Palabras... | La Zaragoza y los desaparecidos 

 A veces la gente no muere de Covid sino de pobreza.

A veces la gente no desaparece por arte de magia sino de los intríngulis.

A veces la persona no es preso político por corrupción sino por denunciarla.

A veces la gente que uno quiere está ocupada en la lucha.

 

14/08/2025.- La Zaragoza es una fiesta popular que evoca la locura de las madres que perdieron a sus hijos luego de la matanza ordenada por el rey. Es una denuncia visibilizada desde hace mucho tiempo, todavía impune.

Casi siempre, las fiestas invernales han supuesto la muerte de la naturaleza, debido a la victoria de la vegetación que vuelve triunfante al final del frío. Esto similar, simbolizado con la muerte o sacrificio de un hombre, de animales, de seres disfrazados de animales o de un rey que era el que la debía.

En tiempos romanos estas fiestas las nombraron saturnales, luego el cristianismo las expropió y las convirtió en un ritual o una puesta en escena muy significativa para esta religión. Actualmente, se ha convertido en una celebración popular muy importante en la población de Sanare, Venezuela, que se celebra todos los 28 de diciembre, exactamente el Día de los Santos Inocentes.

Desde que vivo por estos lados de la vía a Cubiro-Venezuela, aproximadamente desde el 2000 en adelante y muy cerca de Sanare, he ido más seguido a esta fiesta de la Zaragoza, a la vez que oportunamente se visita a los amigos que uno tiene allí en esa población.

Cuando decidíamos ir a la Zaragoza, uno salía temprano para regresar a casa antes de que terminara esa gran fiesta que desbordaba el pueblo. El objetivo era esperar con tiempo a los amigos que bajaban a visitar también a los amigos que quedaban por la vía de regreso, yo era uno de ellos, y eso se había vuelto una tradición.

Hoy no fui a la fiesta por muchas razones que ustedes padecerán igual en tiempos de Covid; no obstante, aún a las 4:00 pm, sigo esperando que baje de Sanare la visita de los amigos a mi casa Tristal. Todavía hierve la sopa, y unos tragos de cocuy esperan la bienvenida.

Hay uno de esos amigos que tengo tiempo que no veo y que quisiera, ruego, imploro, anhelo que llegara como siempre ha llegado. Esta vez, le daría un gran y doble abrazo a él y a los amigos que igual le acompañan, que son también mis amigos. A este ser especial le pediría que sacara el cuatro, instrumento que nunca le falla cuando va a la fiesta de los Inocentes, y a Pompilio que agarrara la guitarra y tocaran las canciones de nuestro pueblo y de El Gallo Pinto. El cocuy bailaría al son de la alegría y al golpe de suerte de volvernos a ver. Y entre canciones y conversa celebraríamos hasta que llegara la tarde noche y tuvieran que irse a seguir otras visitas. Entonces, le entregaría a cada uno de mis amigos y conocidos una taza con sopa de pata'e res, panza y espinazo'e chivo con dos arepas pa’que sean serios, jajajaja, y no olviden volver.  

Es inútil, ya se ha hecho tarde y siento que nadie vendrá, seguramente ustedes también sabrán las razones y de verdad no sé si se movilizaría la tanta gente que colapsaba de algarabía al pueblo de Sanare, en esta crisis que nos aísla y nos encierra.

Llegó la noche y nadie vino, la sopa se ha enfriado y las arepas igual, y el hambre en vez de venir se ha ido también. Solo el silencio, la tarde noche con sus finales de crepúsculos, y algo de tristeza va arropando esta ilusión. Se me aguan un poco los ojos, mientras se me cruzan pensamientos en este Día de la Inocencia sobre los presos políticos nuestros, a los cuales justifico que Aryenis y Alfredo no hayan venido, la muerte de Rolando o el recuerdo de Pillo Peraza o Teresa Brandt, de Estrella, Eduardo Sanoja, Orlando Pichardo, o Nérida y el Gordo Páez.

Pero al que extrañamos tanto, CARLOS LANZ, no vino tampoco. El amigo por el cual hasta había orado y ligado la suerte del mundo para que llegara con su cuatro a cantar la Zaragoza, como antes lo hacía cuando venía, acompañado de Pompilio, Agua Salá, Felipe González, Tatiana Gabaldón, Leida y Carlos Gómez, Rukleman y Yurimia, Amanda, la Negra Rumbos, Flora, Franco, Wilmer Peraza, Lorena, Ruth Rodríguez, Nolimar y Marcos, Roque, Tico, el Caleb, Iracara, Erick Jimeno, Imanaida, Kaleopede, Jonny y Dennis Peraza, o el Era Es y el Mestizo, Orlando Guédez o el René y el Froilán.

Amigos, dondequiera que estén, toda la suerte parental que emana del universo para su leal corazón, otro día será el sueño de verlos, pero que sea. Por ahora, para los juegos de la inocencia ya no estoy.

                                                       

Tristal, 28 de diciembre 2021

 


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