Historia viva | Los nazis y la oposición fascista venezolana

20/08/2025.- Venezuela, por ser un país cuya economía se sustentaba fundamentalmente en la extracción y comercialización del petróleo, resultaba y todavía resulta un objetivo estratégico selectivo en la geopolítica de la guerra, tanto para el eje anglonorteamericano como para el eje nazifascista, en tiempos de la II Guerra Mundial, que aún siguen siendo los mismos.

Por tanto, las potencias enfrentadas por el dominio y control hegemónico del mundo nos percibían como una nación proveedora de energía fósil, una fuente vital para la dinámica de las fuerzas aéreas, marítimas y terrestres de la disputa bélica en Europa y África y donde la conflagración mundial tuvo escenarios de confrontaciones primarias.

Venezuela y México, entonces, constituyeron dos países proveedores de combustible para la guerra y, por tanto, sensibles a tener operaciones militares en su territorio o en el ámbito marítimo como lo hicieron los nazis, que intentaron sabotear el envío de petróleo a Estados Unidos o Gran Bretaña o penetrar e incidir en el comercio privilegiado con Alemania.

Desde que se inició la Segunda Guerra Mundial en 1939, y especialmente desde enero de 1942 cuando el gobierno del general Isaías Medina Angarita canceló la neutralidad ante la guerra y rompió relaciones con Alemania e Italia, el Estado venezolano, en coordinación con la Oficina de Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado y el FBI de Estados Unidos, inició una serie de operaciones de contraespionaje para evitar los sabotajes de la Gestapo y de la naval nazi (Kriegsmarine) en el Caribe, dirigidos a neutralizar el envío de petróleo a los aliados.

Las operaciones de la Gestapo realizadas en Venezuela desde finales de los años 30 y principios de los 40 determinaron la influencia de la infiltración nazi en Caracas, Maracaibo, Valencia, Maracay y Ciudad Bolívar, donde lograron el apoyo de algunas familias oligárquicas y empresas como los Blohm y Cía, Zinc y Cía y los Römer (ascendentes maternos de Henrique Salas Römer).

Los documentos incautados por la policía venezolana, donde participó protagónicamente el joven policía secreto Pedro Estrada, fueron intercambiados por el Gobierno de Estados Unidos y el Gobierno venezolano, sin la intermediación de la embajada norteamericana, dadas las sospechas de los vínculos sociales de algunos funcionarios norteamericanos con familias ricas de Caracas que estuvieron involucradas, los mismos fueron compilados y publicados en un folleto incunable titulado La lista negra, acopiados por el diplomático Caracciolo Parra Pérez, que fueron recuperados en 2015 por el Archivo General de la Nación y que estaban depositados en la Biblioteca Nacional de Venezuela en la sección de Libros Raros, donde se encontraban ocultos como microfilms comprados a la Biblioteca de Washington durante la gerencia de Virginia Betancourt.

Igualmente, como investigador del Centro Nacional de Historia y del Archivo General de la Nación, me tocó junto con el historiador Jorge Berrueta dar con este hallazgo luego de una búsqueda de varios meses en la Biblioteca Nacional y los archivos de la Cancillería de Venezuela.

Entre los documentos se señalan lugares y nombres que hoy día son muestras de la presencia del nazismo y el fascismo en Venezuela, por lo que su estudio y análisis es una responsabilidad política actual para determinar algunas coordenadas históricas reveladoras de antecedentes de factores del nazifascismo que existen en este país hoy.

Al venezolano común no le llegaba esta información de orden exclusivamente confidencial, por tanto, era clasificada a través de lo publicado en los medios impresos, radiofónicos o del cine, de manera restringida, que, por supuesto, tuvo una alta frecuencia de atención, dada la implicación de la Gestapo en asuntos internos venezolanos, tanto que se reveló como una operación de espionaje de gran escala en Venezuela y Colombia conocida como la Operación Invierno, con 60 agentes nazis activos en Venezuela y otros sujetos asociados a ella.

Para principios del año 1942, las listas de contribuyentes de esta operación nazi en Venezuela incluían a Gustav Zingg Miersen (1877-1963), Henrique Römer (abuelo materno de Henrique Salas Römer), Francisco Brant, Ernesto Blohm y Carlos Muller, en Puerto Cabello-Valencia, entre otros empresarios de origen alemán, según documento confidencial emitido a Adolf A. Berley, asistente del secretario de Estado de EE.UU. y firmado por E.J. Hoover, del FBI, el 24 de enero de 1942.

Era tal la importancia de la información que manejaban los 60 agentes nazis en Venezuela que sus operaciones de espionaje contribuyeron a dar información a los submarinos alemanes que merodeaban el Caribe para detectar, torpedear y destruir los tanqueros petroleros venezolanos, británicos y estadounidenses en la región, especialmente en el eje Maracaibo-Aruba-Curazao. Esta operación fue parte de un plan de largo aliento que intentó consolidar la presencia del partido nazi y de los brazos operativos de la Gestapo en Venezuela y Colombia, entre ellos Emil Herman y el cónsul alemán en Venezuela Hartwig von Jesse. Los nazis dividieron sus campos de operaciones en tres regiones de Venezuela, en el occidente, centro y oriente (sur), bajo la fachada de las empresas navieras e importadoras ubicadas en los principales puertos del país, centros culturales y educativos como el Colegio Humboldt en Caracas. La historia de grupos nazis en Venezuela encontró en tiempos contemporáneos a Gustavo Adolfo Zingg Machado, el mismo que participó en la Operación Daktari en 2004 junto con Robert Alonzo y el actor Orlando Urdaneta, con apoyo del entonces alcalde de Baruta, ¿recuerdan su nombre? Henrique Capriles Radonsky.

Aldemaro Barrios Romero

 

 

 

 

 


Noticias Relacionadas