Historia viva | Pueblo: sujeto histórico

24/09/2025.- De acuerdo con la práctica de la política exterior y las interacciones militares de Estados Unidos en el mundo a lo largo de los siglos XX y XXI, se ha hecho práctica un sistema persuasivo y de engaño como primera fase. Las amenazas, el chantaje y la guerra psicológica, con el inmenso aparataje mediático de las agencias internacionales de noticias alineadas con los intereses de los grandes monopolios económicos y militares en este siglo, han derivado en lo que han llamado "guerra cognitiva". Su nominación original tiene la marca de guerra irrestricta, diseñada por dos oficiales chinos, pero Occidente la ha plagiado como guerra cognitiva para, finalmente, realizar una intervención fáctica con un apresto operacional muy costoso.

Por otro lado, es interesante revisar las trazas históricas del comportamiento popular en la guerra de independencia en el siglo XIX, cuando las masas de negros, mulatos, pardos, indios y mujeres venezolanos y venezolanas se integraron efectivamente al bando patriota a partir de 1816 y 1817. Entonces, la correlación de fuerzas inclinó la balanza a favor de los independentistas.

El historiador cubano Sergio Guerra Villaboy, en su libro Él es la revolución: biografía política de Simón Bolívar, nos aproxima a la comprensión de un pueblo que, a través de un líder político militar como el Libertador, se hace sujeto pueblo histórico. Eso es cuando un individuo transfiere su personalidad política a una masa que lo admira y sigue, cuando un ser individual se hace colectivo y se convierte en un símbolo de libertad, en un sinónimo de justicia y en un símil de felicidad o de terror, si el caso es el enemigo, como percibían los realistas a Bolívar y al Ejército Libertador en la Campaña del Sur.

El Bolívar mantuano, rico y exclusivo propietario de la clase dominante criolla, se hizo sujeto de pueblo fundido en el acero popular para las espadas y lanzas de los orientales, llaneros y montañeros, a quienes orientó en el ritmo y pulso de la guerra. A los temibles Guías de Apure o a los punteros de Manuel Piar y Manuel Cedeño, por donde entró el grueso del Ejército Libertador en Guayana para luego movilizar a miles de hombres y mujeres del alto y bajo llano en heroicas y titánicas marchas, batallas y victorias.

Bolívar fue capaz de pensar en silencio o en documentos autocríticos para reconocer lo que algunos de sus oficiales del alto mando recomendaron en la práctica y constitución de un ejército popular, como lo hizo Piar.

Así como era capaz de organizar y mandar ejércitos para las luchas, más allá de la visión reducida de algunos de sus colaboradores, como Santander o Páez, Bolívar, según Guerra, tuvo comprensión geopolítica continental cuando se propuso emprender campañas para liberar a Cuba desde México, después de darle una estocada letal política y militar al corazón del último bastión de la monarquía española en América del Sur.

Sergio Guerra refiere en su libro las palabras del patriota neogranadino Camilo Torres al describir la salida del Libertador a Jamaica en medio del asedio realista y la falta de unidad de los patriotas: "... allí, donde está Bolívar, está la república". Para ese momento, sin embargo, el Libertador ondeaba todavía en un mar de anarquía por las disputas de algunos jefes patriotas que le criticaban. Tuvo para ellos las respuestas más significativas en el Manifiesto de Carúpano de 1814, antes de llegar a Cartagena desde las costas del oriente venezolano, y que remonta con la Carta de Jamaica, donde muestra la bitácora política que hubo de recorrer la revolución.

El cubano Guerra Villaboy, en el texto final de su obra, cita al Libertador, en el espíritu trascendente de un individuo convertido en sujeto histórico pueblo, al caracterizar y convertir el ocaso de su vida en esperanza y levantar los principios de la independencia: "... ella nos abre las puertas para reconquistarlos bajo nuestros soberanos auspicios con todo el esplendor de la gloria y la libertad".

Esa misma tormenta caribana que cruzó Bolívar en medio de vientos huracanados de gente la vivió Chávez desde 1998, cuando un pueblo lo identificó y eligió como su comandante y presidente. Nadie lo impuso, ni tampoco se autonombró. Se subió en la ola popular que el pueblo venezolano levantó con sus propios brazos y manos y lo llevó donde sus facultades lo enviaban. Siguiendo las orientaciones bolivarianas, le dio continuidad a los sueños que dejó Bolívar en reposo desde 1830.

Así como Simón Bolívar se convirtió en sujeto pueblo desde 1817, Chávez se empinó en la historia sabiendo que había una torrentera popular que debía encauzarse con ideas y pensamientos trascendentes. Entonces fue el sujeto pueblo Bolívar quien le habló desde el horizonte histórico: "El mejor sistema de gobierno es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política". Era una mañana brillante de Angostura, el 15 de febrero de 1819, cuando había entrado solemnemente al Congreso a dictar su memorable discurso.

A Chávez y a la Revolución Bolivariana la han tiroteado desde todos los ángulos: asesinatos selectivos, golpes suaves y duros, bloqueo e intentos de asfixias económicas y financieras, robos y despojos, pero la muerte súbita del comandante, en 2013, lo dimensionó y consolidó al sinfín simbólico de un sujeto histórico pueblo que él mismo identificó de manera consciente en medio de las dolorosas heridas de un cáncer terminal: "Ya yo no soy yo, Chávez, porque Chávez eres tú, mujer venezolana, joven venezolano, obrero, trabajador, pescador, cultor...".

Así, tan dramáticamente sustanciado estaba Chávez con el pueblo que las mayorías de a pie se fueron a las calles hechos millones para darle un adiós con lágrimas dolorosas y cargadas de afecto al comandante, que dejaba el plano terrenal con todo un plan ordenado y el Proyecto Bolivariano en pleno proceso.

Chávez le entregó el testigo a Nicolás Maduro y este, con un escudo popular, militar y policial, ha sabido navegar en un Caribe tormentoso y agitado por naves de la Armada norteamericana, ordenadas por una tríada de desquiciados, cuyos tanques pensantes están siguiendo las maniobras de un pueblo armado y moralizado. ¿Sabrán ellos el costo y riesgos de una intervención militar directa o indirecta y de la conmoción del sistema económico mundial? Yo creo que sí y por eso están reculando.

 

Aldemaro Barrios Romero


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