Xin cháo | Livia por siempre

La semilla sembrada en los años sesenta por los militantes de la utopía germinó por campos, caseríos y montañas, dando los frutos que hoy florecen en la hermosa tierra bolivariana.

Carlos González-Irago

New Jersey, 2006

07/11/2025.- Livia Margarita Gouverneur Camero se llama, porque su ejemplo de lucha sigue ardiente, como el de sus camaradas de la zona de San José del Ávila que también sacrificaron sus vidas: Carlos Martínez, José Villegas, Edgar Rafael López Revete, los hermanos Leo y William Gómez y José María Hernández, asesinados por los cuerpos represivos de los gobiernos puntofijistas de Acción Democrática y Copei.

El pasado sábado primero de este mes de noviembre se cumplieron 64 años de la caída en combate de la estudiante ucevista Livia Margarita frente a la quinta La Hogareña, de Las Acacias (La Florida), en lo que fuera un reducto de cubanos batisteros al servicio de la CIA y de la Digepol, la policía política de los gobiernos puntofijistas. Estos desaparecieron a miles de militantes de izquierda, sobre todo del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

Hija de César Gouverneur, un obrero del mercado de Cotiza, y la señora Lola Camero, nació en la parroquia San Agustín, pero la familia pronto se mudó al barrio Sabana de Blanco, de San José del Ávila, cerca de lo que es hoy la Universidad Católica Santa Rosa. La pequeña Livia cursó la primaria entre la escuela Nuestra Señora de El Valle (parroquia Altagracia) y la escuela Paz Castillo, muy cerca de la Sabana de Blanco. Inició la secundaria en el liceo Luis Espelozín (parroquia Santa Rosalía), antes de ingresar al liceo Andrés Bello (La Candelaria), donde concluyó la secundaria con éxito. Se hizo militante de la Juventud Comunista de Venezuela (JCV). Ingresó después a la Escuela de Psicología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde, a los veinte años de edad, se alistó en una de las primeras unidades tácticas de combate (UTC) de la milicia urbana y conoció a numerosos militantes revolucionarios. Por esa vía, ingresó en la UTC 21 de Noviembre, donde cerró filas al lado del excadete de la Escuela Militar de Venezuela Héctor Rodríguez Armas, Alejandro Tejero, Juan Romero, Francisco Toro y Antonio Acosta (Rasputín). Este último era el comandante del grupo.

 

Tragedia en noviembre

La operación de la UTC 21 de Noviembre, en horas de la noche, consistió en un hostigamiento a un nido de esbirros batisteros, entre los cuales se encontraba Luis Posada Carriles (alias Comisario Basilio), Orlando García y Salvador Romaní. Repelieron el ataque del grupo de jóvenes revolucionarios y uno de los disparos impactó la humanidad de Livia Margarita, quien falleció en el interior del vehículo de la UTC.

La muerte de la joven miliciana conmovió al sector revolucionario estudiantil, que le rindió el justo homenaje a la Virgen Roja en la Universidad Central de Venezuela (UCV) antes de ser llevada al Cementerio General del Sur por miles de liceístas y estudiantes ucevistas.

Los batisteros de La Hogareña apuntalaban la ola represiva contra el movimiento estudiantil y obrero durante el gobierno reaccionario de Rómulo Betancourt, tras el derrocamiento de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. Entre las acciones que cometieron desde Venezuela los esbirros batisteros, figura la colocación del explosivo que derribó el avión de Cubana de Aviación (vuelo 455), el 6 de octubre de 1976, frente a las costas de la isla de Barbados. Entre las 73 víctimas, se encontraba el equipo olímpico de esgrima cubano, que había competido en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, efectuados en Caracas. El explosivo fue colocado por dos fotógrafos de la Cadena Capriles: Hernán Ricardo y Freddy Lugo, quienes fueron detenidos en la isla de Trinidad y Tobago. Entre los autores intelectuales fueron señalados los cubanos Posada Carriles y Orlando Bosh, autores de numerosos actos terroristas contra instalaciones y funcionarios cubanos en Estados Unidos, Venezuela, República Dominicana, Panamá y otros países.

Carriles y Bosch cumplieron una corta condena en Venezuela, por ser los autores intelectuales de la operación terrorista contra el avión de Cubana de Aviación. Luego fueron acogidos como héroes por los gobiernos estadounidenses.

