Historia viva | La carta de Bolívar para hoy

10/09/2025.- Antes de entrar en el tema debo indicar que la Red de Artistas, Intelectuales y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad y el Centro de Estudios Nuestro Americanos y Caribeños (Celarg) organizaron un encuentro con intelectuales para debatir la “Soberanía, el imperialismo y el pensamiento crítico” (4 y 5 de septiembre) en el que se expusieron ideas y análisis sobre las amenazas y otras medidas extraordinariamente agresivas que el Gobierno de Estados Unidos ha desarrollado para atacar a Venezuela y la Revolución Bolivariana nuevamente, pero que también es una embestida contra los pueblos de Nuestra América y el Caribe.

Las intervenciones más significativas, según mi punto de vista, las inició Pablo Guadarrama, de Cuba, Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2024, quien destacó la necesidad de que los intelectuales se pongan al servicio de los pueblos, la opinión común como parte del pensamiento crítico y reconocer la capacidad de inteligencia del vulgo al referirse a Martí cuando dijo: “Nada hay de un hombre en sí, que no haya puesto en él su pueblo…"

La profesora Judith Valencia, con su proverbial prosa, esquematizó la urgencia por un tiempo de desafíos teóricos y de multiplicarnos en el seno de los pueblos movilizados para compartir energías transformadoras y dar impulso al conocimiento subversivo. Nada más preciso y necesario para estos tiempos de guerra engañosa y paz necesaria.

Ximena González Broquen, profesora venezolana, criticó la naturalización de la violencia y desplegó ideas categoriales sobre las dimensiones decoloniales en la autodeterminación material, el control colectivo sobre el alma y el territorio, la soberanía cognitiva, la reparación histórica, la soberanía regional y la praxis existencial decolonial.

La velada y “muy cuidada” industria del narcotráfico y de armas de todo tipo, el fomento de la guerra en todas sus dimensiones: simbólica, mediática y fáctica, como lo señaló el filósofo venezolano Miguel Ángel Pérez Pirela en el Celarg, hacen tanto daño como las más grandes calamidades que haya sufrido la humanidad en la historia del homo sapiens.

Pero fue Luis Britto García quien marcó el rumbo del debate, cual ave en alta mar capaz de esquivar el más inteligente y artificial misil cósmico y quien con sorna hiriente hizo la primera pregunta en su verbo socrático, palabras más o palabras menos: ¿Cómo es posible que una flota de 8 buques navales de guerra, atestados hasta los fondos con misiles balísticos y un submarino atómico con capacidad para destruir medio planeta, ordenados por la potencia militar más poderosa del mundo, hayan dado blanco en un pequeño peñero de 10 metros de largo? Y que como consecuencia el presidente Donald Trump haya mostrado tal “hazaña” como una victoria mundial sobre el narcoterrorismo. Imagino yo una sonrisa burlona de Vladímir Putin al escuchar a Luis Britto García hablándole al mundo desde su visión marina crítica.

Además, preguntó ¿Cómo es posible que los mandatarios estadounidenses y su comunidad de inteligencia, las más desarrolladas del mundo, no se hayan dado cuenta que el 24,9 % de la población en Estados Unidos (86 millones de personas) son consumidores de drogas psicotrópicas, pero además son el sostén de un mercado que, mediante el lavado de dinero sucio, sostiene el sistema financiero norteamericano? O es que lo saben y entonces se hacen los locos e intentan mediante un tinglado mediático colocar señuelos como los ataques a Venezuela para engañar al mundo entero sobre su propia terrible realidad.

Son preguntas que todos y todas nos hacemos pero que debemos reflexionar bajo la experiencia que tenemos sobre la guerra cognitiva, que es engaño como toda guerra y a ello debemos anteponer la verdad que es la paz cognitiva, como rescatar la necesaria tranquilidad y armonía tal cual lo señaló Bolívar en la Carta de Jamaica a propósito del conocimiento científico y la capacidad cognitiva del pueblo: "Las ciencias y las artes que nacieron en el Oriente y han ilustrado la Europa volarán a Colombia libre, que las convidará con un asilo que vislumbra un futuro de prosperidad y desarrollo para América”.

Todos y todas allí presentes confirmaron la necesidad de la unidad del pueblo venezolano, de todos y todas y de la unidad entre los pueblos de América, incluyendo el norteamericano, tal cual lo señaló Bolívar en Jamaica en 1815: “Es una idea grandiosa pretender formar de todo el nuevo mundo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo Gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse… es la unión, ciertamente, mas esta unión no nos vendrá por prodigios divinos, sino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos…"

No habrá ninguna fuerza enemiga y menos con los torpes e ignaros dirigentes que tiene el Gobierno de Estados Unidos que sea capaz de intervenir en una nación cuyos valores morales están a la altura de pueblos como el de Vietnam, en un territorio donde la selva silenciosa habla a sus naturales como la madre originaria que los protege y los resguarda, con una población organizada y movilizada en millones, que aprendió a defender sus derechos y tiene plena conciencia de su rol en la defensa de su territorio cuando en sus oídos resuena el llamado de Chávez: “Ahora tenemos patria”.

Aldemaro Barrios Romero

 

 


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