Rostro de mujer | Contra el cáncer

Una actitud positiva ayuda a sanar

13/12/2025.- El cáncer de mama es el principal desafío para la salud de las mujeres en el mundo. Más que una fría estadística, es un tema que exige una profunda reflexión para intensificar la investigación y acelerar el descubrimiento de su cura. Por otro lado, los pacientes ya diagnosticados buscan, en su proceso de superación, un profundo cambio de actitud a través de la oración, ejercicios espirituales y principios cristianos. Así logran el poder para afrontar y superar la enfermedad.

Se sabe que el cáncer de mama es el tipo más frecuente y la segunda causa de muerte en América Latina. Además, una proporción significativamente mayor de mujeres latinas (32%) es diagnosticada antes de los cincuenta años.

Para compartir vivencias sobre la superación de este flagelo, Rostro de mujer contactó a Beatriz Pineda, una sobreviviente que compartió su conmovedor testimonio de vida, marcado por la unión familiar, la dedicación profesional y, sobre todo, una asombrosa fortaleza frente a la adversidad.

Proviene de una familia muy unida. Sus padres estuvieron casados por 68 años. Académicamente, estudió un TSU en Administración, continuó con la licenciatura y realizó un componente docente en el Pedagógico de Caracas. Su juventud fue "muy hermosa", sellada por la felicidad de una infancia plena, la confianza de su madre. Con sus primos mantuvo mucha cercanía y compartió reuniones y viajes a la playa.

A los 23 años, Beatriz conoció a su esposo, con quien hoy celebra 38 años de matrimonio. Fruto de esta relación, nacieron sus dos hijos, de 35 y 23 años, en un hogar basado en la amistad, el amor y el respeto mutuo.

Su vida laboral ha sido constante, desde sus inicios en una entidad financiera a los diecisiete años. Siempre se ha desempeñado en el área administrativa, abarcando cobros y contabilidad.

Beatriz relató que, a raíz de la angustia por la partida de su hijo a otra nación, su cuerpo comenzó a manifestar síntomas. En 2019, sintió una protuberancia en la mama derecha. Tras la preocupación de su prima, acudió al médico, quien ordenó una mamografía y un eco mamario. Los resultados fueron contundentes, mostrando una masa que posteriormente extrajeron y llevaron a la biopsia.

El diagnóstico llegó en medio de un período familiar difícil, por el fallecimiento de su hermano y, poco después, el de su madre. Además, tenía a su padre, a quien había traído a vivir con ella y al que no quería preocupar con su enfermedad.

Al día siguiente de su diagnóstico médico, se enfocó y se incentivó. Su prioridad era apoyar a su familia. Tras ser remitida a cirugía, fue intervenida con prontitud. La operación fue exitosa. Le extrajeron también dos ganglios axilares, que afortunadamente resultaron negativos. Para proteger a su padre, le dijo que solo le habían sacado "una pepita de aceituna".

Beatriz decidió enfrentar la enfermedad con una firmeza inquebrantable, concibiéndola como una misión que debía superar.

Yo tomé esa enfermedad con entereza. Se tiene que enfrentar, no tenerle miedo, estar convencida de que lo que tú haces en esta vida es para cumplir una misión, así que me dije: "Esto no me va a llevar (...) Saldré de esto. Mis hijos me necesitan", y me repetí: "No me iré por una enfermedad, sino cuando cumpla mi propósito en la tierra".

Seis semanas después de la operación, inició las radiaciones. No requirió quimioterapia.

Según relató a Rostro de mujer, lo más importante en su proceso fue la compañía de su familia, especialmente la de su esposo, quien le brindó una fortaleza "que no tiene precio".

Hoy es paciente del Hospital Oncológico Padre Machado, una institución que valora y a la que le atribuye el haberle salvado la vida. En la actualidad, sigue en control médico, asistiendo dos veces al año y tomando un medicamento que deberá consumir por un largo período de tiempo.

"Sigo haciendo mi vida. Claro, me cuido en mi alimentación, no bebo y no me trasnocho. Me gusta trabajar y sentirme útil". Al ser consultada sobre lo que le falta por lograr, indicó: "Desearía aprender a conducir y a nadar. Son metas que están presentes y debo superarlas".

Exhortó a las mujeres que están pasando por el flagelo del cáncer de mama a que

... no vean la enfermedad como una barrera inalcanzable. Nosotras somos del tamaño del compromiso que se nos presenta y todo lo podemos de la mano con Dios. Siento que si se tiene fe, se va a lograr. Cuando quiero hacer algo, pero no puedo, digo una frase: el tiempo de Dios es perfecto y alcanza para todo. Sí se puede, porque los límites se los pone uno y el límite es el cielo.

Su voz y su experiencia no solo son un testimonio personal, sino un llamado a la acción y un regalo de aliento para todas las mujeres. Ella es la encarnación de que es posible transitar el dolor y emerger transformada, más fuerte, más sabia y, sobre todo, con un sentido de valoración de la vida que antes no poseía.

Beatriz Pineda, la invencible voluntad de vivir

 

Nirman García Berbeo

Facebook e Instagram: @rostrodemujer1


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