En 1959, iniciado el mandato de Rómulo Betancourt, comienza una fuerte represión contra el movimiento estudiantil y obrero, como los incidentes cerca de la plaza La Concordia, donde se producen las primeras víctimas fatales. El gobierno betancurista había rebajado el 10% de los sueldos del sector público con el fin de reducir el gasto y déficit presupuestario y la devaluación del bolívar. Mientras, en el plano internacional, retumbaba el triunfo de la Revolución cubana y la derrota de los franceses en Vietnam.

Durante su mandato, Betancourt hubo de lidiar con varias escisiones dentro de su partido, como el nacimiento del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), del Partido Revolucionario Nacional (PRN) y el Grupo ARS (AD-oposición). Posteriormente, desertó Luis Beltrán Prieto Figueroa, quien lideró el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), por lo cual AD perdió la mayoría en la Cámara de Diputados en el nuevo período legislativo.

Aquella gestión del partido blanco era otra realidad política enfrentada a una izquierda robusta que apostó a la lucha armada, contagiada por el triunfo de los guerrilleros cubanos y los vietnamitas. Sin embargo, rápidamente la dirigencia de las organizaciones de izquierdas fue llevada a prisión y las sedes de los partidos clausuradas por el betancurismo. En ese escenario, Livia Gouverneur se une a la lucha guerrillera, inspirada en el pensamiento de valientes mujeres como Eumelia Hernández, Trina Urbina, Conchita Jiménez, Olga Luzardo, Epifania Sánchez, María León y Micaela Brito, entre otras combatientes, como Lídice Álvarez.

El movimiento de izquierda se abstuvo de participar en las elecciones de 1964, dejando libre el camino a la derecha, que ganó las elecciones con otro líder adeco, Raúl Leoni. Esto resultó una verdadera pesadilla para las organizaciones revolucionarias. El nuevo gobierno se vio repotenciado por el apoyo militar de Estados Unidos y la presencia de numerosos y sanguinarios agentes batisteros, liderados por Posada Carriles. Sus secuaces, como Orlando García, asesinaron a miles de combatientes guerrilleros, sobre todo los que operaban desde las montañas de occidente, en las filas de los frentes Simón Bolívar (Lara/Portuguesa) y José Leonardo Chirino (Falcón). Posteriormente, otros grupos no menos importantes se atrincheraron en las montañas de oriente.

Ante el profundo desgaste militar y político de la izquierda, el Partido Comunista rompe el silencio y se aparta de la lucha armada, anunciando la línea de paz democrática, mientras importantes jefes guerrilleros que habían militado en el PCV crean el Partido Revolucionario Venezolano (PRV), bajo el liderazgo de Douglas Bravo y Fabricio Ojeda.

La cantidad de desertores y traidores de la lucha armada, entre los años sesenta y setenta, estuvo encabezada por Alexis Martínez (Tarzán/Tito), Carlos Núñez Tenorio (Luisito), Aníbal González (el Loco), Miguel Mora Moya (Douglas), Ramón Esteban Vargas (Ariel), Hugo Alencar Tovar (Nerio) y Julio Lobo (Cocolía), que repotenciaron la Digepol y el SIFA. Lo anterior muestra la cara de una guerrilla agotada prontamente.

Años después, un gran movimiento de militares, liderados por el joven teniente coronel barinés Hugo Rafael Chávez Frías, tomó la bandera de la dignidad al asumir otra forma de lucha, más vinculada a las masas populares. Después del fracasado levantamiento militar del 4F 1992, esa organización del comandante Hugo Chávez abrió nuevos caminos mediante un sorprendente movimiento de masa que se impuso con el voto en 1998, ante una nueva realidad política, enarbolando la bandera de la Revolución Bolivariana.

Aquella resistencia urbana y desde las montañas, durante el puntofijismo que luchó contra la represión adeco-copeyana, había fracasado en su intento de vencer a los traidores de la patria, pero mostró el rostro de un pueblo bravío con combatientes, como Livia Margarita Gouverneur Camero, que fueron capaces de mostrar el ejemplo para seguir adelante y convertir a Venezuela en una fuerza valiente que hoy le late en la cueva al imperialismo yanqui. Fueron miles los caídos en combate, víctimas de la metralla puntofijista; sin embargo, ese pueblo nunca se doblegó y asumió la lucha libertaria con dignidad por una patria esperanzadora que día a día se crece como una fuerza latinoamericana, como lo soñaron Bolívar y Chávez.

 

Ángel Miguel Bastidas G.

 

Referencias

Beaumont Rodríguez, O. (2007). ¿Por qué fue derrotada la lucha armada? Ediciones UBV.

Martínez, R. E. (1973). Aquí todo el mundo está alzao. Editorial 125, c. a.


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