Un legado que perdura: la UCV recupera su esplendor arquitectónico

Más del 85 % de sus espacios han sido refaccionados respetando la esencia original

El campus universitario caraqueño ha sido restaurado casi en su totalidad, un éxito patrimonial que contrasta con la privatización ideológica del claustro.

12/12/25.- En el corazón de Caracas, entre murales, pasillos de concreto y jardines que son poesía hecha paisaje, se libra una batalla silenciosa, pero monumental, en la cual se rescata la esencia más especial de un patrimonio de la humanidad.

En una entrevista exclusiva para la sección “Cita con la Actualidad”, del diario Ciudad CCS, el Doctor Francisco Garcés, ingeniero civil, exalcalde del municipio Guaicaipuro, y en la actualidad encargado de la comisión presidencial para la recuperación de la Universidad Central de Venezuela (UCV), nos guio desde su experiencia sobre la importancia del rescate patrimonial, la evolución del movimiento estudiantil y los desafíos actuales de la universidad venezolana.

La conversación la inició explorando los cimientos de la perspectiva, y comenzó diciendo: “soy un observador externo, pero me siento más como un heredero al hablar de la UCV. Con la franqueza de quien ha vivido los pasillos desde adentro, como estudiante, espectador y ahora docente, comienzo mi reflexión reconociéndome como parte de una tradición militante. A la cual, de alguna manera, me siento obligado a respetar, todos los cuentos del Movimiento 80 me los conozco y siento como si hubiese estado viviéndolos. Es más, yo viví aquellos movimientos de diferencia, de partidos políticos tradicionales, donde priorizaban las reivindicaciones concretas de las comunidades. Todos esos movimientos de paz empezaron a trabajar con las reivindicaciones indígenas y a partir de ahí se conectaban con intereses superiores”.

— Hablando de esos movimientos, ¿qué diferencia hay entre los movimientos de los 80 y otros... con el movimiento estudiantil en la actualidad?

— Mi respuesta es un análisis estructural, contundente. Les puedo afirmar que el movimiento estudiantil en la actualidad en la UCV está muy tomado por la derecha y la ultraderecha.

Para explicar esto, no apelo a coyunturas, sino a un proyecto de cambio de la composición estudiantil ejecutado a través de sistemas de ingresos y pruebas internas que generaron una homogeneización socioeconómica. Es por ello, que se los ilustró con una cifra elocuente. En el año 2000, el 95 % de los estudiantes que ingresaban a la facultad de ingeniería, tenían 30 colegios de gente de carácter, una composición absolutamente eugenésica. Este proceso, facilitado por autoridades universitarias que, en su opinión, ejercieron un ejercicio político a favor de estos grupos, transformó radicalmente el panorama. Contrasta las asambleas masivas del pasado con la realidad actual y señala una drástica reducción del horizonte político: antes había un sentido de trabajo hacia los sectores populares, a la discusión de los problemas nacionales, mientras que hoy eso parece estar un tanto ausente. Como prueba de esta desconexión, tenemos la falta de pronunciamiento frente a amenazas cruciales, esto mencionando el plano actual dentro del país. Tenemos una amenaza militar evidente y no hay pronunciamiento de quienes deben representar a los estudiantes.

Garcés precisó que “en otra época, en la UCV, ya se hubiese formado un barullo con toda esta situación, hubiesen marchado contra lo de Palestina, de otros países que están agredidos. Ahí se ven los cambios en la actualidad. Este contraste entre un pasado de movilización nacional-internacionalista y un presente de aparente parálisis en reivindicaciones estrictamente locales, dibuja, desde su perspectiva, el retrato de una universidad cuya base estudiantil ha sido transformada y cuyo liderazgo actual responde a intereses y una sensibilidad política muy diferente a la que yo heredé”.

En gestiones a futuro, se planteará que la universidad debe salir a preguntar a las comunidades qué esperan de ella para redefinir su misión.

— En la actualidad también la UCV presenta un grave problema y es el profesorado que ha mermado ¿Desde su criterio, cómo percibe usted esta situación?

