Libros libres | Fisuras en los huesos del universo
Neybis Bracho y su canto a Palestina
07/09/2025.- Son infinitas las fuentes de inspiración para la poesía. Aun cuando existan temas esenciales como la muerte, la nostalgia, el amor o el desamor, la alegría, la plenitud, la pasión, la discordia o las grandes gestas trágicas o dramáticas de los héroes, también la tristeza o la compasión se ofrecen como motivos para la recreación de la lírica. En el mundo contemporáneo del siglo XXI nos ha tocado ser testigos de enormes avances técnicos, científicos y urbanísticos que pudieron ir todos en beneficio de una política que dignifique a la sociedad en su conjunto. Lamentablemente, no hemos comprobado esto; hemos visto más bien despropósitos y procesos fallidos de gobernanza y de praxis social en el orden de lo político, hasta derivar en guerras más crueles e injustas que las de los tiempos pasados. Tal el caso del fenómeno genocida presenciado por todos desde hace años en la Franja de Gaza, zona habitada por palestinos, donde se perpetra una limpieza étnica contra mujeres, niños inocentes y centros de atención y ayuda, por parte de un Gobierno cruel como el de Israel, ahora mismo comandado por un jefe de Estado, cuya sola mención en esta página mancharía todo el texto escrito; ello, bajo pretexto de ir en busca de una secta terrorista llamada Hamás.
Lo que ha hecho el poeta caroreño Neybis Bracho en Polvo de olivos es dibujar el desgarramiento interno de los palestinos mientras son asediados en fatales circunstancias, produciendo en ellos todo tipo de ignominias. No resulta nada sencillo armarse de fuerza interior para culminar tal empresa; el poeta Bracho de seguro cumplió ritos de iniciación espiritual para poder lograrlo, procesando y trasegando en su espíritu los debidos padecimientos de un pueblo que no ha hecho sino resistir los embates de un genocidio cruel y absurdo, que revela las carencias morales del sionismo judío y la vergonzosa complicidad de muchas naciones europeas que se decían “civilizadas”, guiadas por una ideología manejada a través de complicidades financieras globales, dirigidas por burocracias y bancocracias occidentales.
Todo cuanto apreciamos en los poemas de Polvo de olivos no son situaciones ni pinceladas literarias ocasionales; son piezas dramáticas bordadas con un verbo refulgente; son itinerarios profundos del espíritu de personas en sufrimiento, que pueden representar las penas de otros seres humanos en situaciones similares, propiciadas por hecatombes bélicas. Neybis Bracho ha logrado dibujarnos en detalle estas situaciones extremas y terribles e imprimirle matices de epopeya interior, tal cual experimenta este valeroso pueblo que sigue resistiendo, aupado por países honestos e individuos que han marchado por las calles masiva y libremente por propia iniciativa en los cinco continentes, guiados por un sentimiento de libertad y estimulados por el honor de los palestinos, con apoyo de los escritores y humanistas que hemos luchado a través de nuestras conciencias, palabras y gestos para defender causas nobles de los pueblos oprimidos por tantos desmanes de “poderosos” reunidos en asambleas carentes de ética, que claman día a día por mayores presupuestos para “defensa”, cuando en verdad se trata solo nuevos ardides para continuar sus exterminios.
Cada poema de Polvo de olivos transpira “sangre, sudor y lágrimas”. Ninguno de ellos podría citarse aislado, dejando por fuera a otro. El vasto paisaje de la tristeza en Oriente Medio está por mostrarse en estos versos de Neybis Bracho, pues los elegidos de la sombra “han abierto fisuras en los huesos del universo”.
PALESTINA
Nos cortarán una y mil veces las manos,
Estas que aman los pueblos entre siglos.
Amarrarán con alambres de púas nuestras manos,
Estas que dibujan con fuego y relámpagos
Las banderas.
Borrarán estas manos,
Que sencillamente amasan el barro
En la urdimbre de sueños y sosiegos
Perforarán nuestras manos,
Estas que siembran los versos en patios minados
De mezquitas estalladas
De hospitales hostigados.
Pero nunca harán temblar
Estas mismas manos
Que tocan las guitarras y las flores,
Que soltaron pájaros y soles,
Que amaron libros, puertas, ventanas,
Cuerpos y ríos,
Todo, todo, todo,
Hasta el confín del universo.
Neybis Bracho
Gabriel Jiménez Eman