Comentarios noticiables | Frenar la tercera guerra mundial
entre Rusia y EE.UU. es defender la paz
23/08/2025.- Frenar a los promotores del desenlace de la tercera guerra mundial sigue siendo la tarea más valiosa en el mundo de hoy, según lo ha afirmado el máximo dirigente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, en el pasado Foro Económico Internacional de San Petersburgo, donde explicó su visión del orden mundial para desmontar la narrativa occidental que lo señala como el impulsor de la guerra en Ucrania, cuando la verdad es otra, el verdadero impulsor de la guerra en Ucrania es la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que intensifica las maniobras militares cerca de las fronteras del gran país eslavo, a lo cual Rusia siempre ha respondido adecuadamente para detener lo que siempre suponga una amenaza directa o potencial para sus intereses; no obstante, la OTAN no deja de continuar una política de contención contra la Federación de Rusia. El presidente Putin y sus asesores han dicho varias veces que Rusia no representa una amenaza para nadie, al contrario, apuesta por una cooperación en pie de igualdad y el respeto de los intereses nacionales.
La OTAN es un instrumento de la política exterior del imperialismo norteamericano. Según su presidente, Rusia es una gran amenaza para el bloque político-militar. Para la OTAN, su negocio es crear áreas de conflicto para elevar las tensiones y desarrollar su máquina guerrerista, la industria armamentista, para dominar el panorama político a favor del imperialismo estadounidense, arrastrando a todos sus acólitos en la misma dirección, provocando que Rusia y otros países ser armen, más conflicto, más tensión en el mundo.
Así, es imposible, incosteable, lograr los objetivos de un desarrollo sustentable a nivel mundial para el 2030, tampoco se podría auxiliar a los países más atrasados a eliminar el hambre, la pobreza, la insalubridad, la alta morbilidad por enfermedades evitables o curables y otras muchas miserias y sufrimientos de la humanidad. Por ejemplo, sin duda tenemos el golpe de Estado en Ucrania contra el presidente demócrata Viktor Yanukóvich, el 22 de febrero de 2014, que originó la confrontación bélica ruso-ucraniana, entre separatistas ucranianos y nazifascistas ucranianos por la región de Crimea y el Donbás. En esa confrontación, más del 70% de la población civil del Donbás fue considerada objetivo militar por parte de Kiev. Hoy, la política contra Rusia del actual mandatario Volodymyr Zelenski (con el período de gobierno vencido) conduce a la escalada agresiva contra la población civil del territorio del Donbás bajo la soberanía rusa en Donetsk, Lugansk, Zaporozhie y Jersón, donde Occidente no tiene razón ni derecho para pretender instaurar el nazifascismo en esos territorios que tienen una composición nacional estructurada por ucranianos, rusos, hebreos, bielorrusos y moldavos. Por otra parte, el genocidio del Estado de Israel es hoy el crimen de lesa humanidad más atentatorio a la dignidad humana contra la población palestina en la Franja de Gaza que ya supera los 62.000 muertos. ¡Qué crímenes, qué vergüenza, qué tragedia! Aún sigue causando gran desconsuelo, con un evento de carácter inhumano, brutal y criminal de las autoridades sionistas de Israel.
Estos hechos los ha podido constatar el actual presidente de Estados Unidos (EE.UU.), Donald Trump, porque su administración respalda la causa nazista ucraniana y la causa sionista de Israel, con el propósito de garantizar las relaciones internacionales en este contexto histórico en torno a la esperada consolidación de la superpotencia que es EE.UU.
Por ello, era inevitable que dos sistemas capitalistas internacionales tan diferentes, surgidos en medio de un nuevo reordenamiento mundial, no entablaran un diálogo. En este sentido, Trump tendió una invitación a su par ruso Vladimir Putin a una reunión en Alaska, el día viernes 15 de agosto de 2025, a la que acudió a recibir al ilustre mandatario eslavo con todos los honores y protocolos en un clima con un entramado de convulsión política para sostener una conversación cara a cara sobre el tema crucial, el casual fin de la guerra en Ucrania. El encuentro se pactó para las 5:30 hora local, con la presencia exclusiva de ambos mandatarios. El acto duró casi 3 horas, el presidente Putin expuso a Trump las condiciones de la Federación de Rusia, encaminadas a poner fin al conflicto con Ucrania. El resultado de las conversaciones fue productivo, pero no pudo detener la acción bélica al no alcanzarse un alto el fuego. Sin embargo, la reunión vislumbró la posibilidad de un mejoramiento de los vínculos entre las dos grandes superpotencias, lo que la humanidad espera con el apoyo en la diplomacia y el diálogo para poder ver una pronta solución al conflicto.
Lo más curioso es que a pocos días del importante encuentro entre Putin y Trump en Alaska, EE.UU. no estaría creyendo que el Kremlin ignora que, ya en tiempos de paz o de guerra, las Fuerzas Armadas norteamericanas no se hallan desplegadas en los territorios de ultramar con una estructura y unos efectivos que corresponden a la idea de la acción no defensiva, ni mucho menos, sino agresiva; se muestra su desarrollo amenazador a la causa de la paz, se evalúa la industria de guerra norteamericana y el papel del complejo militar industrial (CMI) que determina en gran medida el rumbo hacia la militarización del país y las esperanzas que se cifran en la fuerza militar en las relaciones internacionales; así se analiza la esencia de la estrategia militar de EE.UU.
Se sabe de perogrullada que es en EE.UU. donde radica la carrera armamentística y, para convencerse de eso, la existencia del CMI significa para este país una importancia económica desde el volumen de producción que anualmente realiza, las utilidades que esto representa, las importaciones, el empleo de cientos de miles de personas y cómo esta importancia económica influye en la política guerrerista seguida por el Gobierno estadounidense.
EE.UU. es el gran gendarme internacional por tener tropas en distintos países del planeta; la presencia militar y la dependencia tecnológica se ponen de manifiesto también mediante la exportación de armamentos y la penetración ideológica de las fuerzas armadas de una nación, y ese papel lo desempeña a plenitud el CMI.
Para lograr la paz con EE.UU., Rusia ha trazado repetidas veces poner fin al conflicto bélico con Ucrania, reanudar las relaciones con respeto mutuo sin ventajas ni engaños, y retomar la política de distensión y de coexistencia pacífica entre ambos gobiernos. El del terrorismo, la guerra, el chantaje, la provocación, no tiene futuro alguno y sí peligros colosales para toda la humanidad. Lo ha repetido con firmeza Vladímir Putin en diferentes eventos internacionales por la paz y seguridad mundiales.
J. J. Álvarez