Plaza Morelos | "El virus"

07/12/2025.- Fue en diciembre de 2019 cuando se reportaron en Wuhan, China, los primeros casos de una nueva enfermedad. Muy poco tiempo después, en marzo de 2020, el mundo entero se paralizó ante la pandemia global desatada, sus efectos en todos los ámbitos aún no podemos vislumbrarlos con claridad.

No fue la primera epidemia amenazadora del presente siglo, aunque haya sido la más importante. Algunas de las anteriores fueron el SARS, el ébola y la gripe AH1N1. Particularmente, la epidemia de influenza conocida como AH1N1 fue una especie de aviso, de adelanto de lo que vendría después con el covid. Aunque el primer caso se reportó en Estados Unidos, fue México en marzo de 2009 el lugar donde el contagio cundió al punto que obligó al Gobierno a decretar medidas extremas por un par de meses: cierre de escuelas, suspensión de espectáculos públicos, partidos de fútbol a puerta cerrada y sin espectadores, suspensión de misas y otras ceremonias religiosas, compras de pánico, uso obligatorio de cubre bocas (careta) que eran distribuidos por millares de soldados desplegados por las calles, uso constante del gel de alcohol para sanitizarse las manos… todo lo que vimos con la cuarentena sin fin, iniciada en 2020, pero en una escala más pequeña, más corta, menos mortífera, menos extendida a otros países y con menos repercusiones en la sociedad.

La pandemia de covid afectó a la humanidad entera, atrapó la atención y la imaginación, algo aterrada, de millones de personas, y se pueden contar por cientos o miles los libros escritos durante ella, inspirados en ella o que tratan de ella directamente. Sin embargo, es muy poco, prácticamente nada, lo que se escribió sobre la menos fatal pandemia de AH1N1 de 2009 en México, incluso entre los mexicanos es notorio que prácticamente no se escribió sobre ella. Por eso sorprende que uno de los pocos libros sobre el tema no se haya escrito en el país que fue su epicentro, sino precisamente en Venezuela.

Muy lejos de la ciudad de México, la epidemia de AH1N1 llamó la atención de un profesor de liceo de física, jubilado ya, en el lejano pueblo de Tucupita, en el estado Delta Amacuro, Juan José Jaramillo, que además de docente es cronista no oficial de ese pueblo. El profesor Jaramillo publicó en 2010 un relato titulado El virus, que vio la luz gracias al noble proyecto del Sistema Nacional de Imprentas del Ministerio de la Cultura del Gobierno Bolivariano, el cual democratizó el acceso a la imprenta y permitió a muchas personas en todo el país ver publicadas sus obras.

En esta pequeña novela, el autor nos relata un origen ficticio del virus, los intereses de los factores de poder que impidieron una respuesta rápida, el estallido de la pandemia y la lucha por encontrar una vacuna. El autor retrata bien los intereses geopolíticos que se juegan en una situación de emergencia como esa, la compleja relación de México con su vecino del norte y la precaria condición de los mexicanos migrantes, pues, en su relato, fueron los trabajadores mexicanos quienes primero se contagiaron por un accidente en un laboratorio. Se trata de una obra que combina hechos y datos reales con la ficción, en una tensión que, a mi parecer, a veces se inclina excesivamente hacia la exposición didáctica de información sobre el virus y sus mutaciones, es decir, que por momentos la vocación de profesor Juan José Jaramillo y su afán pedagógico superaron su impulso como narrador. Sin embargo, a mi juicio, el mayor mérito del libro es su carácter visionario. En 2009, la epidemia de influenza no llamó la atención de los escritores, ni siquiera en México; como decíamos antes. Pero el profesor Jaramillo consideró que era un asunto que valía la pena tratar. Y a la vuelta de muy pocos años, una pandemia parecida se convirtió en el objeto de reflexión y motivo de inspiración casi único de innumerables plumas en todo el mundo. En ese sentido, el profesor Jaramillo es un adelantado a su tiempo.

Concibo como parte de mis tareas rastrear cada obra, cada historia, cada edificio, monumento o melodía que sea testimonio de la amistad entre México y Venezuela, como un buzo que busca perlas, y este libro fue particularmente conmovedor no solamente porque trata de México en un momento difícil de nuestra historia reciente, sino también porque el autor lo dedica “Al pueblo mexicano” y su lucha por salir delante de esa situación.

No sé de cuántos ejemplares fue el tiraje pero estamos conscientes de que fue pequeño. Ignoro si alguno de esos ejemplares llegó a México o a manos de un lector mexicano antes de mí, pero para cualquier compatriota sería una sorpresa y un hermoso regalo saber que en un poblado del oriente venezolano alguien escribió un libro que le dedica a nuestro pueblo como un gesto de solidaridad en momentos oscuros, como un gesto de hermandad enorme, auténtico y sincero, cálido como un abrazo. Con estas líneas le digo al profesor Jaramillo que en nombre del pueblo de México acuso de recibo y le devuelvo un abrazo y las más sinceras muestras de amistad.

Ismael Hernández

 

 


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