Retina | Sed de sangre y petróleo
22/12/2025.- El ataque contra la Revolución Bolivariana tiene muy poco de novedoso, responde a uno de los más viejos esquemas de guerra utilizados durante toda la historia, no es más que un asedio.
Nació para tomar las ciudades amuralladas. Los ejércitos agresores se diseminaban en sus alrededores, cortaban las líneas de abastecimiento, las posibilidades de comunicación con aliados y desplegaban campañas de propaganda y terror. Desde afuera esperaban que el hambre y las enfermedades mermaran la resistencia de los asediados.
En medio de todo esto, los agresores contaban, como hoy, con la posibilidad de que la traición se hiciera cotidiana y barata. Hay quien sostiene que cuando hay hambre baja mucho el costo de la lealtad.
Es esa la estrategia que aplican hoy contra Venezuela. La derecha del mundo está decidida a reforzar el asedio para romper las murallas creadas por el legado de Chávez.
Aquel visible sentimiento de orgullo de la venezolanidad, que muy bien describiera Lula luego de la despedida de Chávez, fue el primer objetivo a destruir que asumieron los enemigos. De allí que la campaña internacional desplegada haya exagerado las dificultades reales, hasta otorgarle el rango de una supuesta hambruna.
Resulta inocultable la alegría con que los voceros del asedio, externos e internos, presentan los problemas generados por la forma de agresión puesta en marcha. La percepción que transmiten, dada la felicidad que muestran en cualquiera de sus apariciones, impide que sean creíbles sus discursos de supuestas preocupación.
El asedio contra la Revolución Bolivariana, además de las fuerzas más guerreristas de Estados Unidos, reúne en la acción a los responsables de las masacres en Colombia, los gobiernos que se han vuelto esclavos de empresas petroleras criminales y a quienes sueñan con asesinar a miles en Cuba para luego castigar a su pueblo heroico. Son los herederos de dictadores como Baptista, Trujillo, Papa Doc, Franco, Pinochet, Videla, Somoza y Stroessner.
Es un frente que sabe complotar a lo peor de la maldad de este momento y que no tiene ya el talento de confundir a sectores democráticos y progresistas de diversas regiones, a quienes con una versión prostituida del discurso de la democracia y los derechos humanos les tocaba muy de cerca. Hoy se presentan grotescamente abiertos, sin excusas, sedientos de sangre y de petróleo.
Freddy Fernández
@filoyborde
