Pluma acústica | Eddie Palmieri: con aroma y sabor a Champagne
21/08/2025.- El pasado 6 de agosto de 2025, el mundo de la música sufrió una baja muy importante, ese día se “mudó al otro barrio” el que, sin lugar a duda, fue el músico más prominente de la escena latina, el maestro Eddie Palmieri. Una verdadera conmoción se apoderó de sus fanáticos. El legado extraordinariamente maravilloso de Palmieri hizo que sus seguidores lo admirasen como a una deidad, es casi una religión para muchos. Yo, Kike Gavilán, me cuento entre ellos desde niño. Las biografías y literatura sobre Palmieri son abundantes, sobre todo después de su partida; sin embargo, quiero referirme en esta oportunidad al disco que considero uno de los más importantes, interesantes y sabrosos: Champagne.
Cuando yo era muy chamo, dos tesoros musicales llegaron a mí y me acompañaron con gran fidelidad durante mi infancia y mi adolescencia: un disco de acetato de La Sonora Matancera titulado La ternura de La Sonora Matancera y un casete, el original, de Champagne, de Eddie Palmieri. Estos tesoros pertenecían a mi padre, pero yo me apoderé de ellos. De ambos me aprendí cada letra, cada arreglo, cada solo... hasta los silencios me los aprendí. Recuerdo que cuando reproduje por primera vez el casete de Palmieri pensé: "Dios mío, esta es la música más arrecha que existe". Ese casete le echó más bolas que un portugués, lo llevaba a donde fuera y lo cuidaba como el tesoro que era. Me acompañaba en momentos de soledad, de tristeza, de alegrías y de fiestas. En fin, un verdadero compañero inseparable de crianza.
Así comencé a interesarme seriamente en la música y la historia de Palmieri. Me documenté con lo que tenía a mano en una época sin internet, discos, libros y entrevistas a algunos conocedores, y supe que aquel disco que me acompañaba fielmente, en formato de casete, era uno de los más interesantes dentro de la inmensa discografía del jefe, por su sonido, su relevancia musical y su historia.
"¡Cómo! ¿Palmieri, boogaloo?"
Para entender bien la trascendencia de Champagne hay que situarse en el contexto de la revolución musical y social que representó el boogaloo durante la década de 1960, una fusión entre la música afrocaribeña y la afroamericana, desarrollada en Nueva York por jóvenes de origen latino, en su mayoría puertorriqueños, también llamada shingaling. Esta juventud estaba ávida de una expresión propia. Se criaron escuchando la música de sus padres y abuelos: mambo, chachachá, son montuno, bomba, plena, guaguancó, etcétera. Esa música no se ajustaba a su realidad urbana. Estaban muy cercanos a la música afroamericana, a la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos y necesitaban su propia y genuina expresión. El boogaloo nació como un efecto de combustión espontánea y fue un boom entre los jóvenes latinos, llegando a ser más que una moda, un estilo de vida.
Muchos músicos consagrados de la escena latina en un primer momento veían este movimiento con malos ojos, algunos argumentaban que era una deformación insana de la música tradicional afrocaribeña, otros se quejaban porque estos jóvenes les estaban robando espacio en los clubes de baile, dado el hecho de que para los dueños de esos establecimientos resultaba más rentable contratar grupos de boogaloo que cobraban más barato. Lo cierto es que al final del día, estos músicos veteranos de las glorias del Palladium terminaron adicionándose al movimiento, que no duró mucho, por cierto. Algunos, incluso en contra de su voluntad, obligados por sus disqueras, que vieron en el boogaloo una inmensa bolsa de dinero.
