Pluma acústica | La navidad salsera (parte I)

18/12/2025.- La navidad salsera no es simplemente una música que identifica una temporada del año; es una de las columnas vertebrales de la identidad cultural caribeña. Mientras que en otras latitudes la música de fin de año tiende a la balada nostálgica o al villancico coral, en el Caribe la navidad se guapea. Es un fenómeno donde la religiosidad, la melancolía y el júbilo de la fiesta convergen bajo el ritmo de la clave.
Esta navidad salsera ha sido dibujada con gran maestría y sabor por muchos artistas y agrupaciones, en álbumes de culto que han acompañado a varias generaciones y que siguen tan vivos como el primer día. En el caso particular de Venezuela, si bien la gaita, los aguinaldos y la música de la Billo's y Los Melódicos son los que llevan la batuta en esta época, la verdad es que estos discos y canciones nos hacen bailar hasta el agotamiento por estas fechas.
En esta ocasión, presentamos un disco considerado como uno de los más importantes en cuanto a la temática navideña en la salsa: Asalto navideño, de Willie Colón y Héctor Lavoe. En próximas entregas de Pluma acústica estaremos presentando otros trabajos de salsa navideña de gran valor.

Asalto navideño: crónica de una identidad recobrada
En la historia, no solo de la salsa, sino de la música popular, existen discos que capturan un momento y otros que, por el contrario, logran detener el tiempo. Asalto navideño, del año 1970, la obra maestra de Willie Colón y Héctor Lavoe, pertenece a esta segunda categoría. No fue simplemente un álbum estacional para aprovechar las ventas decembrinas; fue un manifiesto de identidad cultural que conectó el asfalto de Nueva York con las montañas de Puerto Rico, redefiniendo lo que significaba ser latino en la ciudad de los rascacielos.
A finales de los años sesenta, la salsa estaba en pleno hervor. Willie Colón, apodado "el Malo" por su imagen de gánster del Bronx, buscaba un sonido que lo diferenciara. La genialidad de este álbum fue añadir un elemento extraño al ecosistema musical latino en Nueva York: el cuatro puertorriqueño. Para ello, Colón reclutó a Yomo Toro, un virtuoso de las cuerdas que venía del mundo del bolero y la música típica. La mezcla era, en teoría, arriesgada: trombones agresivos y urbanos frente al sonido rural y bucólico del cuatro puertorriqueño, que evocaba al jíbaro o campesino de la isla. Sin embargo, desde los primeros acordes de Canto a Borinquen, quedó claro que la combinación era alquimia pura.

La voz del pueblo y el concepto de "asalto"
Si Willie Colón fue el arquitecto, Héctor Lavoe fue el alma de la obra. Héctor, nacido en Ponce, nunca perdió su esencia campesina. En este disco, Lavoe no solo canta, sino que conversa con su pueblo. Su interpretación en temas como Aires de navidad o Esta navidad, rescató las décimas y los aguinaldos puertorriqueños, géneros que muchos jóvenes neoyorquinos consideraban música de viejos.
El título mismo, Asalto navideño, hace referencia a la tradición boricua de la "parranda", donde un grupo de amigos llega de sorpresa a una casa a cantar y comer, lo que llaman "el asalto". La carátula del álbum, diseñada por Izzy Sanabria, reforzó esta narrativa con la ironía e irreverencia visuales de Colón y Lavoe vestidos de San Nicolás y duende, pero en un contexto de atracadores urbanos, uniendo la tradición navideña con la estética malandra que los había hecho famosos.
Aunque el disco es profundamente puertorriqueño, su mayor éxito fue La murga. Inspirada en los ritmos del carnaval panameño, esta canción demostró la capacidad de la dupla para ser panregional. Con su icónica frase de trombones y el cuatro de Yomo Toro imitando la cadencia de la murga panameña, el tema se convirtió en un clásico de la música latina que suena en las fiestas, sin importar la latitud geográfica ni la temporada del año.
El éxito fue tan rotundo que en 1973 publicaron el Vol. 2, donde consolidaron otros clásicos como La banda y Doña Santos. Sin embargo, más allá de las cifras, el legado de Asalto navideño es social. Logró que el latino se sintiera orgulloso de su origen campesino en medio del concreto de la gran ciudad. Este álbum es el ejemplo perfecto de cómo el arte puede ser comercialmente exitoso sin traicionar su raíz. No es solo un disco de navidad; es el mapa sonoro de una nación que no tiene fronteras, sino ritmos.

Kike Gavilán
