Cine para llevar | Frankenstein (Netflix, 2025)

Una versión de un clásico con una perspectiva nueva

28/11/2025.- ¿Estás dispuesto a seguir siendo una buena persona en un mundo donde te acechan los villanos? Esa es una de las preguntas fundamentales que parece hacernos Guillermo del Toro en su versión de Frankenstein, clásico de Mary Shelley, publicado en 1818.

Esta versión fílmica cuenta la historia del libro: un hombre de ciencia juega a ser Dios y genera circunstancias inesperadas. Sin embargo, el director mexicano le otorga una nueva perspectiva a la original, modificando algunos elementos del argumento, además de otorgarle una visión renovada.

Guillermo del Toro no se conforma con adaptar el libro en la pantalla grande tal y como lo recibe de la autora; él se encarga de interpretarlo y darle su propio sentido. En su particular forma de ver el mundo no hay lugar para clichés ni frivolidades. El director es profundo en sus apreciaciones y reflexiona en la cinta sobre el bien y el mal, la incidencia del entorno en el comportamiento humano, la soledad, el perdón, la ira y la necesidad del amor en la vida cotidiana.

En el largometraje, la criatura (Jacob Elordi) no es lo que parece. El “diferente”, el “raro”, el “monstruo” termina siendo más racional, honesto, justo y bondadoso que aquellos que se supone deberían serlo. Guillermo del Toro en casi todas sus películas plantea directa e indirectamente que, a diferencia de la belleza física, la del alma no puede maquillarse, y llega a ser la más relevante, pues de ella dependen las acciones que acometemos todos los días. Al director mexicano le encanta mostrar el verdadero rostro de los “monstruos”, quienes poseen una belleza imperceptible a primera vista.

En la cinta, que dura más de dos horas, la “fealdad” del protagonista contrasta con su ingenuidad en un mundo que nunca ha sido ni bueno ni ingenuo y donde tener comportamientos deleznables es más fácil de lo que parece.

En ese aspecto ahonda la cinta, en mostrarnos cómo la maldad y el egoísmo van de la mano y no necesariamente pueden ser ejecutadas en situaciones dramáticas. Hacer daño es más cotidiano de lo que parece.

Un ego desmedido puede destruir imperios enteros; los hombres que siguen sus ideas, solo pensando en su propio beneficio, sin medir las consecuencias de sus actos, destruyen, hieren, perjudican sus propias vidas y las del resto.

A veces los motivos no son malvados; bien dicen que “de buenas intenciones está lleno el infierno”; muchas veces las causas más elevadas terminan pervirtiéndose.

Víctor Frankenstein (Oscar Isaac) es el encargado de materializar el caos en su vida y el de su entorno para satisfacer sus caprichos y pasiones; toma decisiones equivocadas que lo llevarán a vivir situaciones extremas y a generar múltiples tragedias involuntariamente.

En Frankenstein, Víctor no conoce los límites morales. Desde el comienzo de la película, su comportamiento cruel y prepotente genera aversión. A pesar de ser uno de los héroes, ¿terminará siendo un villano de esta historia?

Esta es otra pregunta que te acompañará hasta el final. En la cinta, los personajes tienen roles complejos; nada es blanco o negro. En este sentido, las circunstancias de las que somos testigos en el largometraje son una oportunidad para tratar de entender que cuando hablamos de seres humanos es muy difícil llegar a una sola conclusión; toda verdad tiene matices y oculta una (o varias) mentiras.

No siendo una cinta sosa y mucho menos superficial, sorprendentemente la película está muy lejos de tener una visión oscura o pesimista de la vida, tal como sucede en el libro. Es una inyección de optimismo y vitalidad, pero desde la óptica de seres que se encuentran en los únicos lugares donde ambos elementos son mucho más visibles: en la oscuridad del corazón humano, en la desesperanza y la muerte. Se aprecia más la vida cuando se teme perderla.

A diferencia de Mary Shelley, Guillermo del Toro termina filmando una cinta que es una invitación a seguir adelante pase lo que pase y caiga quien caiga. Una película que reivindica la travesía de los seres humanos hacia el autodescubrimiento y la necesidad de buscar la libertad como fin último de la vida, además del camino más corto hacia el amor por los demás y por sí mismo.

Luisa Ugueto Liendo

Instagram: @luisauguetoliendo

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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