Entre esos músicos consagrados se encontraba Eddie Palmieri, quien para 1968 estaba firmado por la disquera Tico Records. Los directivos le pidieron que grabase un disco de boogaloo; Eddie, al principio, no se entusiasmó demasiado. Sin embargo, vio la oportunidad de hacer algo genuino e innovador dentro del contexto antes mencionado. Es importante señalar que Palmieri venía de grabar dos discos con el percusionista y vibrafonista de jazz, Cal Tjader: El sonido nuevo, en 1966 y Bamboléate, en 1967. Este proyecto vanguardista amplió los horizontes musicales de Eddie y probablemente sea el responsable de que no hiciese mayor oposición para grabar el disco Champagne, que estuvo bajo la producción de Pancho Cristal y que es considerado por muchos investigadores el disco más completo y mejor logrado de boogaloo.
El descorche
Hay que tener en cuenta que para 1968 la orquesta de Palmieri, La Perfecta, en su formación original con los dos trombones, se encontraba desarticulada. Entonces, para este disco decidió invitar a otros músicos de la "vieja guardia", como si el boogaloo sirviese de excusa para crear una base de son montuno agresivo. Incorporó por primera vez a su música la trompeta, ejecutada por Alfredo "Chocolate" Armenteros, el formidable trompetista cubano que dibujó esas sabrosas y hermosas líneas junto a Roy Román, Lew Soloff y George Castro. En el bajo se destaca por su tumbao agresivo el legendario Israel "Cachao" López. El solo de bajo en Ay qué rico es una vaina descomunal, el coro que lo acompaña es sarcástico y contundente: "Cachao en el bajo, tocando shingaling". Como diciendo: "aquí todavía mandamos nosotros". El trombón volvió a estar a cargo de su gran amigo y cofundador de La Perfecta, Barry Rogers, quien además fue el encargado de tocar el tres cubano para la grabación, por cierto, de forma magistral. Nicky Marrero, Luis Miranda y Ray Armando fueron los encargados de la percusión, mientras que en la parte vocal se destacan Cynthia Ellis, Ismael Quintana y Cheo Feliciano.
En principio, Cheo Feliciano iba a ser el encargado de interpretar todos los temas, a excepción de The African Twist; sin embargo, Cheo, que venía de triunfar con Joe Cuba, se encontraba en un momento de fuerte adicción a las drogas, lo que hacía difícil poder contactarlo para las grabaciones y cuando aparecía lo hacía en estados críticos para el trabajo. Hay una anécdota, contada por el mismo Palmieri, de cómo se grabó el tema Busca lo tuyo. Resulta que Cheo llegó al estudio de grabación luego de una larga farra, los presentes al verlo le recomendaron descansar un poco antes de comenzar a grabar. Cheo se recostó y se quedó dormido, al rato se despertó y como si nada hubiese sucedido entró a la cabina de grabación para inmortalizar ese poderoso tema..
Afortunadamente, Cheo se recuperó tiempo después y continuó su carrera musical llena de éxitos. Sin embargo, para la grabación de Champagne, Palmieri tuvo que recurrir a otro viejo amigo y también compañero de La Perfecta, el gran sonero Ismael "Pat" Quintana, quien terminó grabando casi todas las canciones, pues Cheo solo grabó los temas Ay qué rico y Busca lo tuyo. El trabajo vocal de Quintana en este disco es simplemente impecable, de un sentimiento y una sabrosura de máximo nivel. Palo de mango, Cinturita, Si las nenas me dejan y Delirio así lo demuestran.
En Champagne encontramos también el tema The African Twist, interpretado por Cyhthia Ellis, un potente latin soul, muy al estilo del disco Harlem river drive, grabado tres años después por Palmieri, donde explora de manera más frontal la fusión de soul, funk, latin jazz y son montuno. Este controversial disco tiene una gran carga de crítica social y política, lo que llevó a Palmieri a rendir declaraciones varias veces ante el FBI. En principio, se trataba de un disco donde estaban invitados músicos propiamente de música afroamericana; no obstante, para los efectos de eventos en vivo, Harlem River Drive era el nombre de esa orquesta, con la que se presentó en la prisión de Sing Sing, entre otros espacios. Me aventuro a afirmar que Champagne fue la génesis de Harlem River Drive.
Kike Gavilán