Revolución y reflexión | ¿América para los americanos?

26/10/2025.- La doctrina bolivariana y la doctrina Monroe, dos modelos históricamente incompatibles. La primera responde a los principios, valores éticos y morales del pensamiento científico, político, filosófico y humanístico de tres grandes próceres de la patria: Simón Rodríguez (1769-1854), Simón Bolívar (1783-1830) y Ezequiel Zamora (1817-1860). Dos modelos que se contraponen, razón por la cual se exacerban los intereses geoestratégicos de los enemigos históricos de Venezuela y la Patria Grande.

El monroísmo, fundamentalmente, obedece a la política exterior impuesta hace 200 años por el 5.° presidente de Estados Unidos, James Monroe (1817-1825), quien, el 2 de diciembre de 1823, en un discurso ante el Congreso de Estados Unidos, expresó: “América para los americanos”. Una vieja y errada consigna (vigente), reusada por Washington, que considera a los pueblos del Sur Global como su patio trasero.

La doctrina Monroe tiene más de 200 años y responde a una lógica de expansión, destrucción, dominación territorial y extracción de los recursos naturales del imperio estadounidense en nuestra región suramericana. En otras palabras, responde a los viejos y nuevos intereses geopolíticos que buscan la devastación y la destrucción total de los pueblos.

El monroísmo en la época colonial europea mantenía una posición interesada de que nuestra región no podía ser objeto de injerencia, colonización e intervención por potencias europeas. Sin embargo, la doctrina Monroe es un modelo de expansión territorial cuyo objetivo principal es la destrucción de nuestras culturas originarias a través de la dominación y el exterminio de los pueblos, el saqueo y la extracción de nuestros recursos naturales. ¡Un modelo injerencista editado, repotenciado y sofisticado que ha sido impuesto históricamente en América Latina y el Caribe!

Después de 200 años, la doctrina Monroe sigue vigente. No se trata de que nos resignemos y seamos pesimistas o, peor aún, que subestimemos al enemigo; por el contrario, hay un gigante de nuestra era que siempre nos reafirmaba: “Tenemos que mirar el pasado para tratar de desentrañar los misterios del futuro”.

Es lamentable, pero hay que decirlo las veces que sea necesario: la política exterior de destrucción, dominación, agresión, intervención, extracción y desestabilización socioeconómica impuesta por la Casa Blanca no ha sido ni será distinta para nuestra región ni para el resto del mundo mientras el poder esté bajo la administración de figuras políticas que promuevan grandes males estructurales que seguimos padeciendo en la humanidad.

Donald Trump, al igual que sus antecesores y seguramente sus sucesores, seguirá diseñando estrategias geopolíticas que profundicen el clasismo, el racismo, el supremacismo, el patriarcado, la xenofobia, la injerencia, el intervencionismo y los conflictos armados internos (guerras civiles) y militares que buscan fracturar, aislar y dividir a los pueblos. Los que se creen dueños del mundo se empeñan en que prevalezca el individualismo y que la riqueza continúe concentrándose en manos de unos pocos, siendo estas características propias de los grandes males que venimos enfrentando en la humanidad hace más de 500 años.

En contraparte, el proyecto bolivariano, escrito de puño y letra principalmente por el comandante Chávez, está basado en la doctrina bolivariana. En este sentido, la Revolución Bolivariana en todos los niveles de gobierno siempre ha estado en un proceso de revisión y renovación permanentes que nos permite generar las condiciones ideales para lograr la máxima proclamada por el Libertador Simón Bolívar: “El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”. Proclama que realizó el Padre de la Patria en el Congreso de Venezuela, celebrado el 15 de febrero de 1819 en la ciudad de Santo Tomás de la Nueva Guayana en la Angostura del Orinoco (actual Ciudad Bolívar).

En el actual contexto nacional e internacional que atravesamos, debido al absurdo despliegue de tropas militares estadounidenses en el mar Caribe como parte de las acciones bélicas que se siguen configurando desde Washington contra Venezuela, es, sin duda alguna, una nueva agresión imperial que atenta directamente contra la democracia, la independencia, la soberanía, la integridad y la paz nacional y regional.

El Libertador Simón Bolívar (1783-1830) se enfrentó al imperio español liderando importantes batallas en el proceso por la independencia de nuestra América. Bolívar murió el 17 de diciembre de 1830 y 94 años después nace el 18 de febrero de 1924 uno de los científicos venezolanos más importantes del siglo pasado. El doctor Humberto Fernández Morán (HFM), zuliano de pura cepa y el "culpable", al igual que Chávez, de la institucionalidad de la ciencia en nuestra nación. HFM, como el gran científico que fue, es y será siempre una máxima digna de recordar en este momento de agresión imperial por parte de EE. UU.: “En el próximo siglo, Venezuela puede lograr ser centro cultural y científico, tecnológico y humano de las Américas, un centro precursor de la futura evolución internacional de la humanidad, cumpliendo así la visión profética del Libertador Simón Bolívar”.

En vista de nuestra situación regional, hoy más que nunca se hace necesario ir a nuestras raíces históricas, como siempre lo recordaba e instruía Chávez, comandante y libertador del siglo veintiuno: “Una necesidad imperiosa para todos los venezolanos, para todos los latinoamericanos y los caribeños, fundamentalmente. Rebuscar atrás, en las llaves o en las raíces de nuestra propia existencia, la fórmula para salir de este terrible laberinto en que estamos todos... Así estamos los venezolanos hoy; tenemos que mirar el pasado para tratar de desentrañar los misterios del futuro, de resolver las fórmulas para solucionar el gran drama venezolano de hoy”.

 Andreína Camacho

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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