Vitrina de nimiedades | La soledad de Antonio
18/10/2025.- Imbuidos en el mundo virtual, a veces se nos olvida que fuera de nuestros dispositivos hay un entorno real, que sigue su ritmo conforme lo establecen los principios más básicos de la vida en el planeta. El divorcio entre ambas realidades es tan común que solo un evento inusual podría ser un recordatorio de ese espacio exterior, como les ocurrió a los habitantes de una comunidad en Valencia, España. Tuvieron por quince años el cadáver de un vecino ahí, en el apartamento contiguo, sin preguntarse realmente dónde estaba. Nadie lo extrañó, nadie sintió curiosidad por su destino. Todos juraban que el vecino, jubilado, silencioso y reservado, estaba en una casa de cuidados.
Confiados en ese escenario y debido a una inundación, optaron por abrir el apartamento de ese hombre "ausente", para encontrarse con los restos de un adulto mayor que murió solo, sin mayores honras fúnebres que haber permanecido invisible hasta ese momento. Nunca la paz de los sepulcros pudo haber sido tan real hasta que los vecinos, las autoridades y la prensa contaron la historia del hoy difunto, cuya pensión siguió cayendo con religiosidad en sus cuentas durante todo este tiempo, por lo que siguieron cobrándole servicios públicos que, evidentemente, ya no necesitaba. Parece que la única fe de vida importante en su caso era tener sus gastos post mortem en orden.
Medios españoles aseguran que el hecho es apenas una muestra de la soledad que sufren los adultos mayores, por distintas razones. El fenómeno, más allá de cualquier rareza, se ha documentado: en Chile, por ejemplo, se calcula que casi el 50% de las personas de la tercera edad vive en soledad no deseada, mientras que el 28% tiene una red de apoyo limitada a una o dos personas. En EE. UU., se calcula que el 28% vive sola, mientras que en España el fenómeno es mucho más visible. Si queremos ponerle más ácido al tema, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que una de cada seis personas en el mundo asegura sentirse sola. Mientras un adulto joven se siente desamparado, ¿tiene oportunidad de ver la soledad a su alrededor?
Es un desafío en términos de políticas públicas y de organización comunitaria, que no necesariamente se ha abordado con eficacia en todo el mundo. La propia OMS destaca experiencias en Sudáfrica y varios países europeos en el diseño de iniciativas que conecten a su población adulta mayor con un entorno dinámico, signado por la compañía. A nosotros, los venezolanos, nos puede parecer insólito, por nuestro carácter familiar, pensar en un adulto mayor solo, pero existe y también corre el riesgo de sentirse desconectado del mundo.
Cuando uno mira todas esas piezas, vuelve a preguntarse cuál es el verdadero origen de nuestro anhelo por la longevidad; dónde nace esa doble moral deseosa de vida prolongada, pero condenada en muchos casos al ostracismo social. ¿En qué punto dejaron de ir juntas nuestra evolución biológica y nuestras estructuras sociales? Quizás, la soledad de Antonio habla más de este mundo dual, atrapado en el dilema real-virtual, que del descuido de sus vecinos.
Rosa Pellegrino