— Extiendo mi crítica de la homogeneización al claustro docente. Con describir una transición desde un pasado de pluralidad ideológica activa; antes podía haber diferentes profesores con diferentes ideologías políticas, ahora se describe un proceso sistemático de ingeniería institucional cuyo resultado es la erosión de la esencia universitaria: el debate plural y el pensamiento crítico. Este cambio no fue orgánico, sino el resultado de un mecanismo clave, el control de los concursos de ingreso y promoción. Ocasionando que sea muy difícil que alguien con una posición de izquierda o cercana a la Revolución Bolivariana sea aceptado, lo que genera una homogeneidad absoluta hacia una forma de pensamiento que no corresponde al pensamiento del país, porque el país es diverso.

El también docente de la UCV, refleja su análisis y deja claro que desde su experiencia no señala a ninguna tendencia política dominante, “porque todas describen mecanismos institucionales concretos que han llevado a la exclusión y a la erosión del pensamiento crítico. A través de la identificación del punto clave del proceso en el sistema de selección, he podido contrastar un pasado donde podía haber diferentes profesores con diferentes ideologías políticas, que era totalmente compartido con la realidad actual, donde los concursos se fueron haciendo para los cercanos”.

“Este cambio no es presentado como algo orgánico o casual, sino como una práctica establecida. La exclusión, afirma, opera de manera explícita, era muy difícil que alguien que tenga una posición plural, o sea de la izquierda, pueda ser aceptado dentro de los concursos o de los llamados a las docencias”, afirma Garcés.

El catedrático dice que según su criterio decisivo, en su experiencia, es la afinidad política y no solo el mérito académico el que prevalece. “Simplemente con saber que tenía simpatía, cercanía o inclusive que había trabajado con, era motivo suficiente para trancar las puertas. Ocasionando como resultado un circuito cerrado de reproducción ideológica, donde el acceso a la docencia está condicionado por la adhesión a un pensamiento único”, recalcó.

“Es por ello, que detallo que esta paradoja amarga, somete a la UCV, a un proceso de 'privatización ideológica'. Qué sentido tiene recuperar sus espacios físicos, si sus espacios de pensamiento, -según relata Garcés-, se han cercado para unos pocos que comparten una visión específica. Esto representa para mí un peligro mayor que el deterioro material: la pérdida de su función social como faro de pensamiento crítico y libre. Este proyecto de recuperación del patrimonio arquitectónico, concluye implícitamente, puesto que para mí será incompleta y hasta contradictoria si no va acompañada de una recuperación de la pluralidad y la libertad de cátedra, que son el verdadero cimiento de una universidad viva y útil a su tiempo”.

El reconocimiento de la UNESCO obliga al Estado a mantener los protocolos de preservación como compromiso internacional.

 

— Es de nuestro interés conocer sobre la labor que usted está cumpliendo, como encargado de esta comisión que está recuperando los espacios de la UCV ¿Cómo va ese proceso?

— Fíjense, este proyecto nació de una crisis extrema. Dentro de un estado de abandono sistémico que llevó a que espacios completos fueran inhabitables por fallas en servicios básicos, humedades invasivas y deterioro generalizado. El colapso de una sección de los pasillos ondulados en el área conocida como tierra de nadie fue el punto de inflexión que evidenció el riesgo inminente para la integridad estructural y la seguridad, catalizando una respuesta estatal de alto nivel. Esto convirtió una necesidad universitaria en una prioridad de seguridad nacional y preservación del patrimonio mundial. Es por ello, que mi persona, en compañía de los demás miembros del comité, estructuramos unas fases lógicas y abarcadoras, iniciando con un diagnóstico exhaustivo y una recuperación funcional urgente de sistemas eléctricos, hidrosanitarios y estructurales para devolver la operatividad básica, seguida de una restauración patrimonial, rigurosa, que implicó investigaciones históricas para identificar y replicar la paleta cromática original de Villanueva, de colores que yo, después de más de 30 años, no conocía.

Considero que, un aspecto clave del éxito fue el modelo de corresponsabilidad implementado, donde la Comisión Presidencial actuó como coordinadora, pero la evaluación técnica y supervisión recayó en profesionales y profesores de la propia UCV, quienes fungieron como inspectores de obra, estableciendo un diálogo permanente con las autoridades universitarias para priorizar obras, generando así un “ejemplo de unidad” y apropiación del proyecto.

