Memorias de un escuálido en decadencia | Diálogo
28/11/2025.- ¡Hablar es perder el tiempo, compañero Trump! Usted se deja de vainas y se viene con todo. Déjese de pendejadas de querer hablar con el dictador. Usted ha demostrado que es un macho. Para eso están los videos en la isla del compañero Epstein, para que sepan todos que usted se las trae y se las lleva cuando le da la gana. Así que no hay tiempo sino para invadir y más nada. Usted, compañero, ha enviado al mar Caribe más de 15 mil marines, según dicen los diarios. Y sin importarle un carajo el derecho internacional. Hay por ahí barcos y submarinos atómicos, y para que se arrechen más, mandó el portaaviones Gerard Ford, y ese mar Caribe está infectado de todo tipo de barcos y submarinos y portaaviones que usted ha enviado, y hasta ahora lo único que ha hecho es acabar con unas miserables lanchas y asesinar a más de 80 pescadores, mientras tanto, nosotros, que ya nos estamos arrechando ante tanta espera, seguimos viendo al dictador bailando y diciendo que hay que echarle bolas, y sacó la espada de Bolívar en una manifestación diciendo que se cumplían 200 años de la entrega en Perú de esa espada; no compañero Trump, eso es puro discurso y simbolismo, y usted tiene el poder para acabar con todo y no se decide. Y ahora nos sale con ese cuentecito de que el dictador quiere hablar y yo estoy dispuesto a escuchar, y si podemos salvar vidas por las buenas, mejor. No, compañero, la vaina no es así. La vaina es que usted dice: "Listos, preparen, y al carajo los enfermos".
Usted que no quiere invadir y nosotros que no sabemos si la compañera premiada se fue, se fue, se fue a buscar su premio. No es serio este cementerio. Primero nos dijo que nos fuéramos a la clandestinidad, y aquí quedamos pocos, y ahora no sabemos a quién pararle bolas; hasta el compañero Ismael —Talanquera— García apareció por allí diciendo que este diciembre va a comer hallacas sin el dictador y con María —Súmate— Machado. Pobrecito. Ese pendejo todavía sigue creyendo que a los ricos les gusta invitar a marginales a comer hallacas. Hay incertidumbre, compañero Trump. Y es verdad, así no se puede hacer un carajo, porque uno no sabe de dónde coño salta el que nos puede echar una vaina. Ahí está, por ejemplo, el diputado suplente de la compañera premiada; ese carajo ahora es ministro de Educación Superior, una pendejada, así de mal estará esta dictadura que puso a ese carajo allí, y seguro que lo ven con una cara de infiltrado de padre y señor mío. Son las vainas que a uno lo confunden porque nadie nos dice cuál es el camino. No hay un plan. No hay un acuerdo. Un concepto generador. Una vaina digna de nosotros, la gente decente y pensante de este país. Hay otros compañeros que se fueron a Alemania a hacer un congreso, ¿usted se imagina esa vaina? Usted queriendo invadir y nosotros esperando la invasión, y estos grandes carajos haciendo un congreso en Alemania. Desde allá, el compañero poeta Leopoldo —verso largo y verso corto— dijo que le fue a hacer un homenaje a Hitler. No hay tiempo para tanta pendejada, hay que actuar de una vez y para siempre. Ese gentío que está en el mar Caribe se dedicará a pescar mientras esperan la orden de usted para caerle encima sin carnaval ni comparsa a lo que queda de país, mi país, tu país.
El papá de Margot llegó diciendo: “Lo que le falta a Trump es buscar el Sierra Nevada, aquel barco que le regaló Carlos Andrés Pérez a Bolivia, para enviarlo al mar Caribe y poner nervioso al dictador. A lo mejor envía también la lancha Nueva Esparta. ¡No me jodas, compañero Trump! Con todo lo que tienes en el aire, el mar y la tierra, y ahora que el compañero presidente de República Dominicana, al que empezaron a llamar la culebra porque se arrastró y ofreció su país para todo lo que usted quiera hacer, con todo y eso, y usted, mi primer combatiente, no se atreve a dar un paso adelante, ahora que nosotros vivimos dando pasos atrás”. Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina salió gritando: “Vete pal mar Caribe y móntate en el Gerard Ford, muérgano”.
—Ético es el paso del poeta en la tierra/ pero no de quien se lleva el índice a los labios —me declama Margot.
Roberto Malaver

