Rostro de mujer | La inspiración femenina en la Venezuela de hoy
08/11/2025.- En el corazón de Palmira, estado Táchira, los habitantes no la llaman Dra. Daniela Castro García, oriunda de Valencia, sino cariñosamente "la doctora del pueblo". Este apodo, ganado con dedicación incondicional a su comunidad, esconde una poderosa historia de tenacidad y resiliencia, propia de la mujer venezolana. Su camino hacia la realización profesional y la libertad personal fue un viaje de sacrificio que comenzó con una dolorosa ruptura que la impulsó a volar.
Hija única de una médica, Daniela creció viendo la labor de su madre. Aunque su pasión era estudiar odontología, el conocimiento de la medicina la rodeó desde pequeña. A los 16 años, buscando independencia, trabajó en panaderías y, sorprendentemente, como costurera, cosiendo sábanas, bolsos y vestidos. Con ese dinero costeó un matrimonio que ni su padre ni su madre aprobaron. "Mi sueño siempre fue casarme y tener un hijo", confesó.
El matrimonio llegó a sus 18 años, pero la independencia que buscaba se convirtió en una jaula. El machismo, la falta de apoyo y la infidelidad de su pareja la llevaron a un punto de quiebre. El detonante fue un viaje de un mes a Valencia para cuidar a su madre, víctima de un accidente. Al volver, encontró a un hombre que le dijo que "ya no quería nada", un cambio brutal que terminó en embate.
La falta de apoyo de su pareja se extendió al ámbito profesional. "No me valoró. Era machista. No me ayudó a surgir en mi carrera", aseguró. A pesar de haber estudiado Medicina, su exesposo nunca la respaldó. Cuando Daniela montó su consultorio privado, él se opuso, diciéndole que "dejara de trabajar" y que él la mantendría. Pero ella tenía otro destino. A sus 27 años, tras 11 años de relación, se separó y decidió quedarse en la región andina del Táchira para reconstruir su vida.
La separación no solo le devolvió la paz mental, sino que le permitió vivir la juventud que no tuvo. "Me casé muy joven, a los 18 años de edad; no disfruté mi juventud. Lo vine a hacer cuando me separé", reveló.
Ahora, a sus 30 años, está enfocada en su hijo, en seguir preparándose como profesional y en el compromiso de ser un faro para su comunidad. Con su propia experiencia como ejemplo, exhortó a los jóvenes a que vivan cada etapa de sus vidas sin apresurarse: "Cuando quemen sus etapas, luego sí piensen en comprometerse con la otra persona. El matrimonio es un compromiso muy grande, y yo lo asumí adolescente; no estaba preparada”.
Al ser consultada sobre los casos que la han marcado a lo largo de su profesión, la Dra. Castro expresó que el cáncer de mama la ha impactado profundamente. Recordó el caso de una paciente joven que murió por no prestar atención a un nódulo a tiempo, una experiencia que refuerza su dedicación incondicional y que le ha ganado el cariño de la gente.
“Esta mujer de solo 37 años de edad dejó a una pequeña niña de 7 años y a un niño de 11 años. Esto me afectó mucho porque la conocí, no la pude tratar, pero sí la orienté. Es impactante cómo esta enfermedad es destructiva. Es por ello la importancia de cuidar la salud, pues es la base de todo lo que eres y haces. Que el miedo no te paralice. Que la lucha diaria no te distraiga, toma el control y revísate, haz que la detección temprana sea tu compromiso innegociable contigo misma, por ti y por todos los que te aman”.
En el marco de la entrevista para Rostro de mujer, compartió un rotundo mensaje a las mujeres: "No se dejen pisotear por un hombre. Las mujeres somos valiosas (...) a pesar de que hay muchas que no tienen una profesión como tal, no se dejen opacar por eso y sigan adelante, que aún están a tiempo de cumplir sus sueños de superación y de ser felices. Busquen, sobre todo, la paz mental, y no se dejen humillar ni opacar por un hombre".
Se definió como una guerrera que, a pesar de haber sufrido a lo largo de su caminar de vida, “me he levantado, con perseverancia, y como mujer virtuosa. Me siento feliz porque soy útil para la comunidad. Además, muy orgullosa de la madre que tengo, pues es mi pilar, mi amiga, confidente, esa persona a la que tengo que seguir, pues de todas sus grandes virtudes es una excelente médica con gran vocación de servicio llamada Glayber García”.
La historia de la Dra. Daniela Castro es el vivo ejemplo de cómo una ruptura puede ser el catalizador para una realización plena. Su separación no significó un final, sino el inicio de una vida donde la vocación de servicio, la paz mental y la libertad personal se unieron, permitiéndole no solo destacarse como profesional, sino convertirse en esa "guerrera" que ahora inspira a mujeres y jóvenes a valorar su tiempo, su salud y, sobre todo, su propio valer, sin permitir que nadie defina sus límites.
Daniela Castro García, ejemplo de determinación y resiliencia
Nirman García Berbeo
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