Psicosoma | Día Internacional del Lector y Lectora

No puedo dormir a menos que esté rodeado de libros.

Jorge Luis Borges

 

26/08/2025.- En honor al más luminoso y memorioso de los ciegos, cada 24 de agosto, fecha de su aniversario de nacimiento, se celebra el Día del Lector. Esta efeméride, declarada en el año 2012, es una excusa perfecta, a más de un siglo de su natalicio, para sumergirse en la obra y las entrevistas de Jorge Luis Borges.

Ponerse a leer y releer, conversar, reflexionar e incluso debatir con los escritores es para muchos una obsesión, un vicio o qué sé yo. Es convivir con libros que se acumulan, se caen y se pierden. Luego vienen las anotaciones en papeles, servilletas o en la palma de la mano; y el clásico recuerdo del cuadernito de anotaciones que los poetas de antaño llevaban en el bolsillo, junto a su respectiva botella, mientras deambulaban por la vida. Borges mismo lo definió de una manera única: "Enamorarse es crear una religión que tenga un dios falible".

Personalmente, Georgie, como lo llamaba su madre, doña Leonor, me atrajo desde siempre. Sigo fascinada por su capacidad creativa y su uso de la palabra exacta, que nunca cae en lugares comunes. Su pedagogía, sus conferencias, sus amores, pasiones y hasta sus arrepentimientos giraban en torno a un centro obsesivo: el ser lector. Él mismo lo afirmó: "Que otros se jacten de los libros que han escrito; yo me enorgullezco de los que he leído".

Para quienes estén interesados en su biografía, pueden acudir a los escritos de María Vázquez, así como a las anécdotas de su amistad con la gran escritora Silvina Ocampo.

Quizás el tiempo —ese concepto intemporal, cronométrico y psíquico— sea en la creación una forma de resistirse a la desaparición, un intento de alcanzar la eternidad. Todos vamos a morir algún día —o alguna noche, porque no sabemos en qué instante será—, pero la certeza es que nos iremos. En estos tiempos de eterno fastidio, hay quienes hasta parecen anhelarlo. El individuo, eternamente narcisista, a menudo percibe el mundo solo como una proyección de sí mismo. El sujeto narcisista, depresivo, agotado y fatigado de su propio ser, sufre la carencia de Eros.

Conozco gente que vive por vivir, a la que todo le da igual, y escritores que publican por publicar. Yo solo sé del gusanillo de la lectura, de esas ganas inagotables de leer que han sido el motor de mi trajín en la promoción de libros y talleres, un afán que para algunos resulta hasta cansino. La soledad nos sumerge en los juegos de la memoria, esa facultad que casi se eterniza en sus locuras y vuelos regenerativos. Si fuéramos solo datos, seríamos buen material para la inteligencia artificial, pero Borges, en sus laberintos memoriosos, se alimenta, succiona, rumia y difumina las palabras. Él mismo lo expresó de forma magistral:

El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrastra, pero yo soy el río; es un tigre que me destruye, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego.

Hace poco, me topé con un paisano adolescente que trabaja en el restaurante de su tía. No lo veía desde hacía casi cinco meses y estaba irreconocible: un corte de cabello con rizos rubios y tatuajes en los hombros y el cuello. Me preguntó por mi escritura y por qué seguía comprando libros, porque justamente cargaba algunos conseguidos en una oferta. Me contó que intentó leer poesía, pero "no entendió nada", y que su tía se molestó por el dinero gastado. Le pregunté por el significado de sus tatuajes y me dijo, con una sonrisa: "Amor propio".

 

Rosa Anca


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