Rostro de mujer | La educación engrandece el alma...

y ennoblece el corazón adulto

04/10/2025.- Recordando al expresidente Hugo Chávez, traemos a la memoria sus pensamientos sobre la formación del venezolano. Nos decía: "La educación es inmanente a la vida, es propia de la vida humana, es un derecho humano esencial". Por tanto, no solo debe ser responsabilidad de la juventud capacitarse; también es el compromiso de los adultos, que, junto a su experiencia de vida, fortalecen la sociedad.

No existe una edad límite para estudiar. La idea de ser un adulto mayor no resta ni disminuye la capacidad de aprender. Por el contrario, la vivencia transcurrida es un factor que beneficia a la generación nueva que va emergiendo. Estudiar en la edad adulta es una bendición: mejora la salud cognitiva, social y cultural, y puede abrir nuevas oportunidades laborales o personales.

Rostro de mujer nos cuenta hoy que para conquistar conocimiento y saberes no existen límites. Eso lo vemos reflejado en la inspiradora vida de Carmen Teresa Bermúdez de Ramos, quien a sus 51 años de edad se graduó de licenciada en Educación Preescolar con una calificación académica sobresaliente de summa cum laude.

Su relato sirve de inspiración para los jóvenes y adultos, al recordarles que nunca es tarde para continuar aprendiendo y persiguiendo los sueños. Ella recordaba:

No pude asistir a la graduación porque no tenía la vestimenta adecuada. Sin embargo, estaba satisfecha por el grado obtenido. Demostré que la edad que se tenga no es impedimento para cumplir objetivos y que la perseverancia contribuyó para poder recibirme como licenciada.

La vida de Carmen Teresa estuvo signada por una peculiar composición en el hogar. Estaba conformada por un crecido núcleo familiar de catorce hermanos y hermanas, catorce historias con diversas circunstancias. "Mamá nos enseñó mucho sobre el amor y la unión. Debíamos cuidarnos unos con otros. Crecí en un hogar con muchas necesidades, quizás de todos los ámbitos, pero vi a una ejemplar madre".

También expresó que "muchas veces compartimos los alimentos de a poquito, otras veces más poquito, y en muchas oportunidades pasamos hambre. Recuerdo que, en una oportunidad, mi papá llegó con un saco de cebolla y estuvimos comiéndolas durante dos días".

Reconoció que su hermano mayor por momentos hacía las veces de padre:

Nos enseñaba. En diversas ocasiones, trabajó para ayudarnos y así poder cubrir nuestras necesidades. Francisco siempre se preocupó de que fuéramos buenos estudiantes. No se casó. Nosotros éramos como sus hijos. Estuvo con mi madre toda la vida hasta el día en que ella partió, a sus 86 años.

Sin lugar a dudas, "él ha sido un gran ejemplo para nosotros, sus hermanos. Es un hombre de familia, que ha estado de pie para apoyarnos siempre".

En cuanto a su juventud, rememoró que le hubiese gustado ser bioanalista, pero no tuvo la oportunidad de estudiar, porque tenía muchos hermanos. "Antes de graduarme de bachiller, comencé a trabajar. Hice diversos cursos como mecanografía, contabilidad, entre otros".

En el marco de la entrevista, reveló:

Mi deseo era poder lograr tantas cosas que no pude tener de niña, que a medida que trabajaba comencé a comprar bienes materiales para suplir de lo que carecí. Cada dos años, cambiaba de muebles. Era como un vacío que tenía en mi corazón y pensaba que esa era la manera de llenarlo.

Es la madre orgullosa de José y Jesús Alejandro, quienes son su alegría, pues crecieron y desarrollaron habilidades para desenvolverse en la vida, logrando sus metas y superando los desafíos.

"Mis hijos son profesionales, están casados y me han dado tres nietos. Son unas extraordinarias personas, que han enfrentado la vida con valentía, perseverancia y madurez", dijo Carmen Teresa.

Se definió como una mujer perseverante, luchadora, que a pesar de las vicisitudes de la vida, decidió salir adelante y marcar un precedente. Además, desde hace seis años, lleva alegría a ciento veinte niños de Barquisimeto, que viven en situación precaria, enseñándoles valores y virtudes, "así como el respeto y el amor de Dios. Me siento útil, con gozo, al ser un instrumento de bendición para estos pequeños".

Finalmente, expresó a las lectoras de Rostro de mujer que

... se esfuercen con valentía y perseverancia en la búsqueda de sus propósitos y metas. Superar los obstáculos y miedos es crucial para alcanzar el éxito. Además, el arrojo y el esfuerzo continuo marcan la diferencia entre lograr las metas y quedarse en el intento. Así, siguiendo adelante y de la mano de Dios, está garantizada la victoria.

 

La adulta que alcanzó summa cum laude en Educación

 

Nirman García Berbeo

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