ESPECIAL/ Elio Flores: un creador de galaxias en El Valle

Hoy su academia de música en la Calle 9 suena como una descarga, timbales que responden

 

El fundador de la 5ta Galaxia está metido de lleno en la cultura popular.

 

13/11/25.- Dentro del auge salsero en Caracas, por 1977, el aire de Los Jardines de El Valle, Calle 9, servía como el primer escenario de Félix Manuel Flores González, conocido por todos como Elio Flores. No fue en un aula de música, sino en la inocencia de la infancia, cuando se sembró la semilla de lo que se convertiría en una galaxia sonora.

Elio, nacido en la maternidad Concepción Palacios en Caracas, recuerda sus inicios entre los 8 y 10 años, una época marcada por la pasión musical de su familia. Sus tíos, con su orquesta El Séptimo Grupo, le enseñaron el valor del esfuerzo, un valor que se puso a prueba cuando unos ladrones se llevaron sus instrumentos tras una presentación en el Club de Inavi en Coche.

Ante la pérdida, el ingenio se hizo tambor. Elio relata cómo él y su tío, el músico Nelson Huerta (cuatro años mayor) improvisaron ritmos: primero, con un frágil perolito de leche y cartón; luego, con la resistencia de un pote de pintura Montana, más apto para el castigo de las baquetas hechas con palitos de gancho. Eran ritmos nacidos de la necesidad, pero cargados de alma.

La anécdota que lo cambió todo fue la bondad de un vecino, el estudiante Héctor Frías, a quien llamaba "tío" por cariño.  La persistencia de Elio con sus tambores improvisados, hizo que Frías le regalara un chale (tambor de gaita). "¡Imagínese usted, un chale!", recuerda Elio, sintiendo ese instrumento como el primer verdadero trampolín hacia un futuro musical.

El despertar salsero y la 5ta Galaxia

A medida que crecía, el oído de Elio se afinaba con los sonidos más potentes de Caracas. Recuerda haber escuchado a Federico y su Combo Latino ensayar los temas de "Llegó la Salsa" cerca de su casa, observando al bajista Rafael Prado.

Pero casi al cierre de 1976 o inicio de 1977, al ver a la Dimensión Latina, fue cuando sintió el impacto definitivo. Ese sonido bestial y afinado fue la chispa que encendió su visión.

“En el año 77 ya cuando era la Dimensión Latina, los vi cerquita en una presentación, me metí hasta que llegué, tenía como 16 años ya y los vi cerquita, yo estaba embelesado, no sé hasta cuánto estuve así, ver aquellos 6 o 7 músicos y se oía tan bonito, el tambor, piano y timbal, no tenían bongos ni tumbadora y, aun así, eran potentes”, recordó el maestro Flores.

“Llegué ese mismo día y le digo a Nelson (mi tío), la persona con la que yo tocaba el cuatrico; él era el músico, le digo mira vale vamos a hacer un grupito, él tenía ya una guitarrita eléctrica y me dijo bueno vamos, pero ¿cómo hacemos?, le digo: bueno por ahí hay una tumbadora vamos a ver qué se hace, a montarnos en eso”, contó Elio, describiendo con memoria afilada, los inicios de la legendaria orquesta musical, que fue incluyendo a más integrantes de la misma comunidad de El Valle.

La 5ta Galaxia formó parte del nuevo aire salsero en la capital.

 

Es allí que, en su interés por armar una orquesta, invitó a unos vecinos (tres hermanos, que eran músicos) a unirse. “Yo tenía 16 años, con una inquietud hasta para dirigir, para formar el grupo, cosa que fue gracias a Dios”.

“Teníamos algo, una guitarra, una tumbadora y me fui y hablé con ellos, estaban dos de los hermanos y yo le digo, mira vale, qué tal si nosotros nos ponemos a hacer un grupo musical, oye tú cantas le digo yo; Luciano toca el bajo y Nene toca timbal, bongó, tumbadora, podemos coordinar, hacemos algo allí”, recordaba emocionado.

Elio no solo soñó con tocar, sino que creó un sonido propio. Fundó la 5ta Galaxia, una orquesta que se distinguió por inyectarle un "swing puertorriqueño" o "extranjero" a su música, gracias a la audaz inclusión del tres.

Pero el nombre de la orquesta surge del auge salsero del momento, agrupaciones con nombres como, Apolo Sound de Roberto Roena, Dimensión Latina, Los Satélites, llevaron al maestro Flores a imaginar “el espacio”, creando el nombre que hoy, 48 años después, sigue vigente en la memoria del venezolano: la 5ta Galaxia.

 Temas como “Homenaje al tres”, “Hasta fuera con mi tambo” y “Definir” se convirtieron en grandes éxitos y en clásicos de la salsa venezolana.

 

El camino se les fue abriendo cuando participaron en eventos como "La Descarga de los Barrios" (un legado que hoy continúan Yoye de la Salsa y su hermana Karina bajo el nombre "El Latino").

En un gran festival que reunió a 39 orquestas, de diferentes zonas populares de la ciudad capital, Elio cuenta que la 5ta Galaxia sonó espectacular, pero no ganó. La razón fue burocrática: su disco de homenaje, grabado en 1982, fue lanzado en 1984, momento en el cual la industria ya no los catalogaba como "noveles". Pese a estos tropiezos, el talento familiar resonó: su hermano alcanzó un lugar en la orquesta de planta de Venevisión, acompañando a figuras como Nino Segarra, Santa Rosa y Rubi Pérez.

