Vitrina de nimiedades | Misiles contra la identidad caribeña

20/09/2025.- La palabra Caribe es tan nuestra como los 2,7 millones de kilómetros cuadrados que abarca ese mar que va desde la península de Yucatán a las Antillas menores. En ese sustantivo encontramos las explicaciones a nuestros modos de ser y vivir. Nos suena a familia, a paz, tanto que su valor estratégico es el terreno ideal para la disputa simbólica iniciada con la escalada militar de Estados Unidos en agosto. Venezuela es nuevamente la "razón" para una maniobra que, amén de los incrédulos habituales, nos pone en un escenario distinto. Para una América Latina diferente, Washington aplica coerciones de otra forma.

A falta del llamado Grupo de Lima, hoy la confrontación más directa viene desde Guyana (no hay mucho que explicar en este caso), Puerto Rico y Trinidad y Tobago. Con ese último país veníamos desarrollando un proyecto conjunto de gas, ahora paralizado por las acciones de Washington y el cambio impulsado por la primera ministra Kamla Persad-Bissessar, quien ha expresado abiertamente su afinidad con EE. UU. En menos de tres meses, se han producido dos impasses diplomáticos entre Caracas y Puerto España.

En contraste, la hostilidad que venía desde Colombia y Brasil en la era Trump 1 es por ahora un elemento ausente. Gustavo Petro enfrenta la virulencia de EE. UU. por su posición sobre Venezuela y otros cuestionamientos más tímidos, razones suficientes para recibir el castigo de la descertificación en la lucha contra la producción de drogas. El Brasil de Lula 2, mucho más distante de Nicolás Maduro, le ve los colmillos a EE. UU. con la guerra arancelaria. De resto, con sus matices, América Latina sigue su curso como nos tiene acostumbrados.

En ese escenario comenzó la nueva escalada, que tiene en lo mediático un elemento clave. A diferencia de otros momentos, una parte de la prensa internacional, para nada chavista, aporta en sus coberturas elementos críticos hacia la actuación estadounidense. Un trabajo de The New York Times cuestionó la legalidad del supuesto ataque a una lancha en aguas del Caribe informado el 2 de septiembre. Según fuentes, la embarcación con los 11 tripulantes dio media vuelta al ver el despliegue militar, por lo que es falso que representara una amenaza y, por tanto, se derrumba el argumento que justificaba la acción bélica.

En el repertorio de fuentes usados por los medios, paradójicamente, las voces de la preocupación vienen más allá de Venezuela. La agencia EFE, por ejemplo, recoge testimonios de pescadores trinitarios que denuncian haber sido amedrentados por funcionarios estadounidenses.

Mientras tanto, el país sigue su ritmo habitual a la par del debate sobre el riesgo real de un conflicto bélico. Opiniones sobran, tanto como percepciones, pero lo llamativo es ver cómo este nuevo escenario supone ya no un ataque a la venezolanidad (parece que gastaron todos los cartuchos con la migración), sino contra nuestra identidad caribeña. Aun si se disipara la amenaza militar (como esperamos sea finalmente), habrán logrado su objetivo si no vemos y revertimos la agresión simbólica que nos infligen. Veamos más allá.

Rosa E. Pellegrino 

 

 

 

 

 

 


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