El encargado de la comisión presidencial para la recuperación de la UCV, dice que desde su parecer, su punto de vista, el principal desafío técnico pendiente lo constituyen los pasillos ondulados, ya que estos presentan un problema de corrosión del acero de refuerzo, que requiere una solución de ingeniería patrimonial que sea estructuralmente segura, respete la autenticidad visual del diseño original y sea validada por expertos nacionales e internacionales, siguiendo un proceso metódico que incluyó un concurso internacional avalado por UNESCO y que ahora busca una solución desarrollada con las facultades de Ingeniería y Arquitectura de la “Casa que Vence las Sombras”.

“Su éxito en sí, se mide en un impacto multidimensional, material y funcional, al recuperar la plena operatividad académica, pedagógica y simbólica, al generar una nueva conciencia patrimonial, de gestión, al convertirse en un caso de estudio y referencia reconocido por el mundo; y nacional, al restituir a la ciudadanía un símbolo de la educación y cultura venezolana en condiciones óptimas, demostrando que es posible revertir décadas de deterioro con planificación, rigor técnico y colaboración, legando no solo un campus renovado, sino un protocolo validado para la preservación del patrimonio nacional”, destaca el catedrático en la conversación sostenido con un grupo de periodistas de Ciudad Caracas y la directora de este medio digital, Mercedes Chacín.

La restauración ha generado una "nueva conciencia patrimonial" dentro y fuera de la comunidad ucevista.

 

— Dentro de este proceso de recuperación, ¿Ha sentido usted que los ataques por parte del Gobierno de Estados Unidos (EEUU) influyen en el acceso de recursos y materiales para ejecutar este proyecto de restauración?, De ser así ¿Qué podemos esperar? ante la agresión militar.

— Tenemos años escuchando estas amenazas, ni siquiera son agresiones recientes, sino más bien la continuación de una lógica histórica de dominación, contextualizando así la crisis actual. Esos tales ataques, bloqueos y las sanciones, son las pistas que conecta todo. Durante el proceso en el cual vivimos, primero, nos golpea en lo concreto y diario, puesto que, producto de las sanciones, mucha gente portadora de ideas esenciales, se abstuvo, y algunos equipos o algunas piezas que necesitábamos se hizo difícil su consecución, eso sin contar que muchos de esos países no nos permitieron utilizar recursos para cosas que tienen que ver con Venezuela. Este bloqueo criminal, como le digo, es el que ha afectado al sector universitario, llevándose a nuestro talento y vaciando aulas. Pero esto va más allá de un problema logístico, es la continuación de una agresión de siglos, la agresión parte desde poco después que nosotros nos independizamos, y hoy no es un tema en contra del gobierno, es un tema en contra de la población venezolana.

Con el marco explicativo último, que contextualiza la agresión actual dentro de un patrón histórico de dominación, Garcés argumenta que la agresión parte desde poco después que nosotros nos independizamos, y que hoy en día no es un tema en contra del gobierno, es un tema en contra de la población venezolana. Desde esta perspectiva, Garcés construye su conclusión fundamental: "la magnitud de la amenaza exige una respuesta unificada que trascienda las divisiones internas, haciendo un llamado urgente a que todos deberíamos estar unidos en favor de hacer un frente común a quien pretende agredir a la patria", y extiende la invitación a esta convocatoria apelando a la solidaridad latinoamericana al alertar que el peligro "trasciende nuestras fronteras. Así, las sanciones y amenazas no son presentadas como un tema aislado, sino como el eje que articula la defensa del patrimonio recuperado con la defensa de la soberanía nacional, fundamentando la necesidad de una unidad patriótica como única respuesta viable".

— Teniendo en cuenta, a la comunidad ucevista ¿Cómo se maneja la relación entre la institución y su comunidad? Además de cómo ¿Se encuentra presente su apoyo durante las actividades de recuperación en las instalaciones de la UCV?

