Memorias de un escuálido en decadencia | Citgo

05/12/2025.- ¡Lo logramos! Después de luchar a brazo partido, logramos arrancarle Citgo a la dictadura y lo pudimos vender para evitar que el grupo de siempre se lo terminara de robar. Esta acción, en el futuro, será reconocida como una conquista más de nosotros, la gente decente y pensante de lo que queda de país. Y hay que nombrar a los héroes que participaron en esta batalla: Juan Guaidó, Carlos Vecchio, Dinorah Figuera, Horacio Medina y José Ignacio Hernández, “los principales cabecillas”, como los calificó el presidente de la Asamblea Nacional ilegítima que funciona en Venezuela. También es verdad que allí propusieron quitarle la nacionalidad a estos héroes, pero eso los encumbra más como líderes y honestos luchadores en defensa de la patria. Dicen que son más de 300 personas las que están metidas en esta batalla económica por la liberación del país; a todos ellos queremos felicitarlos y enviarles un abrazo fuerte y solidario para decirles que estamos con Citgo siempre. Esa misma Asamblea Nacional ilegítima declaró que es “nula” la venta de Citgo, la empresa que le arrancamos de las manos a la dictadura, pero eso nos llena de más valor para continuar en la lucha. Aseguran también, desde la AN ilegítima, que en la Asamblea Nacional, la nuestra, la propia, se aprobaron 14 millones de dólares para repartírselos entre los diputados heroicos que la componen; si eso es cierto, felicitamos a la compañera presidenta Dinorah Figuera, quien ha sabido empinarse por encima de odios y pequeñeces y nos ha demostrado cada día su valor, su altísimo valor. Es justo también decirles que nos envíen algo a nosotros, que somos los que estamos aquí dando la cara y la vida frente a la dictadura, mientras ustedes están por allá, entregados a la lucha y cobrando bien caro esas luchas, pero nosotros también merecemos algo, así que, por favor, tiren algo para este lado, porque uno sabe que la lucha es cruel y es mucha, y eso no es gratis. No se olviden de que uno está tan solo en su dolor…

Mientras, lo que queda de país está a la espera de que el compañero Trump se decida de una vez y para siempre a hacer lo que todos esperamos que haga, ustedes escogieron un buen momento para robarse, perdón, para vender Citgo. Se nota que saben muy bien cómo aprovechar los momentos. Ahora el compañero Trump dice que viene por tierra; por lo visto ha fracasado por aire y mar, y ahora nos amenaza con venir como Colón y Rodrigo de Triana, es decir, gritando: ¡Tierra, tierra! Y ojalá sea pronto, porque ya son más de 22 semanas que estamos en esta espera, y son muchos los compañeros que no soportan el estrés postraumático que están padeciendo desde hace días. Se nota que nuestro primer combatiente, es decir, Trump, está tratando de legalizar una intervención, porque el respeto al derecho internacional es lo más importante para nosotros, pero todos sus argumentos se le han caído cuesta abajo en su rodada. Esa vaina del Tren de Aragua invadiendo EE. UU. no nos la creímos ni nosotros, que creemos todo tipo de vainas que nos dicen contra la dictadura. Después se vino con el cuento de las drogas, y mucho menos; aquí eso se fuma y se inyecta y se aspira poco. Después se vino con el Cartel de los Soles, y la gente se ríe, porque esa vaina tampoco se ha demostrado un carajo, es decir, que hasta ahora no hay argumentos serios, verificables, para legalizar una buena invasión o intervención, porque nosotros somos así, hacemos las vainas con argumentos. Ahí está, por ejemplo, la invasión a Irak se hizo porque decían que tenían armas de destrucción masiva, y después que lo invadimos y acabamos con todo y matamos a un gentío, se descubrió que no había un carajo de armas de destrucción masiva, pero ya el país era nuestro, y eso es lo más importante.

El papá de Margot llegó diciendo: “Esos carajos vendieron Citgo por 12 millones de dólares, una vaina que valía más de 30 millones. Se nota que están agarrando aunque sea fallo porque saben que pronto los pueden joder. Ellos allá llenándose, robando a manos llenas, y nosotros aquí pelando bolas y defendiéndolos. Unos carajos que son insoportables y que no los quiere nadie. Dígame ese Carlos Vecchio, y el Horacio Medina y el abogado José Ignacio Hernández, no me jodan, esos son unos ladrones en el buen sentido de la palabra. En cambio, Guaidó, por lo menos, es un luchador fracasado”. Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina salió gritando: “No te dieron tu parte del robo de Citgo, muérgano”.

—Soy el testimonio más fiel de mi país en guerra —me declama Margot.

Roberto Malaver


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