Pluma acústica | El vibráfono salsero

06/11/2025.- El vibráfono, un instrumento de percusión melódica constituido por láminas metálicas y resonadores, cuyo vibrato eléctrico le otorga una sonoridad única, ha trascendido su origen en la música clásica y el jazz para convertirse en una voz distintiva en el universo salsero. Su capacidad para ofrecer un sonido de ricas armonías, etéreo y, a la vez, rítmicamente ágil le permitió pasar de acompañante a ser un protagonista esencial, sobre todo en los focos salseros de Nueva York y Venezuela.
El vibráfono fue inventado en Estados Unidos a principios del siglo XX. Aunque existen referencias a diseños preliminares de Hermann Winterhoff que datan de 1916, la patente y el desarrollo del instrumento, tal como se conoce hoy, se atribuyen a Henry Schluter en 1927. El instrumento pronto encontró un nicho en el jazz, donde figuras como Lionel Hampton y Milt Jackson lo catapultaron a la fama.
La transición del vibráfono a la música latina y, por último, a la salsa, se realizó a través del jazz latino o jazz afrocubano. Este fue el puente crucial que introdujo la sofisticación armónica del instrumento a los complejos ritmos del Caribe.
Protagonista en Nueva York
El vibráfono alcanzó su cenit en la música latina en Nueva York durante las décadas de 1950 y 1960. El sonido claro y resonante del vibes se convirtió en el color ideal para sazonar el boogaloo y el latin soul, géneros precursores de la salsa. Su sonido dulce y rítmico encajaba perfectamente con el groove más simple y el sonido de las agrupaciones pequeñas que comenzaban a dominar la escena.
Si bien el vibráfono tuvo una participación destacada en la música latina de la década de 1950, fue en la década siguiente cuando realmente se convirtió en protagonista. Esto se debió a que, para los años sesenta, las grandes orquestas tipo big band ya no resultaban rentables para los productores de eventos y los dueños de clubes de baile. Comenzaron a surgir los llamados combos y los sextetos. Estos últimos utilizaron el vibráfono, con mucha puntería y éxito, como instrumento melódico principal, en sustitución de la sección de metales.
Muchas agrupaciones aplicaron la misma formación, es decir, piano, bajo, tumbadoras, timbal, voz y vibráfono. Probablemente, la más emblemática de todas sea el Sexteto de Joe Cuba, donde Tommy Berríos fue crucial para establecer ese colorido sugerente y distintivo que caracterizó al Sexteto. Otros músicos como Oscar García, Alberto Delgado y Phil Díaz ocuparon el puesto de vibrafonista en el grupo de Joe Cuba.

Sin embargo, fue Cal Tjader la figura fundamental que popularizó la tendencia de integrar el vibráfono como instrumento solista. Tjader, de ascendencia no latina, fusionó con maestría el vibráfono con el jazz afrocubano. Sus álbumes El nuevo sonido, de 1966, y Bamboléate, de 1967, en colaboración con Eddie Palmieri, son hitos que demuestran la capacidad del instrumento para ser el eje melódico en una orquesta. Tjader fue crucial para llevar la sofisticación armónica del vibráfono a la música bailable.

Figuras que no eran propiamente vibrafonistas también echaron mano de él con muy buenos resultados. Tales son los casos de Tito Puente y Louie Ramírez. Puente, además de ser el "Rey del Timbal", fue también un virtuoso del vibráfono. Su dominio del instrumento —a menudo apodado con cariño por sus admiradores como "sus persianas", en la época del Palladium— demostró la capacidad del vibráfono dentro de una orquesta tipo big band. Ramírez, por su parte, fue un legendario músico multifacético cuya maestría también sentó las bases para el éxito del vibráfono en su integración a la música afrocaribeña.

El vibráfono en la vanguardia de la salsa venezolana
En Venezuela, el vibráfono tuvo un desarrollo igual de significativo, siendo llevado al estrellato por músicos que le han dado un sonido y un perfil netamente caraqueño. De ellos existen, al menos, tres que no pueden perderse de vista: Freddy Roldán, Alberto Vergara y Alfredo Naranjo.
Alfredo Naranjo es, sin duda, la figura más prominente del vibráfono en la salsa y el jazz latino de Venezuela. A través de su proyecto Guajeo, Naranjo ha sido fundamental para que el instrumento, a pesar de ser poco conocido, se convierta en parte de la cotidianidad musical caraqueña, demostrando la versatilidad del instrumento, no solo como solista e improvisador, sino como soporte estructural de la agrupación. Su trabajo ha sido fundamental para que el vibráfono se mantenga relevante y sea parte de la "bandera del barrio venezolano", influyendo en generaciones.

Otro vibrafonista venezolano destacado es Freddy Roldán, quien se destacó por su extraordinario trabajo en el legendario Grupo Mango, a finales de los años setenta y principios de los ochenta. Roldán, originalmente percusionista, asumió la ejecución del vibráfono de manera autodidacta en la orquesta, un hecho que, según cronistas, "levantó toda una escuela" para el instrumento dentro de la salsa caraqueña. Por otra parte, Alberto Vergara, fundador de Cadáver Exquisito, representa a una generación de músicos que mantiene viva la tradición de usar el vibráfono en la salsa y el jazz latino.

En Venezuela, el vibráfono no solo enriqueció la sonoridad, sino que, a través de estos virtuosos, se consolidó como un instrumento solista con peso propio, capaz de llevar la voz principal en agrupaciones y composiciones tanto de salsa como de jazz latino.
Kike Gavilán

