Libros libres | La personalidad múltiple y transgresora...
de Fernando Pesoa
21/12/2025.- Hay escritores para quienes la literatura es una manera de ganarse la vida, forjar una profesión o tener un oficio determinado; para otros, ella sería un modo de existir, una ética o un apostolado; incluso pueden llegar a considerarla un compromiso consigo mismos, o una pasión. Grandes figuras de la antigüedad clásica, de la Edad Media o el Renacimiento, hasta arribar al Romanticismo o al impresionismo, desde autores como Dante Alighieri, Shakespeare, Shelley, Keats, Yeats, Cervantes, Quevedo, y luego Goethe, Flaubert, Balzac o Marcel Proust, Kafka, T.S. Eliot, César Vallejo, Miguel Hernández, Juan Antonio Pérez Bonalde, José Antonio Ramos Sucre o Fernando Pessoa, podrían constatar lo que afirmo en cuanto a dignidad ético-estética de la literatura.
Hoy deseo rendir un mínimo homenaje a quien considero cima de la literatura europea: el portugués Fernando Pessoa, nacido en Lisboa en 1888 y fallecido, aún joven, en 1935. Se dedicó Pessoa al ocultismo, la astrología, el ensayo y la poesía, asumiendo diversos nombres y personalidades —llamados heterónimos— como Alberto Caeiro, Ricardo Reis o Álvaro de Campos, a través de los cuales desarrolló una literatura y un estilo que podríamos calificar de asombrosos, no solo por la multiplicidad y riqueza de sus voces, sino también por su osadía y carácter transgresor. Con el tiempo, la obra de Pessoa no ha hecho sino crecer en trascendencia, a medida que ha venido siendo exhumada y reconocida en todo el mundo, aun cuando toda ella posee valor inmenso, de acuerdo a sus peculiares búsquedas y registros vanguardistas, que incluyen orbes estéticos, filosóficos y éticos; cuestiones que logra usando el más fino e inteligente humor que pueda imaginarse, y le permite a su autor moverse por cualquier espacio o tiempo, a través de una sensibilidad detonante.
Hoy deseo evocar y reseñar su Libro del desasosiego, cuyo manuscrito se mantuvo inédito hasta 1982 y constituyó poco menos que una revelación en el panorama de las letras contemporáneas. La edición que manejo de esta obra es la de Seix Barral (Biblioteca Breve, 1997), cuya traducción del portugués al castellano corresponde a Ángel Crespo, quien además se ha encargado de la organización y notas del volumen y realizado una introducción brillante a esta obra donde desglosa, mediante una indagación lúcida, varios de los motivos y razones que la hicieron posible. Anota Crespo al inicio de este volumen: “La historia de la redacción y la publicación del que en adelante llamaremos Libro del desasosiego, a la que enseguida he de referirme, me parece de gran importancia, no solo desde el punto de vista filológico, sino también desde el punto de vista artístico, y ha condicionado, por supuesto, el trabajo de traductor y publicista en castellano que me ha sido encomendado y al que tanta devoción y cuidado he puesto”.
Se trata de un volumen de casi cuatrocientas páginas, donde he hallado un universo completo (y complejo) de sugerencias creadoras y donde la prosa adquiere cimas o rangos elevados que, a mi manera de ver, sobrepasan cualquier expectativa del lector; Pessoa puede moverse de modo inesperado de la melancolía a la alegría, de la depresión al éxtasis de manera encantatoria, dejando al lector completamente impregnado de halos mágicos.
“He rechazado siempre que me comprendiesen. Ser comprendido es prostituirse. Prefiero ser tomado en serio como el que no soy, ignorado humanamente, con decencia y naturalidad.
“Nada podría indignarme tanto como que me extrañasen en la oficina. Quiero gozar conmigo la ironía de que no me extrañen. Quiero el cilicio de que me crean igual a ellos. Quiero la crucifixión de que no me distingan. Hay martirios más sutiles que aquellos que se mencionan de los santos y de los eremitas. Hay suplicios de la inteligencia como los hay del cuerpo y del deseo. Y de estos, como de los otros suplicios, existe una voluptuosidad”. (Fernando Pessoa)
Gabriel Jiménez Emán
