 2024 y desde entonces no se ha recuperado. Ya sea por una intervención malintencionada o por otra razón, no hubo y no hay una explicación pública sobre la suspensión del portal y eso dio campo a la extrema derecha para incrementar su campaña contra las autoridades electorales como abono a la cruzada extremista malévola para desacreditar a las instituciones de la República.
La razón de esa situación crítica se debe al sabotaje que alcanzó uno de los sistemas electorales más eficientes del mundo que intervino el acceso a la página web, pero no hubo reportes ni información por parte de las autoridades que permitan aclarar a los electores la situación creada para obstaculizar el proceso electoral.
En todo este escenario coyuntural debemos analizar los efectos que las maniobras maniqueas del bloqueo, las medidas coercitivas, el juego perverso de la paridad cambiaria inducida, que ha golpeado al pueblo ya por diez años consecutivos de manera selectiva y pertinaz para someter a los venezolanos a la presión de la disminución de su capacidad adquisitiva y tratar de generar un clima de desconfianza en las autoridades, han impactado negativamente a un número importante de nuestros compatriotas.
El derecho político de elegir sus autoridades públicas no solo es una consagración constitucional, sino que se han previsto todas las facilidades para que todos y todas, de cualquier sector político organizado, se manifiesten libremente y no hay razones de fondo suficientes para dudar del sistema como lo han intentado quienes avalan la violencia política como instrumento de coerción.
Uno de los acompañantes internacionales de este proceso electoral me confesó que cuando le tocó hacer observación en las más recientes elecciones en Ecuador, la primera crítica fue que un gran porcentaje de las mesas de votación en centros de concurrencia muy numerosa fue instalada tardíamente, entrada la noche, cuando los electores ya tenían diez o más horas en las colas y la otra fue la falta de seguridad en los traslados y la logística electoral.
En cambio, en Venezuela, 94,74% de los centros electorales ya estaban instalados y listos para el proceso a las 7 de la mañana del 25 de mayo, tal cual se desarrolló en todo el territorio nacional, un proceso al que fueron convocados más de 20 millones de votantes.
Estos resultados electorales de 2025 se asoman a la historia prospectiva de Venezuela, Nuestra América y el Caribe como una oportunidad para transitar nuevos derroteros hacia consolidar la democracia, fortalecer el diálogo, la unidad nacional y, sobre todo, los espacios de paz y de estabilidad política que son los grandes temas colectivos hacia la felicidad posible, una victoria alcanzada por todo el pueblo venezolano.
Aldemaro Barrios Romero