Memorias de un escuálido en decadencia | Paz
17/10/2025.- ¡Al fin la paz está con nosotros! Ganamos una, pero son más los peos que nos ha traído ese Premio Nobel que otra cosa. Tenemos peos con el compañero Trump y tenemos peos con el Comité Noruego, y peos con la gente que está arrecha, porque dicen que ahora no nos van a invadir porque tenemos a la señora de la paz aquí. Es que la vida es arrecha, y sobre todo la de nosotros, que vivimos en la clandestinidad. El rechazo ha sido mundial. En todas partes le han dicho de todo a la compañera María —Súmate— Machado. Es que ahora todo el mundo sabe las vainas que hemos hecho nosotros y las vainas que hemos apoyado. Eso de haberle enviado una carta al compañero Netanyahu, apoyándole en su genocidio, perdón, en su rescate del territorio que les pertenece y que tienen los palestinos tomados en Gaza, no era políticamente correcto, como dice un profesor de la UCV que está aquí clandestino con nosotros. También esa vaina de pedir sanciones y solicitar una invasión para lo que queda de país, eso no es propio de una premio nobel, pero, claro, nosotros somos arrechos como el compañero Trump, y para nosotros todo vale, como aquella telenovela brasileña. También, las guarimbas y los comanditos aquellos... Eso no es propio de nadie que quiera la paz, pero eso nos importa un carajo, porque nosotros lo hacemos precisamente para alcanzar la paz —la verdadera, no el premio ese— y que se acabe la guerra que nos tiene la dictadura desde hace más de veinticinco años. Ahora, como decía, gracias al premio, el mundo se enteró de la cantidad de barbaridades que hemos hecho nosotros para sacar del juego a esta dictadura. Pero lo más arrecho que hemos visto es el video de la compañera premiada, diciendo que tiene identificada a toda la gente de la dictadura y que los va a neutralizar cuando esté en el poder. Es decir, nos la pasamos prometiendo vainas que nunca cumplimos. Desde el 10 de enero estamos esperando al presidente Edmundo González, que venía a juramentarse, y ahora parece que está en la clandestinidad, pero en España, gozando una bola y parte de la otra.
También es verdad que el compañero Trump, después que logró la firma de la paz para esa gente de Gaza, y esperaba tranquilo su premio, vino el jurado, esos cinco carajos del Comité Noruego, y le negaron el premio, y no saben con quién se metieron. Después el compañero Trump fue al Parlamento en Israel y ahí lo dijo clarito: "Netanyahu me pidió unas armas que yo ni conocía, y se las mandé, y las usaste muy bien, amigo". Eso es solidaridad con el genocidio, perdón, con la lucha por la libertad. Y su solidaridad fue más allá, porque pidió también la libertad de Netanyahu y que lo indultaran, porque lo están juzgando por el robo de tabacos y champaña. En fin, que no hay presidente más solidario que el compañero Trump. Y más adelante, salió rumbo a Egipto y allá siguió firmando. Trump anda como anduvimos nosotros cuando aquella vaina de las firmas planas, firmando todo el día hasta que nos descubrieron.
Una vaina que nos preocupa es la santificación de Santo José Gregorio y la Santa Carmen Rendiles Cisneros (parece que es de muy buena familia esta santa). Nos preocupa porque la gente puede dejar de hablar de nuestra ganadora del Premio Nobel y tenemos que hacer todo lo posible por mantener esa noticia todos los días, para que la dictadura se arreche. Y hay que decirlo: el compañero Trump, a pesar de que le arrancamos el Premio Nobel injustificadamente, sigue luchando por la paz en Venezuela o, mejor dicho, lo que queda de Venezuela, porque ahora bombardeó otra lancha, ahora con seis narcoterroristas, y ya son 27 los asesinatos que ha cometido el compañero Trump en el mar Caribe, y volvió a violar el espacio aéreo de Venezuela, bueno, lo que queda de espacio aéreo... Dijo, además, que le dio permiso a la CIA para que haga lo que le dé la gana en Venezuela. Ojalá que no nos joda a nosotros, que estamos en la clandestinidad sin saber cuándo carajo vamos a salir de aquí.
El papá de Margot llego de la calle diciendo: "Buenos días, Venezuela. Tenemos premia nobel de la paz, premia, y no premio, porque se trata del lenguaje inclusivo, como les gusta a las compañeras feministas. Aquí no pedimos las actas porque estamos claros. Así, que se arreche Trump, pero le quitamos el premio para que no siga prometiendo vainas y termine de una vez con esta dictadura. Ya basta de bombardear lanchitas y matar pescadores. ¡Hay que ir al grano, carajo! Ojalá que el compañero Trump pague su arrechera, porque no le dieron el Premio Nobel, tumbando la dictadura de aquí". Y se fue directo al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina salió gritando: "Vete al mar Caribe, gran carajo, para ver si Trump te mata".
—Alumbra, lumbre de alumbre, esta incertidumbre... —me dice Margot.
Roberto Malaver