— En cuanto a, la relación universidad-sociedad, he sido testigo de que el estudiantado se encuentra desconectado, durante otras épocas pasadas el regocijo de ser parte de la UCV satisfacía a muchas personas. Hoy falta el llamado más activo desde la sociedad, a esto le agregamos la ruptura de la "dictadura de las redes sociales" que aleja a los jóvenes de la realidad circundante. Mi diagnóstico no se limita a señalar una falta de actividades de extensión, sino que identifica un quiebre cultural, metodológico y generacional. En la actualidad, existe formalmente la obligatoriedad del servicio comunitario, este se ha convertido, en muchos casos, en un trámite o en algo como filantrópico, como algo, digamos, caridad, periférico al eje central de la discusión académica. Es entonces donde, mi persona, indica que se encuentra la desconexión en conjunción de factores.

Con esto, el ingeniero se plantea una pregunta realista, ¿Qué propone la universidad a las personas en los barrios populares?, esto con la idea de criticar que las facultades no diseñan sus currículos en respuesta a demandas sociales apremiantes, tales como: formar ingenieros para la rehabilitación de infraestructura existente o médicos para el sistema público de salud primaria, a esto se le añade la falta de una propuesta concreta desde la universidad hacia la sociedad, y viceversa.

"Es como les digo, la dictadura de las redes sociales fomenta el individualismo y compite por la atención de los jóvenes, alejándolos del compromiso comunitario. Para resolver esta problemática, mi propuesta seria establecer un cambio de paradigma que supere el enfoque filantrópico o de 'servicio comunitario' como trámite. La solución radica en reestructurar el diálogo y la misión universitaria desde sus cimientos: en primer lugar, la universidad debe salir a preguntar de manera sistemática ¿qué se espera de la institución?, estableciendo mesas de trabajo permanentes con consejos comunales, asociaciones de productores y sistemas de salud pública para definir prioridades de investigación y formación. En segundo lugar, es imperativo una reforma curricular profunda que alinee las profesiones con los problemas nacionales concretos, formando sociólogos para los análisis de la organización comunal, médicos para la atención primaria en barrios, e ingenieros para la gestión del agua y la infraestructura local", resalta el catedrático ucevista.

"Finalmente, se requiere un llamado activo y bidireccional, la comunidad ucevista debe exigirle más a su universidad pública, y ésta al mismo tiempo debe crear mecanismos atractivos, como proyectos integradores, pasantías en territorio y la revitalización de la vida cultural y política en el campus para "romper preconceptos" y demostrar que el conocimiento cobra sentido cuando se pone al servicio de transformar la realidad. La reconciliación, por tanto, no es un acto de caridad, sino la reconstrucción de un contrato social donde la UCV deje de ser una isla para volver a ser la casa del pensamiento crítico al servicio del desarrollo nacional", recalca Garcés.

 

El proyecto priorizó primero la recuperación funcional de sistemas eléctricos, hidrosanitarios y estructurales.

 

El encargado de la comisión presidencial para la recuperación de la UCV, resalta que “Quien tiene la responsabilidad de abrir los espacios tiene que invitar a la gente. En la medida que tú conoces, te invitan a formar parte de este espacio, tú lo vas a querer más, lo vas a respetar y lo vas a disfrutar. Debemos representar lo nuestro, así como se sueña ir a la Capilla Sixtina, tienes que soñar en venir a la UCV, a empaparse del conocimiento y la belleza”.

— Considerando que el proceso de recuperación de la Ciudad Universitaria ha sido reconocido por la UNESCO como una “buena práctica”, ¿cómo cree usted que este aval internacional debe reformular las teorías internacionales que rodean al país?

— El reconocimiento de la UNESCO, que para nosotros es un honor y una validación fundamental del rigor técnico y patrimonial aplicado, debe servir precisamente como ese blindaje institucional y moral que trascienda los ciclos políticos y económicos. En lo concreto, este aval internacional implica, primero, una obligación reforzada del Estado venezolano de mantener los protocolos de preservación establecidos, ya que ahora son un compromiso ante el mundo, y debería traducirse en partidas presupuestarias protegidas y priorizadas para el mantenimiento preventivo; segundo, genera un mecanismo de veeduría y alerta temprana, tanto nacional como internacional, la comunidad universitaria, la sociedad civil y la propia UNESCO pueden monitorear el estado del patrimonio y exigir acciones ante señales de deterioro, haciendo más difícil que se repitan los años de abandono; tercero, abre puertas a cooperación técnica y financiera especializada de organismos y fondos internacionales para la conservación patrimonial, que, aunque compleja en el contexto de sanciones, establece una vía legítima y técnica para buscar apoyos. Finalmente, y quizás lo más importante, crea una conciencia ciudadana irreversible: cuando la gente internaliza que su campus es una “joya de la humanidad”, no solo un espacio local, se genera una defensa social activa. Por ello, este reconocimiento no es un diploma para colgar en la pared, sino una herramienta política y social para que nunca más, sin importar quién esté a cargo, se permita que este patrimonio común vuelva a estar en riesgo.

