Al derecho y al revés | Economía de guerra

26/11/2025.- Las idas y recules de ese mentiroso, condenado por violador y fascista, dispuesto a pasar por encima de cualquier ley, que se llama Donald Trump, me recuerdan episodios de otros tiempos en los que Estados Unidos, sabiéndose único poderoso, se atrevió a desestabilizar gobiernos que no estaban dispuestos a que les robaran recursos.

El reciente chantaje al que la administración Trump somete groseramente las líneas aéreas para que no toquen en Venezuela recuerda viejos métodos usados para derrocar en Chile a Salvador Allende, cuando por casi dos años la CIA le pagó a los camioneros para que no trabajaran y colapsara el transporte de alimentos, causando desabastecimiento en Santiago.

Trump recula cada vez que sus abusos quedan al descubierto, pero no por ello deja de insistir como el abusador que no puede dejar pasar una dama por la acera donde está apostado sin que por la jeta suelte piropos del tipo “si fueses mango, te chupo hasta la pepa”.

Es decir, que continúa con sus planes por más absurdos o descabellados y fuera de la ley que estos sean.

Y el plan está cantado: atacar Venezuela o Colombia —o los dos países a la vez— esperando que los militares colapsen y acepten formar un nuevo gobierno a la medida de los dictados de ese neofascista llamado Marco Rubio, gobiernito cuyo primer decreto será disolver la Fuerza Armada.

Luego vendrán las quejas contra “el gobierno anterior”, sobre las cuales pavimentará la mayor entrega de bienes y recursos, disfrazado el robo de “privatización”.

Todo montado sobre la gran mentira del “Cartel de los Soles” y el “Tren de Aragua”.

¡Será nuestro país el primer caso de un “cartel” que no produce o tiene comprometido entregarle a su proveedor la producción o el grueso de ella!

¡Un cartel que no produce las drogas que sirven o servirían de pruebas contra los miembros del mismo!

¡Que no distribuye en las ciudades de EE. UU. donde finalmente será entregado el material!

¡Un cartel donde los presuntos accionistas o miembros al pasar a retiro quedan a merced de sus envidiosos camaradas más jóvenes porque ya no tendrán que obedecerles!

En fin, es hora de que la sociedad venezolana comience a actuar en defensa del territorio con acciones concretas como para una economía de guerra.

Una: dejar de comprar todo lo que venga o se sospeche que venga de Estados Unidos.

Dos: colaborar con quienes organizan la milicia local; todo allí es bienvenido: agua, alimentos, planos, etcétera.

Y tres: bajar en lo posible los impulsos consumistas, sobre todo cuando se trata de adquirir bienes superfluos que vienen del extranjero.

La patria de Bolívar se respeta. ¡No somos Chile, donde el fascismo siempre ha tenido un piso alto! ¡En Venezuela la Sayona no pasa del 4%!

Domingo Alberto Rangel

 


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