Al derecho y al revés | El idioma que todos hablamos

05/11/2025.- Años sin contestar la petición del presidente López Obrador, cuando inesperadamente el canciller español José Manuel Albares Bueno, durante un evento cultural de mujeres indígenas mexicanas, reconoció que en la Conquista y colonización hubo “injusticia y dolor”.

Es un primer paso, como bien definió la primera mandataria mexicana Claudia Sheinbaum, un primer paso hacia el replanteo de lo que fue parte del Imperio español, como fue nuestro caso.

Sobre todo, sabiendo que en toda la América hispana se vienen formando grupos que estudian la Independencia no solo como reacción criolla a los abusos de los emisarios del rey español, sino como parte de la política inglesa, cuyo fin era desmembrar el Imperio de los españoles.

Los hechos apuntan en esa dirección, toda vez que al acabarse el Imperio español, que dominó con una sola moneda desde California y Ohio hasta la Patagonia, surgieron pequeñas repúblicas cargadas de deudas contraídas con la banca británica y luego con la yanqui.

Bien, nadie en este mundo piensa que España puede volver a dominar tan vastos territorios; sin embargo, aún hay una fortaleza que nos une a los habitantes de estos mundos: ¡El idioma español!

Esa es una bendición que está bajo asedio de los estadounidenses y británicos, y de sus “achichincles”, como dicen los mexicanos, estilo Juan Guaidó, Edmundo González Urrutia, María Corina Machado y otros.

Y poner en uso esta fortaleza es tarea vital para quienes vivimos en esta América nuestra y en España.

La labor no es fácil porque los impulsadores de la “leyenda negra” tienen mucho poder mediático y cuentan con aliados a uno y otro lado del Atlántico: unos, a sabiendas de su traición, y otros por estúpidos.

Y el trabajo es largo, no es “de un día para otro”, como pretenden los inmediatistas desde una izquierda bobalicona, y tampoco es “un insulto a la Corona hispana”. Pedir disculpas a los descendientes de los primeros habitantes de este continente como, por cierto, comentó el señorito Leopoldo López, cuando en carta respetuosa AMLO le pidió al rey de España alguna excusa para los indígenas.

Trabajo que comenzó con la disculpa del canciller español, a pesar de los ataques que ha recibido desde Madrid por parte de lambesuelas de los Borbones, intelectuales tapa amarilla y la derecha que carece de jefe desde que Franco murió.

Pero es que, insólitamente, en México hay quienes se sienten aún colonia y protestan, pero peor son los que desde la izquierda bobalicona, la que nunca llegó ni llegará al poder, insisten en que “antes que nada, Europa —no solo España—, tiene que devolver el oro y la plata que se robó”.

¡Por la boca muere el pez!

No piensan reclamar los muertos, sino el billete que, por cierto, según algunos de estos calculistas piratas, es mayor en cuantía a todos los fondos de todos los países del mundo actual.

Nada, buen trabajo diplomático de Claudia Sheinbaum y un largo camino por transitar para apoyarnos en lo que quedó del Imperio español: el idioma que todos hablamos.

 

Domingo Alberto Rangel


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