Vitrina de nimiedades | Un “mundo más igual”... ¿y el genocidio?
27/09/2025.- "El mundo en el que vivimos tiende a ser más justo y próspero. Sí, aunque no se note (debemos estar más atentos para verlo, pues)". Ese panorama lo plantea un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que analiza las perspectivas de desarrollo equitativo de la población mundial en los últimos 30 años.
El documento presentado esta semana, titulado La situación de la justicia social 2025, sostiene que el planeta es más rico, más sano y más educado que en 1995, cuando se celebró la Cumbre para el Desarrollo Social de Copenhague. "En 30 años logramos, según el texto, que la mitad de la población tenga protección social, reducir a la mitad la tasa de trabajo infantil entre niños de 5 a 14 años, disminuir la pobreza extrema y aumentar la productividad laboral por trabajador un 78%".
Eso suena bien, pero aún quedan deudas sin zanjar; luego de tres décadas: solo el 1% de la población posee el 20% de los ingresos y el 38% de la riqueza en el mundo, mientras que el 58% de los trabajadores ejercen sus actividades en el campo informal. ¿La brecha de género en materia salarial? De acuerdo con este estudio, necesitamos 100 años para cerrarla definitivamente. Es una proyección consistente para un mundo donde no se han erradicado las diferencias entre hombre y mujer en términos de participación laboral.
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El lanzamiento del informe de la OIT muy probablemente haya pasado por debajo de la mesa porque el mundo tiene sus ojos puestos en el segmento de alto nivel de la Organización de Naciones Unidas (ONU). A 80 años de la fundación de la principal estructura del multilateralismo, se pone en entredicho la vigencia y eficacia de esta instancia, entre otras razones, por las persistentes desigualdades en el respeto al derecho internacional.
La evidencia más fuerte, por su impacto y por su presencia en la agenda del segmento, es el clamor global para exigir el fin del genocidio en Gaza. Mientras se reafirma el llamado a un cese al fuego definitivo, el compromiso con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo y se denuncia continuamente la acción criminal que ya suma más de 65 mil muertos, Israel quiebra los principios del derecho internacional al negar su responsabilidad de la hambruna que diezma a los gazatíes y calificar como un “suicidio nacional” el reconocimiento del Estado palestino.
Al llamado por la vida en Gaza se suman otras demandas: el avance real ante la crisis climática, la resolución estructural de la crisis en Haití, la erradicación definitiva del colonialismo y la amenaza militar contra el Caribe, que pone en la mira a Venezuela.
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Asegurar que nuestro mundo es más justo en la misma semana en la que se debate el estado de la humanidad no es ironía. En absoluto. Es el resultado de las fragmentaciones, los rezagos y las contradicciones que permean las relaciones entre los gobiernos y los pueblos del mundo, que hace 80 años se comprometieron a hacerlo mejor. Asegurar que el mundo es más igual mientras un genocidio está en marcha, sin duda, nos exige reformatear los esquemas del multilateralismo.
Rosa E. Pellegrino