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Núcleo de la disputa histórica
28/08/2025.- El eje andino encarna el núcleo de la disputa histórica entre bolivarianismo y monroísmo. Estas naciones nacen a la vida republicana de la mano de Bolívar. Después de más de cien años gobernados por las élites que traicionaron su proyecto contrahegemónico, los pueblos andinos fueron recuperando el poder político y reencauzándose en los proyectos históricos de liberación, bajo los liderazgos de Hugo Chávez en Venezuela (1999-2013), Rafael Correa en Ecuador (2007-2017) y Evo Morales en Bolivia (2006-2019). Estos líderes desafiaron el poder hemisférico estadounidense y establecieron un nuevo esquema de interrelaciones con el sur y con el mundo multipolar.
Todo el eje andino estuvo marcado durante las primeras dos décadas del siglo XXI por procesos progresistas que buscaban modelos propios de desarrollo y se oponían a los mandatos de los organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial, que usaron el endeudamiento externo como mecanismo de dominación político-económica. La excepción ha sido Perú y Chile, que han visto frustradas las posibilidades de gobiernos de corte antineoliberal.
Procesos constituyentes
Las naciones andinas apelaron a su tradición histórica constituyente para la refundación de sus Estados. Esta vía fue liderada por la constituyente plenipotenciaria de Venezuela, en el año 1999, que dio como resultado una nueva carta magna que denomina a la república como bolivariana, con un Estado garante de los derechos económicos y sociales. Con el componente fundamental de visibilizar las aspiraciones de las comunidades indígenas, ha servido de plataforma de lucha para los pueblos originarios del continente. Entre sus innovaciones está el modelo de democracia participativa y protagónica, donde la soberanía reside en el pueblo de manera intransferible, la cual ejerce de diversas y amplias formas.
La constituyente boliviana se instala en 2006 y refunda Bolivia como Estado Plurinacional, en reconocimiento de los pueblos originarios que coexisten en su territorio desde antes de la colonización europea. También reconocen la diversidad política, económica, jurídica, cultural y lingüística al declarar 36 lenguas indígenas como idiomas oficiales, además del español, todo dentro del proceso integrador del país.
El proceso constituyente de Ecuador arrancó con la llegada de la Revolución Ciudadana en 2007, cuando Rafael Correa le ganó las elecciones a Álvaro Noboa, padre del actual presidente, y llamó a consulta popular para aprobar una asamblea constituyente que elaboraría una nueva Constitución, reformaría la estructura del Estado y disolvería el antiguo Congreso. La refundación de la república se cimentó sobre cinco poderes públicos: ejecutivo, legislativo, judicial, electoral y de transparencia y control social.
Estos procesos constituyentes recuperaron el control del Estado sobre los recursos estratégicos (petróleo, gas y litio). Así, lograron acelerar su desarrollo económico, lo que permitió mejorar su posición en el mercado mundial, impulsar políticas genuinamente antiimperialistas y generar recursos para reconvertir la renta natural en renta nacional, al servicio de sus respectivas poblaciones, asegurando el ejercicio pleno de su soberanía.
Restauración neoliberal
A lo largo de estos 25 años de resistencia, el eje andino ha sido objeto de múltiples ataques multidimensionales, desde los clásicos golpes de Estado auspiciados por fuerzas militares y policiales hasta operaciones psicológicas, guerra económica, mediática, sabotajes a sus empresas básicas, violación a su soberanía territorial, intentos de invasión y permanentes amenazas por parte del gobierno de Estados Unidos.
En Ecuador, con la llegada de Lenín Moreno en 2017 a la presidencia, con el proyecto de la Revolución Ciudadana y su posterior traición y división a las fuerzas progresistas, se abren las puertas a la extrema derecha liderada por Daniel Noboa. Mientras, en Perú, el breve mandato de corte popular del maestro Pedro Castillo es interrumpido por el golpe parlamentario que lleva a la presidencia a Dina Boluarte en diciembre de 2022. Ambas naciones comprometen su soberanía permitiendo la entrada del Comando Sur y el avance de la militarización del eje, a la vez que implementan el modelo neoliberal que expolia sus recursos y supedita sus economías a los intereses de las grandes corporaciones extranjeras. La misma suerte se espera para Bolivia, nación en la que, luego de las divisiones intestinas auspiciadas por factores externos, se imponen opciones de centro y extrema derecha en la segunda vuelta electoral prevista para octubre de este año.
Corporaciones petroleras y mercenarios
El nuevo escenario de guerra ha sido montado en el Esequibo, instrumentalizando al gobierno guyanés para atentar contra la paz regional, usufructuar los recursos petroleros y gasíferos de Venezuela, a la vez que aumenta el asedio contra Brasil, principal economía suramericana, miembro pleno de los Brics y país declarado recientemente como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad estadounidense. Es evidente que el Comando Sur estadounidense resguarda los intereses de la corporación petrolera ExxonMobil.
Las empresas contratistas que tercerizan la guerra también cobran protagonismo en la confrontación norte-sur. Para la socióloga ecuatoriana Irene León:
No es un hecho aislado que Elon Musk, propietario de Tesla, interesado en el litio boliviano, haya intervenido en el golpe de Estado contra Evo Morales en 2019 y admita que lo volvería a hacer. En Ecuador, país tomado por la restauración capitalista desde 2017, Erik Prince, propietario de la empresa de mercenarios Academi, intervino en las elecciones de 2025 y celebró un convenio con el gobierno, a la vez que refrendó su interés en incursionar en Venezuela para derrocar al presidente Nicolás Maduro.1
Después de la derrota y posible retirada de Ucrania, crece la urgencia estadounidense por marcar presencia y controlar los recursos de su principal "área de influencia", implementando acciones militares a través de sus fuerzas regulares como el Comando Sur, fuerzas paramilitares y corporaciones mercenarias. Se trata de un cóctel que puede explotar en altos niveles de violencia.
En defensa de la soberanía y la paz
Ante la movilización de tropas y la guerra psicológica en el Caribe, los presidentes de Venezuela y Colombia activaron la operación Binacional de Soberanía y Paz, iniciativa que busca reforzar la seguridad con el despliegue de quince mil efectivos en la frontera colombo-venezolana. Frente a las arremetidas imperiales contra los gobiernos de Petro y Maduro, la creciente violencia política en Colombia y los intentos de ataques terroristas en Venezuela, dirigidos a caotizar la región, ambos mandatarios han optado por consolidar lazos de cooperación en materia de seguridad.
Anabel Díaz Aché
Fuentes consultadas
1León, I. (2025, 23 de agosto). Injerencia de alta intensidad y democracias acosadas: el contexto andino. Nodal: Noticias de América Latina y el Caribe. https://www.nodal.am/2025/08/injerencias-de-alta-intensidad-y-democracias-acosadas-el-contexto-andino-por-irene-leon/