— Profesor Garcés, tras este monumental esfuerzo de recuperación patrimonial que usted detalla, surge una inquietud crucial hacia el futuro: ¿Quiénes serán los responsables directos de mantener en el tiempo este patrimonio restaurado, y qué mecanismos institucionales y financieros se garantizará para que no volvamos a un ciclo de deterioro?

— Buena pregunta, y es justo el núcleo de lo que hemos trabajado para evitar que esto sea un esfuerzo fugaz. La responsabilidad primera y fundamental recae en un esquema de corresponsabilidad institucional tripartita que hemos establecido. Por un lado, la Universidad Central de Venezuela, a través de sus autoridades rectorales, decanatos y la dirección de infraestructura, asume el rol de custodio operativo y de ejecutar el mantenimiento diario y preventivo, para lo cual se ha capacitado a su personal y se han transferido los protocolos técnicos específicos. Por otro lado, el Gobierno Nacional, a través del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria y de la Vicepresidencia de la República, mantiene un compromiso de financiamiento estratégico para las intervenciones mayores, la reposición de equipos especializados y la restauración de obras de arte, un apoyo que ha sido formalizado y que consideramos sostenido porque se entiende que la UCV es un patrimonio de toda la nación. Y en tercer lugar, está el pueblo venezolano, representado en sus organizaciones comunitarias, los usuarios del campus y la sociedad civil organizada, cuyo rol es el de veedor y promotor cultural, usando y disfrutando los espacios con respeto, denunciando negligencia y apropiándose del sitio como propio.

El mejor mecanismo que podemos usar es la conservación de nuestro patrimonio, respaldado por la UNESCO. La sostenibilidad, entonces, no depende de una sola persona o gobierno, sino de un sistema institucionalizado, transparente y con control social, que transforme la restauración en una política de Estado permanente para las próximas generaciones.

El diálogo sostenido con el profesor Francisco Garcés deja al descubierto una dualidad poderosa que define a la UCV de hoy. Por un lado, se erige un patrimonio material rescatado, un testimonio tangible de lo que puede lograr la voluntad colectiva frente al deterioro y la adversidad. Por el otro, persiste un patrimonio inmaterial en riesgo: la memoria de una universidad insurgente y conectada con su pueblo, y el ideal de un claustro como espacio de debate plural y motor de soluciones nacionales. El relato de Garcés, puente entre generaciones, no es solo una crónica de la restauración de un ícono arquitectónico, sino una hoja de ruta crítica para la reconstrucción de su alma. El desafío que plantea es claro: después de salvar las paredes y los pasillos, ¿estará la comunidad universitaria dispuesta a salvar su propia razón de ser? El futuro de la casa de estudios que forjó a la República podría depender de su capacidad para responder, desde la diversidad de pensamiento, a las preguntas urgentes del país que la rodea.

Biografía mínima

Francisco Garcés es un ingeniero civil, profesor universitario y político venezolano, cuya carrera pública se desarrolló principalmente en el estado Miranda. Fue ministro de Transporte entre 2010 y 2011, pero se destacó como alcalde del municipio Guaicaipuro, Los Teques, donde centró su gestión en obras de infraestructura y desarrollo urbano; también fue secretario de Transporte de la Gobernación de Miranda y presidente del Metro. Actualmente, es reconocido por su liderazgo técnico en la Comisión Presidencial para la Recuperación de la UCV, donde ha coordinado la restauración integral del campus patrimonial. Docente de la misma universidad, combina su experiencia en infraestructura con una visión crítica de la vida universitaria, heredada de su participación en los movimientos estudiantiles de los años 80. Su trabajo simboliza el compromiso con la obra pública, el patrimonio nacional y la educación.

CIUDAD CCS / ARIADNA RIVERA / FOTOGRAFÍAS: JAVIER CAMPOS

 


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