Ya como director de la orquesta junto a Nelson Huerta, comenzaron a ser reconocidos por el público venezolano que bailaba al son de los éxitos: Homenaje al tres, Definir, Qué humanidad, Échate pá llá, Fiesta en el Barrio, donde canta "Antonieta Cortez". 48 años después sigue siendo una de las orquestas de salsa más reconocida, tarareada y bailada de nuestro país.

Hoy son 13 músicos que conforman la Orquesta La 5ta Galaxia: Luis Pacheco; piano, José Lis Graterol (Chelo); bajo, Fernando Chaparro; tres, José Viruta Martínez; bongó, José García; tumbadoras, Félix (Elio) Flores; timbal, Franklin Rodríguez; trombón, Carlos Villarroel; trombón, Marcos Gutiérrez; trompeta, Williams Rada; trompeta, Oscar Monasterio; vocal y coro, Joel Bello (Jey); vocal y coro, Leyder Oliveros; vocal y coro.

 

Creador de galaxias en el Valle

Elio Flores suena todavía su orquesta, pero al mismo son retoma su labor docente en la Calle 9, la misma calle que lo vio nacer musicalmente, en la Base de Misiones Hugo Chávez. Domina cerca de 14 instrumentos y nos comparte su filosofía que se centra en la enseñanza de la teoría musical como base, más allá de la tecnología, buscando y viendo alumnos y talentos que superan al maestro.

“Una de las cosas que me ha inspirado, es que domino varios instrumentos. Yo digo, si tengo este conocimiento, ¿por qué no puedo dejar una semilla? No es la primera vez que doy clases; primero en una escuela de música en el año 2011 hasta el 2014 en la calle 9 de los Jardines de El Valle, pero en la parte de abajo como a 150 metros de la estación del metro, en una escuela de música de los cuales salieron muchos alumnos que están tocando maravilloso”.

Años desde que el maestro Flores comenzó a formar jóvenes del barrio, talentos que hoy hacen nombre en la industria musical, como el mismísimo Porfi Baloa, quien a los 11 años disfrutó de los consejos y enseñanzas de Elio, y con quien actualmente mantiene una estrecha amistad y respeto mutuo.

La salsa que se lleva en la sangre, formadora de nuevos músicos.

 

Para él, ahora trabaja con “semillas” nuevas, jóvenes que están en su Academia de música Emanuel (Dios con Nosotros), donde acoge a niños y niñas desde muy pequeños. “Tengo un alumno que tiene cuatro años, tienen que oírlo, ya está dándole a la tambora, una alumna de seis años que está dándole al teclado” relata Elio con orgullo.

“Enseñar teoría musical, es la base del conocimiento, las notas musicales, darle algo de solfeo, para que vayan entendiendo, cuando vean un teclado, por qué son siete notas y se pueden hacer tantas cosas. Entonces, uno enseña todas esas cosas a ellos, van entendiendo”.

Para el maestro, es importante incentivar a los jóvenes, darle la oportunidad de estudiar, dentro de las mismas comunidades. Define esa labor como un propósito para motivar, “apenas ya ellos se comiencen a motivar con el instrumento y a tocar como grupo, van a haber muchos que querrán hacer el trabajo que está haciendo en la comunidad”, expresa Elio.

Labor de labores, Elio se suma al patrimonio cultural de nuestro país.

 

La música como herramienta de transformación social

A sus 66 años, Elio Flores ha reorientado su energía. Desde 2009, su música lleva un mensaje de fe como director musical de Diketheuz (Dios de Justicia), fusionando salsa, merengue y balada con letras cristianas. Se ha formado también como pastor y consejero.

La música, para Elio Flores, nunca fue solo el escenario o el aplauso. Es ante todo, una herramienta de transformación social, la academia en la Calle 9 lo lleva a creer fervientemente que “el talento debe cimentarse en la estructura”, insistencia en la teoría musical como su legado pedagógico, desde las bases populares, mismas que le dieron el impulso a formarse y llegar a ser el maestro del género salsero, reconocido por la Fundación Casa del Artista, por su constante labor en el enriquecimiento del patrimonio cultural venezolano, y por contribuir con los valores representados a través de la música.

Pero Elio no puede dejar de destacar la labor de otros músicos dentro de algunas comunidades, por ejemplo, José Viruta, destacado músico, percusionista y docente venezolano, (integrante de la Orquesta) con una extensa trayectoria musical de las diferentes percusiones rítmicas que fusionan como salsa, jazz, rock, funk, reggae, entre otros, y que tiene una orquesta de jóvenes, “bien avanzado, bien trabajado. Mira, y eso es algo importante, es lo que se quiere hacer en cada comunidad”.

Aprovecha la curiosidad y devela el oído musical de muchos en El Valle.

 

Reflexiona entonces, sobre el talento innato. Cree que con el oído musical "se nace", es "llevarlo en la sangre". Por ello, su consejo es claro: “no tome la música solo como una fiebre, estúdiela. El conocimiento formal es la herramienta que sostiene una profesión, independientemente de, si el oído es perfecto, o si la música es la única fuente de sustento”.

“Así si es…así no es… así suena mi tres”...

 

YORMARY HERNÁNDEZ / CIUDAD CCS


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