Vitrina de nimiedades | Resignificar el bloqueo para defender la paz
06/12/2025.- Esta semana se celebró por primera vez el Día contra las Medidas Coercitivas Unilaterales (MCU). No faltará quien piense que esta fecha se sumará a la larga lista de efemérides que intentan avivar la memoria colectiva, donde solo destacan aquellas de mayor valor según nuestra cultura e intereses. Sin embargo, el carácter novedoso de esta conmemoración puede ser una oportunidad para crear un movimiento de conciencia más amplio ante una de las políticas extorsivas más dañinas que existen y que, sin necesidad de lanzar una sola bomba, puede causar estragos comparables con una guerra.
En el campo diplomático, la conmemoración de la efeméride incluyó una reunión oficiosa en la Asamblea General de Naciones Unidas. Allí, el Grupo de Amigos de la Carta de la ONU propuso el nombramiento de un asesor especial sobre las MCU, que debe evaluar los impactos de estas acciones y garantizar respuestas eficaces del Sistema de la ONU, entre otras tareas para conocer el efecto real de estos mecanismos. Esta figura jugaría un papel clave para ampliar la conciencia sobre el daño provocado por estas acciones, que afectan a 31 países en el mundo. En esa tarea, sin embargo, ya existen actores movilizados para construir un relato enfocado en dichas consecuencias, entre ellos, la relatora especial sobre las MCU, Alena Douhan.
Mientras el sistema multilateral se plantea nuevas aproximaciones, agrupaciones sociales, investigadores y expertos también han aportado datos sobre el impacto en mujeres, sistemas de salud, economía, trabajo y otras áreas sensibles. El problema, como ha dicho la propia Douhan, es la falta de criterios unificados para poder sistematizar y estudiar las consecuencias con estándares que no solo ofrezcan una radiografía del problema, sino también soluciones factibles y eficaces en todos los ámbitos posibles.
Poner orden en los datos sobre las MCU es fundamental para poder construir una memoria colectiva sobre este fenómeno. Lo que no se registra y cuenta, simplemente, no existe. En ese sentido, Cuba ofrece un ejemplo con un informe anual, donde documenta las consecuencias del bloqueo que afronta desde hace más de 60 años. El más reciente, que va de marzo de 2024 a mayo de 2025, procura llevar a la cotidianidad el precio que paga el pueblo del país caribeño por las políticas imperiales. Dos días de bloqueo, por ejemplo, equivalen al costo del mantenimiento anual del transporte público, unos 40 millones de dólares.
Venezuela también impulsa un modelo de construcción de memoria a través del Observatorio Antibloqueo, instancia que ha aportado herramientas como el Mapa Geopolítico de Sanciones. Gracias a este instrumento, sabemos que hasta ahora se han impuesto 37.701 MCU contra 31 naciones por parte de EE.UU., la Unión Europea y otros Estados. Conocemos, además, que Rusia, Irán y Venezuela son, en ese orden, los países con más medidas en su contra.
Cuando ponemos en una nueva dimensión este panorama, entendemos que es necesario construir una nueva visión sobre el bloqueo como arma de guerra. Lo que no han logrado con el daño económico y social pretende lograrse por la vía bélica. Hacia eso apunta el despliegue militar en el mar Caribe, una amenaza regional que demanda, mucho más que antes, una sólida conciencia colectiva. La memoria colectiva es nuestro mayor escudo de paz.
Rosa E. Pellegrino

