Vitrina de nimiedades | Tras la fortuna digital

23/08/2025.- Ganarse la lotería es uno de los lugares comunes más extendidos en la aspiración por un mejor porvenir económico. Sea dicho en chiste o desde la más profunda convicción, cuando alguien expresa su deseo de obtener un montón de plata por obra de la suerte, jamás pone en tela de juicio a una estructura económica que se ha forjado al calor de anhelos, pronósticos y la inversión de dinero, proveniente casi siempre de quien poco tiene, para multiplicarlo. Todo sea por avivar por ratos la remotísima esperanza de salir de la “miseria” incluso hoy, cuando las plataformas tecnológicas se adaptan sin problemas al mundo del envite y el azar.

La primera ruptura provocada por los dispositivos digitales es haber enterrado la obligación de ir personalmente a un centro de apuestas o a una agencia de lotería. Basta con descargar unos cuantos aplicativos para apostar sin salir de la casa o el trabajo. El uso de estos recursos dependerá del país donde se encuentren los usuarios, que pueden pagar sus jugadas, conocer los resultados y recibir dinero a través de plataformas digitales. Estas nuevas posibilidades también han virtualizado juegos de azar que anteriormente implicaban el encuentro con otros. Ya se puede cantar bingo por videollamada o jugar en casinos en línea, sin necesidad de verle la cara a nuestros rivales temporales.

En algunas culturas donde no se cierran opciones al porvenir multimillonario que nos enseñan a aspirar, el mundo de las apuestas legales pasó a ser casi invisible. En nuestra región capital, por ejemplo, basta recorrer los antiguos locales donde la gente se jugaba su numerito para ver cómo cambiaron de ramo o cedieron parte de su espacio a otras prácticas comerciales. Pero la disminución de centros no es sinónimo de menos jugadores, sino de una migración silenciosa, coordinada y efectiva para seguir manteniendo la esperanza, ahora en el mundo online, engordando el capital de otros.

Esa virtualización también ha arrastrado consigo al mundo de los pronósticos para los juegos de envite y azar: sitios especializados y las tradicionales caricaturas con los “datos del día” siguen coexistiendo vía online, donde también se encuentran aplicaciones para otras prácticas como el conocido “san”, esa estrategia de ahorro informal que más de una vez ha terminado en problemas.

Las apuestas, cuya práctica muchos heredaron de padres y abuelos, son una pequeña muestra de una poderosa industria que en 2028, de acuerdo con especialistas citados por la Organización Mundial de la Salud, podría obtener un ingreso mundial de 700.000 millones de dólares. En ese crecimiento son clave los jugadores: en 2023, se estima que a nivel global gastaron 95.000 millones de dólares, según Statista. 

Este panorama no soslaya otros riesgos, como la descapitalización de los apostadores, cuyas pérdidas son ganancias para los administradores de las plataformas de juego; el riesgo de sufrir ludopatía —según un estudio de The Lancet, 80 millones de adultos tienen este trastorno— y el impacto que provocan estas prácticas en el patrimonio de familias y grupos. La fortuna digital sigue siendo tan esquiva como en el mundo analógico.

 

Rosa E. Pellegrino 


Noticias Relacionadas