Xin cháo | Trump como Nixon en Navidad

En la historia de la humanidad

no ha existido una nación que ocupara

una superioridad absoluta en armas

como Estados Unidos respecto a Vietnam.

Richard Nixon

 

12/12/2025.- Más parecido no puede ser el zaperoco que vivieron los estadounidenses durante el mandato del californiano Richard Nixon en plena Navidad de 1972, similar a lo que ocurre ahora durante la gestión del neoyorquino Donald Trump, como inquilino de la Casa Blanca, en solo 11 meses de ser electo por segunda vez. Y es que hace 53 años, aunque parezca que fue ayer, sobre todo por protestas que recorren por estos días las calles de las principales ciudades estadounidenses, desde la California de Nixon hasta la bulliciosa Nueva York, que recientemente votó contra los republicanos de Trump para poner al frente del gobierno local a un joven militante demócrata que no esconde su ascendencia musulmana, llamado Zohran Mandami, lo cual mostró una vez más la crisis por la cual transita el país del norte, gracias al trumpismo.

Así es la realidad, como sucediera aquel diciembre de 1972, cuando Nixon y su carnal Kissinger armaban la tramoya con la pretensión de distraer al primer ministro de la República Democrática de Vietnam (RDV), Pham Van Dong, con el cuento de la paz, mientras que alistaban desde Washington la famosa Operación Linebacker II, con la intención de desaparecer del mapa indochino a Hanoi, la capital vietnamita, y a la importante ciudad portuaria del norte, Hai Phong.

A pesar de la masiva presión del movimiento estudiantil y de los veteranos de guerra que retornaban de Vietnam entre los años 60 y 70, la llave Nixon-Kissinger hizo lo imposible por convencer a los estadounidenses de que estaban trabajando por la paz en Vietnam y que, en cuestión de días, miles de soldados regresarían a sus hogares para disfrutar las Navidades de 1972 en familia; tal cual, 53 años despúes, el magnate de turno asegura que está luchando por acabar con los carteles de la droga “que se han apoderado del mar Caribe”, mientras los mayores cargamentos de sustancias ilícitas entran campantes por lo puertos estadounidenses a través del océano Pacífico; sin embargo, la zona caribeña se encuentra bajo el asedio de numerosas embarcaciones militares ultramodernas que han asesinado a más de 80 pescadores, señalados por Trump y su carnal Marco Rubio como narcotraficantes, aunque no muestran pruebas de tal señalamiento, a la vez que amenazan con invadir a Venezuela y también a Colombia.

Envalentonado, el catire neoyorquino y su comparsa, ignoran de esa forma la historia de los pueblos caribeños, que hace más de 500 años vencieron y sacaron de la región a los poderosos ejércitos invasores, como lo reconociera el famoso jefe militar español Pablo Morillo, tras salir con las tablas en la cabeza de las tierras suramericanas.

Un recuerdo para Trump

Desde seis aeropuertos de Tailandia, los más cercanos del norte de Vietnam: Udon, Ubon, Tacli, Korat, Nakhon, Phanom, y los portaviones Enterprise, América, Ranger, Kitty Hawk, Oriskany y Saratoga, estacionados en Station Yankee del Mar Oriental; todo estaba listo para el gran festín alistado por Nixon.

El 14 de diciembre, Nixon había ordenado minar todos los puertos y desembocaduras del norte vietnamita, mientras los barcos de guerra debían lanzar miles de torpedos contra las costas norteñas, y que los pilotos estratégicos en Guam y Utapao se alistaran para conducir los gigantescos B-52 el 18 de diciembre con la mira puesta sobre Hanoi. En esa misma tarde de aquel 18 decembrino, el asesor vietnamita Le Duc Thu arribaba al aeropuerto de Gia Lam, cuando caían las primeras bombas de los B-52.

Afirma Luu Trong Lan, autor del libro La batalla de Dien Bien Phu en el cielo, que si Nixon no hubiese traicionado los acuerdos de octubre ni ordenado bombardear Hanoi y Hai Phong con los aviones B-52, pudo haber sufrido una derrota con honor y no la más trágica, como la del 29 de diciembre de 1972.

Si no se acepta o no se cree que las fuerzas de los pueblos son capaces de vencer a potencias como la de España, que desapareció a más de 90 millones de habitantes originarios en América hace más de 500 años, entonces no se puede entender cómo el aparataje brutal de Francia, Japón y Estados Unidos debieron abandonar, cabeza gacha, la indomable Vietnam de Hồ Chí Minh y Võ Nguyên Giáp.

En el caso que nos ocupa, EE. UU. lanzó sobre Vietnam 193 bombarderos B-52 de los 400 que tenían en sus hangares y, a pesar de que ejecutaron 663 ataques con esos gigantescos aparatos, perdieron bajo el cielo vietnamita 38 superaparatos voladores durante aquellos días navideños.

Alrededor de un tercio de las naves tácticas gringas (1.077 de 3.041) realizaron durante los 12 días de ataques en aquella Navidad 3.920 descargas. Además, se debe agregar que 50 aparatos de suministro de combustible en el espacio aéreo y una gran cantidad de aviones de servicio, como los que provocan interferencias electrónicas, los de reconocimientos con o sin pilotos de planos bajos, altos y las naves de dirección, guía, enlace y salvamentos.

Solo la cantidad de aparatos tácticos utilizados por los gringos era igual a la suma de la fuerza de los dos países más poderosos de Europa para entonces, como Gran Bretaña (600 aviones) y Alemania, con 500 aparatos.

Aquellos 12 días y 12 noches resultaron suficientes para que la modesta aviación y artillería vietnamita hiciera temblar a los imperios, tras derribar buena parte de las máquinas aéreas más sofisticadas de aquella época.

Con la mayoría de la población refugiada en las montañas cercanas, Hanoi y Hai Phong fueron defendidas por tres regimientos interceptores de la fuerza aérea yanqui. La resistencia local, bajo el mando del general Võ Nguyên Giáp, contó con aviones rusos MIG-17, MIG-19 y MIG-21, cuatro regimientos y 8 batallones de artillería antiaérea, además de 356 unidades de ametralladoras y armamento de la milicia local y grupos de autodefensa.

Después de batallar doce días y doce noches sin chance para el descanso, los pequeños guerreros y guerreras de la bravía Vietnam dieron cuenta de 81 aparatos aéreos de los más sofisticados del momento, encabezados por 34 superbombarderos de 230 toneladas B-52 y 5 cazas de primera línea F-111, con experimentados pilotos incluidos, que por tres años se convirtieron en inquilinos de la famosa cárcel Hoa Lo de Hanoi, a la cual muchos regresaron de visitantes para expresar su agradecimiento por el buen trato recibido. Hoa Lo es hoy uno de los museos más visitados de la ciudad y muchos de los objetos han sido donados por los hoy expilotos estadounidenses. Irónicamente, Hoa Loa fue bautizada por los mismos pilotos estadounidenses con el nombre de Hanoi Hilton, por el buen trato que recibieron en ese lugar. Hoa Lo, durante la invasión francesa, fue uno de los peores recintos de tortura, igual que las mazmorras de las islas de Con Dao y Phu Quoc, ubicadas al sur de Vietnam, constituidos hoy en los espacios más visitados por los turistas nacionales y extranjeros.

Ángel Bastidas G.

Consultas:

  • Luu Trong Lan (2004). La batalla de Dien Bien Phu en el cielo. Ed. Thế Giới.
  • Nguyen Huy Toan (2010). Vietnam, guerra de liberación (1945-1975). Ed. Thế Giớii.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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