Letra fría | Eddie Palmieri en Catia

15/08/2025.- Una grata experiencia fue participar en el homenaje a Palmieri en Catia, Radio Rebelde 91.5 FM, un programa buenísimo, gracias a la invitación que me hizo el pana Jesús Arteaga y su banda conductora, que incluye a su hermano Juancito, José Félix Uzcátegui, Wilfredo Cumbervath y Orlando Acosta. Toda una mesa redonda de dos horas, que se convirtieron en tres de lo buena que se puso la cosa. Están superorganizados, cada uno aporta parte de las efemérides, y después música y conversa. Fue todo muy fluido, porque me pusieron a contar mi historia de Bogotá, con “Aquí en Caracas estoy / pensando solo en ti / y tú linda mujer / nunca piensas en mí”, que puso el barranquillero Próspero Carbonell y, como por arte de magia, pasé de rockero a salsero en un santiamén, y de allí en adelante echamos los cuentos de Palmieri.

El lado ñángara de Palmieri

Hay un tópico de Palmieri, pocas veces abordado, y es el de músico revolucionario, no sé si sea por prurito político o que su talento bastaba para no inventar nada fuera de su música. Con ella revolucionó en 1961 el mundo orquestal del Caribe con La Perfecta, a la que agregó los trombones de Barry Rogers y José Rodrigues. Pero hay indicios, Eddie no solo revolucionaba la música. La conciencia política siempre estuvo presente en Eddie Palmieri, no por casualidad había nacido en el Spanish Harlem, en el seno de una familia de puertorriqueños y criado en el Bronx. Las únicas pistas que teníamos por entonces fueron sus conciertos en cárceles, que ya era una manera de irreverenciar la realidad.

Hiram Guadalupe Pérez, sociólogo, periodista y escritor puertorriqueño, cuenta en el libro Historia de la Salsa que: “En 1965 Palmieri lanzó al mercado el álbum Mambo con Conga is Mozambique, un trabajo que fue criticado por un ínfimo grupo de exiliados cubanos de Nueva York, no por su contenido sino por tratarse de un proyecto que reafirmaba la relación y simpatía del músico con el pueblo de Cuba justo en el momento en que Estados Unidos alzaba una cortina de hierro contra el país caribeño por diferir con su ordenamiento político y económico”.

En un artículo sobre el disco Harlem River Drive, mi hijo Marcel Márquez reseña: “Antes de Sing Sing, Palmieri ya se había presentado sin cobrar ni un centavo en diferentes centros penitenciarios como Rikers, la prisión de mujeres, Louisville, Lewisburg, Pennsylvania, dos veces en Ática y en Puerto Rico. En algunas oportunidades estuvo acompañado por los Young Lords (Una suerte de Panteras Negras, pero puertorriqueños). En un testimonio para la revista Wax poetics, el pianista recuerda: "En la prisión de Riker lo hice una de las veces con Dizzy Gillespie. Él iba a ser el maestro de ceremonia. Y se acerca y dice: “Yo traigo a mi hermano latino Eddie Palmieri”. “Eddie, ¿alguna vez has visto una audiencia tan cautiva?” [Risas]. Casi nos botan de allí”.

Sobre esos conciertos, veamos el aporte de Kike Gavilán en su columna Pluma acústica. “Si bien su discografía de estudio es vasta y aclamada, son sus álbumes en vivo los que a menudo capturan la esencia más pura y electrizante de su arte. Entre ellos, dos grabaciones se destacan como pilares fundamentales: In concert live at the University of Puerto Rico (1971) y Recorded live at Sing Sing (1972 y 1974). Estos discos no solo documentan momentos históricos y culturalmente significativos, sino que también encapsulan la maestría de Palmieri y su orquesta, en la cúspide de su poder interpretativo, mostrando una salsa cruda, sin concesiones, que resonaba con la pasión y la rebeldía de la época”.

Francisco Camero, también hablando de Harlem River Drive, aquel soberbio disco de soul latino de 1971, la propia obra maestra creada por la minoría puertorriqueña en Estados Unidos, agregó en su artículo La revolución de Eddie Palmieri: “En aquellos tiempos, más específicamente en el 68, año oficial del temblor sociopolítico global, surgió en Harlem una beligerante organización llamada The Young Lords. Algunas de sus acciones fueron llamativas. Llegaron a cubrir los ojos de la Estatua de la Libertad con una bandera del país caribeño. El mismo Palmieri fue a la comisaría a pagar la fianza de los militantes detenidos por ello, entre los cuales estaba uno de los fundadores de la organización, Mickey Meléndez, a la sazón amigo íntimo del pianista.

En una entrevista a Ismael Quintana, le contaba a Lil Rodríguez: “Eddie siempre ha sido muy radical en sus posturas, sin faltar el respeto a nadie. Mira, una vez le cuestionaron porque su Ritmo Azúcar y Mozambique dijeron que eran alabanzas (políticas) a Cuba. Palmieri les salió al paso a eso y preguntó por el cubano repertorio de Pacheco, por ejemplo. Palmieri dijo: “Esté donde esté la médula de la música, las buenas letras y orquestaciones, ahí estaremos los que valoramos eso. Y eso no tiene que ver con sistemas políticos”. De hecho, Palmieri ha seguido con el tiempo indagando en las sonoridades cubanas, en las orquestas del oriente de Cuba, y ha dicho que Cuba está dejando escapar su raíz y debe reivindicarla. Eso dice él. Tiene un concepto tan radical de la libertad, que lo lleva a los mismos escenarios donde se siente en libertad de ejecutar lo que él desea y no lo que está en un programa impreso, y lo explica. La libertad, lógico”.

 

Continuará...

 

Humberto Márquez 

 


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