Tejer con la palabra | Como un liquen de raíz silente
01/10/2025.- Recibimos Liquen, de Mariajosé Escobar Gámez, perteneciente a la Colección Yo misma fui mi ruta, de la Fundación Editorial Fundarte, junto con la buena nueva de que esta publicación pasó de ser una edición digital (2022) a un libro en versión impresa (2025), por lo cual será bautizado en la Feria del Libro de Caracas, a realizarse la primera semana de noviembre de este año. Tal novedad nos reconforta, porque la experiencia de leer un ejemplar en papel nunca se asemejará a la lectura en formato digital. Esto nos lleva a apreciar y celebrar las iniciativas en favor del libro en mano, en el que podemos percibir sus únicas e intransferibles cualidades.
He aquí, pues, que tenemos una buena señal en torno a este opúsculo poético que nos muestra un giro tangible en el proceso creador de una poeta que, en algunas de sus obras anteriores —Poemas de insomnio y lluvia (2011) y La casa en el espejo (2015)—, había abordado la temática de la nocturnidad con una perspectiva tormentosa y enfermiza, que padecía desde una identidad fragmentada. En Liquen, pese a que la voz poética emerge a partir de la dura circunstancia del encierro colectivo vivido durante la pandemia entre 2020 y 2022, se habla desde un yo ensimismado y sosegado que encuentra, en medio de un tiempo detenido, la placidez del silencio. ¡Vaya si aquel claustro tuvo aquí un buen resultado!
En este sentido, es preciso referir el poema inicial, "Invocación", donde un escueto ruego se eleva para clamar tranquilidad:
Dame
poema
una palabra
que convoque la calma
En esa parca súplica, el poema pasa a ser inscrito en una instancia capaz de otorgar paz y liberación de "indecibles tempestades" y "angustias constitutivas", tal como apunta el segundo texto de este poemario, donde asoma la posibilidad de experimentar con una lengua otra —"una poesía a la que no he tenido acceso"—, la de los pájaros. El desplazamiento temático respecto a la producción creativa anterior de Mariajosé Escobar Gámez y, sobre todo, el distinto enfoque, quedan enunciados en estas dos primeras piezas, que abren un universo de expectativas a lectores y lectoras que conocen su obra y una inédita búsqueda en la elaboración lírica marcada por esta declaración.
Así, emprendemos un recorrido que se adentra cada vez más en la quietud, en la mirada contemplativa ante el afuera, en la enriquecedora indagación de la circunspección.
(...)
andar manos en los bolsillos
vueltos los ojos hacia adentro
respirar lento y sin sobresaltos
detenerse
detenerse
detenerse
La transmutación va operando mediante un verbo que a ratos se adhiere a la neutralidad de tono, al tiempo que la voz poética se aferra a la obtención del reposo de una serenidad lograda a pulso, que no niega la herida que se cura y se cierra como un talismán puro, vinculado a edades inocentes.
La llaga se maceró
se secó
mi cicatriz es hermosa
Todos los ruidos se han ido
me voy a dormir
pues poseo
un silencio interior
giratorio
como la rueda de un parque
La inmersión personal empieza a dar frutos que devuelven imágenes de sí misma y su entorno más apacible y desligado de lo tórrido. Las metáforas se van reordenando en torno a una vida en lo silvestre y dan cuenta de una reconexión con la naturaleza, desde el ser que genera armonía y da pie a impresiones del mundo mucho más sencillas, auténticas y frescas. La pérdida de la inocencia acontecida en el pasado por causa de los extraños ruidos, del aturdimiento, parece quedar sin efecto. La visión primigenia se erige junto a una constante autointerpelación.
Cuando diga canto de pájaro y bucare
pensaré siempre en esta casa, que me habita
y que va tomando otro cariz
Cuando diga calle solitaria
silencio y expectativa
recordaré estos días extraños
que me han contado al oído
la simpleza de todo:
unos aromas cercanos
la bandada de colibríes de la otra tarde
el sonido de la lluvia
y unos cielos colmaditos de sol
Hacia el final del poemario, después de un trayecto consecuente con su propósito de alcanzar la calma, reaparece el motivo de la creación poética y su posibilidad autorreferencial: la potencia que posee para servir de reflejo a la poeta, su victoria existencial ante la aflicción y la locura. Como una simiente entresacada del humus de la vida, lo vegetal —"(...) es mi padre cebollín y cilantro / mi madre orégano y laurel"— y lo aéreo —"Con mi grafía / retengo / su aletear de ave perdida"— crecen como un liquen de raíz silente.
Rosa Elena Pérez Mendoza
Comunidad de Autoras Tejer con la palabra
Mariajosé Escobar Gámez (Caracas).
Escritora, poeta, ensayista, narradora y crítica literaria. Licenciada en Letras y magíster en Literatura Comparada, ambas por la Universidad Central de Venezuela (UCV). Diplomada en Edición y Promoción del Libro y la Lectura (Unearte y Fundación Editorial El perro y la rana). Ha publicado: Poemas de insomnio y lluvia (Fundación Editorial El perro y la rana, 2011); Versos diversos (Compilación. Fundación Editorial El perro y la rana, 2011); La casa en el espejo (Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, 2015); Verbeldía, locura del verbo (Fundación Editorial El perro y la rana, 2019); Liquen (Fundarte, 2022) y Desde el vagón (Fundarte, 2024). Ha sido merecedora de las menciones honoríficas del Premio Municipal de Poesía Luis Britto García (2016); del Premio Nacional de Poesía Fernando Paz Castillo, otorgado por el Centro de Estudios Latinoamericanos y Caribeños Rómulo Gallegos (2022), y también con el Concurso Metro Relatos (2014). Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, italiano y griego. Actualmente, es facilitadora de la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla y desarrolla diversas actividades literarias y de promoción cultural en Pdvsa La Estancia.