Punto de quiebre|Asesinadas 2 mujeres por no regresar con sus parejas

Los crímenes ocurrieron en Caracas y Táchira

07/08/2025.- Dos mujeres desaparecieron con un día de diferencia en Caracas y Táchira. Las dos aparecieron muertas pocos días después. Una tenía 27 años y era madre de un niño; y la otra tenía 29 años y deja huérfanos a tres hijos. Dos nuevos lamentables y abominables casos de violencia de género que pasarán a engrosar las estadísticas. Afortunadamente —si es que cabe—, los dos feminicidas fueron detenidos.

Inoska Alejandra Peña Marín contaba con 27 años de edad, tenía un hijo de seis años. Era residente de la parroquia La Vega y trabajaba como agente de seguridad en el Hospital Dr. Miguel Pérez Carreño, en La Yaguara, parroquia El Paraíso.

Sostuvo una relación por un tiempo con un hombre identificado como Jarry Hidalgo Palomares, que era cuatro años mayor que ella y quien también vivía en la parroquia La Vega, pero la relación comenzó a deteriorarse por las actitudes violentas que, de cuando en cuando, asumía Hidalgo Palomares. La gota que colmó el vaso fue que Inoska conoció a otro hombre que, aun cuando todavía no tenían nada, la colmaba de atenciones.

Inoska decidió dar por terminada su relación con Hidalgo Palomares, quien no lo tomó nada bien y hasta la insultó y le echó unos empujones. A partir de ese momento, comenzó a hostigarla, a través de sus redes sociales y del whatsapp y todos los días le enviaba mensajes en un intento porque el noviazgo retomara su rumbo.

Ante la negativa de ella, Jarry Hidalgo, quien ya sabía a qué hora salía de su casa para el trabajo, la ruta que transitaba y a qué hora llegaba, decidió vengarse de ella. La esperó en un sitio cercano a su vivienda y, al verla llegar, la saludó con afecto y la convenció para que lo acompañara en su moto, supuestamente para conversar sobre el estado de su relación y luego él la llevaría a su casa y no pasaba nada, quedarían como amigos. Tras percibir, erróneamente, un cambio de actitud en él, Inoska accedió, quizás pensando desde el deseo que el hostigamiento cesara, en la medida en que él fuese capaz de entender y asimilar la separación.

Pero los planes de Hidalgo Palomares eran otros, pues ya había tomado una decisión. Al llegar a su casa, el hombre intentó convencerla de retomar la relación, pero obviamente eso no era lo que ella esperaba, por lo que su negativa fue rotunda. Aprovechándose de su superioridad física, Hidalgo Palomares la golpeó y la obligó a tener relaciones íntimas, la violó, pues. Pero luego la asfixió hasta causarle la muerte.

El hombre no hallaba qué hacer. Dio varias vueltas por toda la casa y luego decidió salir, pero no había pasado ni un minuto cuando entró de nuevo. Se sentó en el mueble de la sala y luego en la cama, al lado del cuerpo inerte de Inoska.

Luego volvió a salir y al rato regresó con un amigo de nombre Jesús Marcano Rivera, de 36 años de edad, a quien convenció para que lo ayudara a deshacerse del cadáver. Introdujeron a Inoska en el interior de una maleta y esperaron a que se hiciera más tarde. Luego la sacaron e introdujeron la maleta en un auto, propiedad de Jesús, y se dirigieron hasta la parte alta de la parroquia La Vega, donde la dejaron abandonada en un apartado boscoso.

Inoska fue reportada como desaparecida ante la División de Víctimas Especiales, y su madre, ante la creencia de que no estaba muerta sino secuestrada, hizo varios llamados llorosos a través de las redes sociales para que no le hicieran daño y se la devolvieran con vida. Tres días más tarde su cadáver fue hallado y el caso pasó a manos de la División contra Homicidios del Cicpc.

Tanto el feminicida, Jarry Hidalgo Palomares, como su cómplice, Jesús Marcano, fueron detenidos en la misma parroquia La Vega , donde continuaban con sus vidas, como si nada.

Karla Dayana dejó tres hijos

La noche del lunes 14 de julio fue hallado el cuerpo sin vida de Karla Dayana Arteaga Hinojosa, una joven madre de 29 años, que había nacido en la población de Coloncito, municipio Panamericano, del estado Táchira, y que estaba desaparecida desde hacía seis días cuando regresaba a su casa desde una finca en la frontera con el Zulia.

Karla Dayana, una madre soltera, se dedicaba a la venta de hallacas, torta fría y quesillo. Era madre de tres niños de 10, 7 y 5 años de edad.

El 9 de julio, Karla Dayana se dirigía a una finca en la hacienda Malagón, ubicada en la frontera con el estado Zulia, con la idea de cobrar unas hallacas que le habían hecho al propietario. Su expareja, de quien solo se conoce que es de apellido Moreno y tiene 26 años de edad, se ofreció a acompañarla. La mujer no vio problema alguno, pese a que Moreno había estado insistiéndole desde hacía varias semanas para retomar la relación. Ellos habían estado ocho meses juntos, pero se separaron tres meses atrás.

Ambos salieron, cada cual en su moto, pero posteriormente Moreno dejó la de él cerca del punto de control de El Jabillo, pasando la alcabala y ambos se fueron en la moto de ella.

Cuando ya venían de regreso, Karla detuvo la moto en la alcabala y esperó a que Moreno buscara la suya, pero las investigaciones determinaron que ella se fue adelante y él inició la marcha poco después. Eso fue lo último que se supo de ella.

Seis días después, el cuerpo inerte de la infortunada fue encontrado adyacente a una finca ubicada en el municipio García de Hevia del estado Táchira. Estaba calcinado y muy cerca de ella hallaron varias piezas de la moto que solía conducir y en la que andaba el día en que desapareció.

Por el crimen fue detenido su expareja, Moreno, quien habría confesado a las autoridades que la mató porque no quería volver con él.

 

Wilmer Poleo Zerpa

 

 

 

 

 

 

 

 


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