Derreflexión | Nesting: los beneficios de no hacer nada

10/11/2025.- No hacer nada también aporta sus beneficios. Permanecer en casa, sin dedicarse a ninguna actividad, es lo que recomiendan algunos terapeutas para disminuir el estrés.

El término nesting proviene del inglés nest, que se traduce como 'nido', y que alude a una tendencia a la que muchos se están sumando: quedarse en casa sin hacer nada. Esta fórmula ayudaría a disminuir el estrés y desconectarse lo más que se pueda del mundo exterior.

 

Nesting: la solución contra el estrés

Hoy día lo que se promueve es la productividad, o lo que se conoce como el síndrome de la vida ocupada, el estar haciendo siempre alguna actividad, sin tener horas de descanso. Mientras más se produzca, más mérito parece tener la persona.

Sin embargo, lo que no se toma en cuenta son los costos emocionales y fisiológicos que sufre quien se dedica a cumplir una agenda llena de deberes, eliminando tiempo para el ocio.

Estas personas que se dedican a múltiples actividades también pueden experimentar que la calma de los domingos es abrumadora, o sentir una especie de vacío existencial, pues no están a gusto consigo mismos.

En contraposición, el nesting es una opción para estar en casa, bajar la intensidad de todo el cúmulo de actividades, descansar mejor y con ello reducir el estrés.

Estar en casa no solo ayuda a ahorrar dinero, sino también a reponer fuerzas. Podría decirse que el nesting ya cuenta con un antecedente, el cocooning, que significa 'capullo' en lengua anglosajona. Fue una tendencia que muchos pusieron en práctica en Norteamérica en la década de los ochenta, cuando una parte de la población comenzó a rechazar el contacto social, a retraerse y a destinar el dinero del ocio en el acondicionamiento del hogar.

Luego del 11S, muchas personas también sintieron temor al mundo exterior, el cual les parecía aterrador, y optaron por la seguridad de sus hogares.

Sin embargo, hoy día predominan otros factores estresantes, los cuales han llevado a que muchos quieran desconectarse del vertiginoso ritmo de la modernidad. Buscan cobijarse en la intimidad del hogar, pasar tiempo con la familia, la pareja o consigo mismos, disfrutando de un baño caliente, un buen libro, una película o una temporada de alguna serie. También está la opción de simplemente no hacer nada.

El nesting también se relaciona con la capacidad de estar presente, en el aquí y ahora, en lugar de estar realizando una tarea y pensando en la siguiente.

En esta tendencia lo que importa es encontrar el equilibrio entre estar en casa y socializar, logrando integrar ambas, pero sin llegar al extremo de sentirse saturado.

El aburrimiento es normal, pero es otro sentimiento que se ha echado en la cesta de basura o que ha quedado devaluado ante la incesante necesidad de efectuar labores.

Sin embargo, cuando alguien está inactivo, puede valorar mucho más lo que hace, además de servirse de la posibilidad de hacer la introspección que brinda el silencio.

No obstante, no hacer nada no es tan sencillo. Muchas personas están demasiado acostumbradas a realizar actividades. Entonces, cuando descansan, pueden llegar a sentir culpa, frustración e incluso ansiedad.

 

La decoración

En esta tendencia del nesting, la decoración también ayuda, ya que hay quienes crean espacios que los ayudan a desconectarse del exterior. Si se va a pasar el tiempo en casa, el ambiente debería ser acogedor.

Contar con un sofá cómodo para leer un libro, una cama confortable o una esterilla para practicar ejercicios de meditación puede hacer que la experiencia sea mucho más agradable.

Asimismo, es recomendable que la habitación permanezca fresca, evitando en la medida de lo posible los equipos electrónicos. La iluminación también es relevante. Un día soleado es una excusa estupenda para abrir las ventanas y sentir energía.

Quienes no desean salir y optan por quedarse en casa, leyendo o disfrutando de una siesta, están haciendo nesting o, mejor dicho, disfrutando il dolce far niente que los italianos conocen muy bien. Es una filosofía caracterizada por la conciencia de vivir el instante y que ayuda a generar sensaciones fugaces de placer y felicidad.

En ese momento, simplemente se disfruta de la vista a través del balcón mientras pasa la vida, sin pensar en las preocupaciones de un futuro cargado de incertidumbre o en los remordimientos del pasado.

Para lograr vivir esta serenidad, se pueden ir introduciendo pequeños momentos de calma y tranquilidad, comenzando por unos minutos y luego llegar a un par de horas, pues no hay necesidad de ocupar cada instante del día con una actividad. El no hacer nada también aporta bienestar.

Dejar por un rato las tareas puede ayudar a que el cuerpo se recargue, la mente se oxigene y se reduzca el estrés. Así, habrá más eficiencia cuando se retomen las actividades, al encontrarnos más enfocados y de mejor humor.

Algunos deciden introducir plantas dentro de sus casas para sentirse más cerca de la naturaleza. Es el mismo organismo el que habla y pide a gritos un descanso, en medio de una modernidad que impone la máxima productividad y rendimiento sin dar tregua.

 

Isbelia Farías

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