Plaza Morelos | Día de Muertos (primera parte)

25/10/2025.- El Día de Muertos se celebra el 1 y 2 de noviembre en México. Esta tradición es una de las más vivas y se ha convertido en elemento fundamental de nuestra identidad. En décadas recientes ha tenido una difusión de alcance global que trasciende a su comunidad de origen. Cada vez es más común que en diversas partes del mundo se celebre el Día de Muertos y haya diversas actividades alusivas.

Sin embargo, la expansión de una tradición siempre va a traer ciertos inconvenientes, como la comercialización y pérdida de su sentido original, entre otros. El mundo actual, hiperconectado a través de la red, se debate entre la apropiación cultural; esto es, la apropiación superficial y utilitaria de elementos de una cultura por parte de otra que es hegemónica y el auténtico intercambio amistoso de unas culturas con otras. Por otro lado, estos fenómenos de difusión de una cultura siempre traen aparejados procesos de hibridación, mestizaje y adaptación.

En medio de todo este complejo panorama, es necesario recordar el sentido original y profundo del Día de Muertos para deslindarlo de los elementos de banalización comercial, exotización y piratería a los que, como toda tradición auténtica, se ve sometida en este mundo globalizado.

El Día de Muertos es una fusión de las culturas indígenas y la occidental. Después de la conquista militar por parte de España, vino la conquista espiritual, la imposición de una nueva religión y una nueva cultura. En el proceso de evangelización, los frailes tomaron como base las propias creencias, ritos y festividades indígenas, del mismo modo que construyeron las iglesias en el mismo sitio, a veces exactamente encima de un templo indígena, tratando con ello de que fuera más asimilable. De manera paralela y complementaria, los indígenas disfrazaron sus rituales y creencias con el ropaje cristiano para poder seguir practicándolos de manera encubierta. El resultado de ambos procesos fue el mestizaje y la hibridación. En el santoral cristiano, el 1 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos, en el que se honra a los mártires de la Iglesia, y el 2 de noviembre es el Día de los Fieles Difuntos, en el que se ofrecen indulgencias para las almas del purgatorio. Los frailes impusieron estas fiestas a los indígenas conquistados, pero ellos incorporaron su propio calendario de fiestas, sus concepciones sobre la muerte y sus ritos; fusión de donde nació el Día de Muertos.

Según los pueblos nahuas del centro de México, entre ellos los mexicas, el destino de las personas después de la muerte no estaba determinado por la forma en que vivieron, sino por la forma en que murieron. Los hombres que morían en la guerra y las mujeres que morían dando a luz, es decir, engrandeciendo el poderío mexica, acompañaban al Sol en su recorrido diario convertidos en colibríes y mariposas; el Sol era la mayor deidad y, por tanto, morir en la guerra o en el parto era el mayor honor. Quienes morían ahogados iban al Tallocan, sitio paradisíaco del dios de la lluvia, Tláloc. Los bebés muertos iban a un lugar donde eran amamantados por un árbol cuyos frutos eran senos y donde esperaban para volver a nacer. Finalmente, quienes morían por otras causas hacían un largo recorrido de 4 años hasta llegar al Mictlán, lugar de la muerte, donde había silencio y oscuridad absolutos. De ninguna manera el Mictlán se debe entender como una especie de infierno, pues no es un lugar de castigo, sino de descanso. El viaje de 4 años hacia el Mictlán simboliza el proceso de descomposición del cuerpo y el paso definitivo al más allá; se trataba de una verdadera odisea, pues el difunto debía pasar por nueve niveles, nueve pruebas, para ameritar el descanso final. Los difuntos eran o bien enterrados o incinerados junto con una ofrenda de alimentos y otros objetos para su largo viaje; durante los cuatro años posteriores eran auxiliados por sus deudos con una serie de rituales y ofrendas de alimentos y flores hasta que concluyera su travesía. Esos ritos se fusionaron con el Día de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos para dar origen al Día de Muertos. Justo es decir que México es un país diverso, que a lo largo de su historia ha albergado centenares de culturas y que al día de hoy existen 64 pueblos indígenas en el país. Aunque se encuentran emparentados entre ellos y comparten matrices y orígenes, cada uno tiene su personalidad propia, lo cual se ve reflejado también en el Día de Muertos. Es decir, el Día de Muertos es diferente en cada región de México; la raíz indígena de cada zona le imprime un sello particular que le da aún más vida y colorido a la tradición.

En la siguiente entrega hablaremos del sentido actual del Día de Muertos y de los elementos de la ofrenda y su significado.

Ismael Hernández

 

 


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