Vitrina de nimiedades | Invierno demográfico y otros problemas...
del primer (o de todo) el mundo
09/08/2025.- Quienes advierten la caída en picada de la tasa de natalidad en el mundo tienen ahora un nuevo referente: Fregona, un municipio de la provincia de Treviso, en Italia. Esta semana, un medio internacional reseñó la crisis que atraviesa la localidad por el descenso del índice de nacimientos y la disminución de la población. A este ritmo, junto con la salida de familias que prefieren vivir en ciudades más grandes, se teme la desaparición de la ciudad.
En ese lugar, que a juzgar por fotos podría ser la locación para un spot publicitario sobre turismo, se vive hoy un “invierno demográfico”. Menos mujeres están dispuestas a concebir hijos debido a las condiciones económicas, laborales y sociales que afronta la maternidad. Una cosa es decir que ser mamá te cambia la vida y otra es que esa transformación sea sostenible.
La esperanza para Fregona —como lo será para otras ciudades en muy poco tiempo— es llenarse de gente estimulando la llegada de familias migrantes y promoviendo medidas que impulsen el deseo de traer niños al mundo. Mientras se emprende ese camino, la localidad se enfrenta al cierre de un colegio que no tenía la suficiente cantidad de estudiantes para mantener sus aulas abiertas.
La realidad de este pueblo podría verse como expresión de una tendencia en el llamado “primer mundo”, un término de la geopolítica que pretende engañarnos poniendo fronteras entre los problemas y las soluciones, entre el mundo por construir y el “felizmente” edificado. Las estadísticas alertan de una tendencia que va más allá de estas clasificaciones: en los últimos 70 años, el promedio de nacimientos por mujer pasó de 5 a 2,3. Aunque Europa es la más impactada, de acuerdo con el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa), es posible que otras regiones experimenten la reducción de sus poblaciones para 2100.
Si bien las estadísticas responden a entornos geográficos concretos, quienes deciden postergar o descartar la idea de tener hijos se encuentran en distintas latitudes y se mueven prácticamente por las mismas razones. La falta de una red de apoyo que facilite el cuidado de niños y niñas mientras sus padres trabajan, las dificultades para acceder a viviendas, el temor a una crianza con la figura paterna ausente, las exigencias del mundo laboral (que cada día sofistica más sus mecanismos de explotación), las restricciones financieras, el desequilibrio en la distribución de las tareas de cuidado y un mayor acceso a métodos anticonceptivos están volteando la realidad.
Pero esas no son todas las razones. Una reciente encuesta de Unfpa y YouGov que abarca 14 países arroja un motivo bastante poderoso: el miedo al futuro. La crisis climática que el capitalismo sigue eludiendo, un incierto futuro laboral, los conflictos bélicos y el asedio a pueblos enteros, al punto de condenarlos a su desaparición, atentan contra la población del mañana. El invierno demográfico apenas es un signo de este cambio de época.
Rosa E. Pellegrino