Ahora los pueblos | La Celac se planta frente al narcoimperio

Algún día América tendrá una voz de continente, una voz de pueblo unido.

Una voz que será respetada y oída; porque será la voz de pueblos dueños de su propio destino.

Salvador Allende

Latinoamérica y el Caribe, voz de pueblo unido

Colombia, nación que ocupa la presidencia pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, realizó una convocatoria urgente para una reunión extraordinaria de cancilleres en formato virtual, para evaluar la situación regional tras el despliegue de 8 buques de guerra, 1.200 misiles, un submarino nuclear y 200 soldados estadounidenses en el Caribe, frente a las costas de Venezuela. Dicha reunión se desarrolló el pasado lunes primero de septiembre, con la participación de 23 delegaciones de un total de 33 que conforman la comunidad.

Cabe destacar, que Rosa Villavicencio, canciller colombiana, señaló que estas amenazas militares generan consecuencias negativas para la seguridad, el comercio, el turismo y la economía de todos los países de la región. Además de realizar un llamado a la Celac para que, como mecanismo intergubernamental de concertación regional, sin intervencionismo de Estados Unidos y Canadá, se declarara en diálogo permanente sobre asuntos de interés regional.

El canciller venezolano, Yván Gil, por su parte, destacó que la supuesta guerra contra el narcotráfico ha servido de excusa para destruir naciones y exterminar pueblos. Señaló, además, que en el año 2014 la Celac declaró a América Latina y el Caribe como zona de paz, lo que significa un acuerdo regional para: Rechazar la injerencia en los asuntos internos de los países miembros, buscar la solución pacífica de las controversias y la proscripción del uso de la fuerza, también subrayó que la movilización de un submarino nuclear por parte de la Armada estadounidense viola el Tratado de Tlatelolco de 1967 que declaró a la región libre de armas nucleares.

El acuerdo final suscrito por todas las delegaciones asistentes rechazó de forma contundente la intervención militar de Estados Unidos en el Caribe y ratificó a la declaratoria de la región como zona de paz, demostrando que la correlación de fuerzas se inclina hacia la defensa de la soberanía y autodeterminación de los pueblos.

Estados Unidos: crisis multidimensional

Desde Venezuela es difícil calibrar la gravedad de la crisis por la que atraviesa Estados Unidos; sin embargo, podemos catalogarla de multidimensional, debido a que se presenta en múltiples ámbitos, el primero de ellos se refiere a la pérdida de su hegemonía mundial, después de la reunión con el presidente Putin en Alaska, Trump tiene claridad sobre la escasa capacidad de maniobra de sus aliados en la región y el retiro de la cooperación militar estadounidense de Ucrania es inminente, generando pérdida de credibilidad frente a sus socios europeos, quienes correrán con la mayor carga económica originada por esta derrota.

En el segundo ámbito, la crisis económica que puede desencadenar una grave recesión, si la sumamos al proceso de desdolarización de las transacciones internacionales que adelantan la potencias emergentes y la considerable deuda interna y externa del Estado.

Como tercer ámbito tenemos la política interna, la administración Trump atraviesa por una crisis que podría significar su salida de la Presidencia, producto del escándalo Epstein sobre tráfico y explotación sexual de niñas, niños y adolescentes, escándalo que repercute en la pérdida de legitimidad de toda la élite gobernante, tanto del Partido Republicano como del Demócrata.

El cuarto ámbito tiene que ver con la necesidad de mantener el orden público y las tensiones que cruzan la sociedad estadounidense, como las latentes con la comunidad afroamericana, latina, árabe, aunado a la creciente polarización religiosa de los grupos neoconservadores y los episodios cada vez más comunes de acciones armadas entre civiles, está siendo respondida con la militarización de algunas grandes ciudades, lo que sin duda originará respuesta de los movimientos sociales congregados en la defensa de sus derechos civiles.

La crisis de salud pública por consumo generalizado de fentanilo y otras drogas constituye un problema de seguridad nacional, puesto que el entramado del narcotráfico sustenta gran parte del sistema financiero y de la economía estadounidense. Si las naciones latinoamericanas crearan un mecanismo articulado para el control de tráfico de drogas hacia Estados Unidos, la crisis por abstinencia sería de proporciones incalculables, no solo en el sector civil sino, lo que es más grave, en el militar. Por eso el posicionamiento del Comando Sur en Panamá y la costa del Pacífico, en Perú y Ecuador.

El narcoimperio estadounidense está herido y sus desesperadas respuestas pueden colocar a la región y al mundo al borde de un conflicto nuclear.

Anabel Díaz Aché

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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