Rostro de mujer | Un alma dedicada a la causa de los desfavorecidos

23/08/2025.- La vocación de servicio es un valor fundamental que se puede cultivar y desarrollar a través de la experiencia, la capacitación y la reflexión sobre el impacto de nuestras acciones en los demás. Es la disposición de una persona para ayudar, a menudo con entrega y entusiasmo, satisfaciendo sus necesidades de manera desinteresada. Implica una actitud de responsabilidad y compromiso, donde la complacencia personal se encuentra en la asistencia brindada.

Un referente es la oriunda de Caracas, Nadia Antonieta Álvarez Jaramillo, quien, a través de una loable labor desde el Movimiento Voluntariado SUAF, promueve el trabajo voluntario, con el objetivo de continuar construyendo una sociedad más justa y solidaria, especialmente en contextos de crisis.

“Soy responsable de la parroquia Catedral, zona en la que buscamos casos vulnerables, donde les damos atención con medicamentos a las personas. Ya tengo 5 meses participando en esta labor, que para mí es muy grato porque somos un equipo comprometido con llevar bienestar a las comunidades más necesitadas a través de acciones solidarias y con un profundo amor por servir”, indicó Nadia Antonieta.

En el marco del encuentro con Rostro de mujer, expresó que entre los casos que la han marcado son aquellas personas de la tercera edad, que por diversas circunstancias fueron abandonadas por sus hijos, “al ver sus historias de vida, valoro que lo que me pueda estar ocurriendo a mí es nada en comparación con otras personas. Me impactan esos hechos donde los padres son abandonados por su familia”.

Reconoció que disfruta de la labor social, algo que lleva en su ser, pues sus padres siempre se destacaron por ayudar al prójimo. “Me es grato dar una mano amiga o simplemente escuchar a alguien; eso hace que la otra persona se sienta importante y valorada”.

Al tiempo expresó que su inspiración también proviene de Adela Mota, una gran amiga y hermana. “Ella fue mi fuente de inspiración. Era mi vecina, vio las virtudes que tengo, heredadas de mi familia, y me orientó para que estudiara y me inclinara por la labor social. Es mi mentora, estoy muy agradecida con ella porque siempre me ha incentivado a seguir adelante”.

Al ser consultada sobre su juventud, afirmó que no se arrepiente de nada de lo que vivió, ya que esos momentos han contribuido a su crecimiento y madurez. Sin embargo, “hay momentos de tristeza que no me gusta recordar, como la separación de mis padres cuando yo tenía 19 años de edad. Si pudiera volver el tiempo, evitaría el dolor de mi madre y de mi familiar”.

Manifestó que esa situación la marcó en su vida, pues “mi mamá sufrió mucho, al verla así me llené de rencor hacia mi papá. Sin embargo, ellos me enseñaron a no ser resentida, con el tiempo sobrellevé esa situación. Aunque los recuerdos dolorosos persisten y me causan pena, siento que he superado esa herida”.

A pesar de su pasado, ha encontrado un gran orgullo y motivación en sus dos hijas, Nataly Scarlet y Lucía Amada. Las describe como jóvenes luchadoras que no se rinden ante los desafíos de la vida. Para ella, son el motor que la impulsa a seguir adelante y su mayor sueño es verlas graduarse y que puedan alcanzar sus metas personales.

En referencia a la violencia de género, indicó Nadia Antonieta que es cualquier acción o conducta que cause daño o sufrimiento físico, psicológico, sexual o económico a una persona, basado en su género, tanto en el ámbito público como privado. Esta situación afecta principalmente a las mujeres y está relacionada con las desigualdades estructurales y culturales.

Además, rememoró una dolorosa experiencia con su gran amiga y luchadora social, Sheila Silva, quien fue miembro de Hogares de la Patria. “Ella llevaba una lucha incansable, en su último mes de vida estuvimos muy compenetradas, fue asesinada por su pareja. Era una mujer con mucho potencial por aportar”.

Esta insigne, solidaria y empática guerrera indicó a las lectoras de Rostro de mujer: “Debemos consolidarnos como mujeres, hacernos respetar y tratar de unirnos para poder hacer valer nuestros derechos y deberes. Hay mucho maltrato y no es solo físico, sino verbal, laboral y psicológico, muchas lo callan porque sienten miedo o creen que no tienen apoyo. Es por ello que es tiempo de decir ¡Basta!”.

Nadia Álvarez Jaramillo, símbolo de empoderamiento y servicio

Nirman García

Facebook e Instagram: @rostrodemujer1

 

 


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