Memorias de un escuálido en decadencia | Rompimiento

10/10/2025.- ¡No le hablo más! Así, así es que se gobierna, compañero Trump. Ya basta de tanta palabra y no pasa nada. El compañero Richard Grenell hizo todo lo posible para que el dictador renunciara y se pudiera ir tranquilo al lugar que mejor le guste, pero nada. Así que estuvo muy bien ese rompimiento con el dictador. Usted cada día se crece en el poder, aunque, por lo visto en nuestra segunda patria, o sea, ya usted sabe, en Estados Unidos, no parece que lo estuvieran queriendo mucho. Aunque ganamos en el Senado el derecho a atacar al que nos dé la gana, con 51 votos a favor y 48 en contra. Bien cerrada la cosa, pero ganamos esa vaina. Así que si querían una invasión legal, pues todo está listo. Ya también Israel y Hamás han firmado la primera parte del acuerdo de paz en Gaza, y usted va rumbo al Premio Nobel de la Paz, que a lo mejor hoy, viernes, ya lo están dando ganador para el bien de todos nosotros. Desde el mismo momento en que usted le dijo al compañero Richard Grenell que "la cosa con Venezuela se acabó. Lo nuestro está muerto. Se acabó. Te juro que es cierto. No quiero hablar más con el dictador de Venezuela", desde ese instante, el miedo tomó a Venezuela por asalto, y salieron a hacer ejercicios militares y civiles y policiales, porque ahora la unidad es más anchilarga, es decir, es militar, policial y popular, o sea, no se salva nadie, todo el mundo tiene que salir en defensa de la nación. Nosotros, en cambio, seguimos aquí, en la clandestinidad, esperando sus órdenes para ver si de una vez dejamos esta soledad y tristeza y unas ganas inmensas de ponernos a llorar.

Los jefes de la dictadura han dicho que le notificaron a usted que un grupo de nuestros compañeros estaban dispuestos a bombardear la sede de nuestra segunda patria, es decir, de Estados Unidos, y que los verdaderos culpables están allá, en nuestra segunda patria, pero, hasta el momento, desde allá, nadie se ha manifestado para reconocer esa denuncia, y el dictador dice que, de un momento a otro, dice la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad de esa bandera falsa que querían crear los compañeros para que usted se decidiera a tomar la razón y el poder por asalto. También han realizado ejercicios que llaman de independencia para demostrar que están preparados, pero nosotros sabemos que basta con un dron para que esa gente salga del poder y nosotros de la clandestinidad. Es cierto que las mayorías están en desacuerdo con la posibilidad de una invasión, pero ya sabemos que a usted esa vaina le importa un carajo. Eso es propio de pendejos, esa vaina de hacerles caso a leyes y organismos internacionales. Eso es solo para los bolsas.

También es bueno recordarle que usted comenzó como lancha cochera; así dice un margariteño que está aquí, en la clandestinidad, y no hace más que joder. Es decir, que usted salió pidiendo anexarse a Canadá, y allí sigue Canadá tranquila. Pidió que el golfo de México se llamara golfo de América, y allí sigue el golfo llamándose golfo de México. Pidió que Groenlandia fuera suya, y allí está Groenlandia tranquila y sin nervios. Es decir, que ninguna de esas vainas se ha cumplido y, por lo visto, el margariteño jodedor ese que tenemos aquí como que tiene razón. Ojalá que a nosotros no nos vaya a fallar.

El papá de Margot aplaudió cuando se enteró por la televisión de la noticia de que Trump no quería hablar más con el gobierno del dictador venezolano, que hasta aquí me trajo el río, que no me toquen ese vals, y se puso de pie y dijo: "Ese rompimiento está del carajo. Así se habla para no hablar más. Ya el compañero Trump destruyó cuatro lanchas en el mar Caribe y asesinó a 21 pescadores, y ahora viene con todo. Además, no quiere hablar un carajo con más nadie de la dictadura. Por lo visto, el Richard Grenell ese se va a quedar sin trabajo, porque lo único que hacía era hablar con la gente de la dictadura". Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina salió gritando: "¡Hasta cuándo jodes, gran carajo!".

—Ese mar es mío. Viene y se va sin hablar... me canta Margot.

 

Roberto Malaver


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