Tejer con la palabra | De pinos y catedrales

Silencio, observación e imagen de Adlly González Ortiz

06/08/2025.- Quiero compartir hoy con ustedes la lectura de la plaquette De pinos y catedrales (2024) de Adlly González, publicada por Ediciones Fundarte en la colección Yo misma fui mi ruta, que nos trae un conjunto de poesía escrita por mujeres venezolanas contemporáneas a la que hay que prestar cuidadosa atención, por ser un espacio importante para la escritura de nosotras, las siempre silenciadas por el canon patriarcal.

El libro del que quiero hablarles hoy es un libro muy cercano a los afectos, ya que conocí a Adlly en la Escuela de Letras en la Universidad Central de Venezuela (UCV) a la que ambas asistimos. Dos circunstancias significativas más nos unen: el haber sido parte del taller del poeta Armando Rojas Guardia y San Antonio de Los Altos, pequeño pueblo con aires de ciudad en los altos del estado Miranda del que ambas somos, su paisaje se encuentra como una huella muy marcada en toda la plaquette. Por todo lo dicho y por mucho más, nuestra amistad ha sobrevivido a los embates del tiempo.

He llevado este libro conmigo desde que su autora lo presentó en la Feria del Libro de Caracas de 2024, esa misma noche lo leí entero, lo he seguido visitando varias veces este año, recorriendo esa quietud que transmite, ese silencio que esconde la frescura del pino, una postura meditativa y observadora de la vida, del espacio, del paisaje:

Tú duerme sobre las hebras del paisaje, hogar de la duda,

aridez que se dobla despacio, arqueando su cuerpo en la piedra.

Mejor duerme.

Que te arrulle el rechinar del óxido dispuesto por el tiempo

entre las bisagras de los segundos.

Ausculta la tierra para rastrear los pasos de la sombra

que huye despierta.

Se trata, pues, de la observación del espacio en tanto entorno exterior, que se contamina de un espacio interior, en este caso el de la persona durmiente y la relación que se establece con ella en el poema.

En varios poemas se habla a un “tú” indefinido, enigmático y que, sin embargo, tiene una clave para su comprensión. El libro está dedicado a la madre y al padre; esta podría ser una pauta de lectura para algunos poemas.

El poemario transita la memoria de la poeta, la va creando en el lenguaje mediante imágenes que tejen recuerdos. Aparece entonces la pregunta:

¿Cuántos patios tuve?

Uno inmenso

Ajeno

El bosque de manzanitas ácidas verdes

Recuerdo la cesta en las manos de mi madre

Sus manos

Aún no tenían arrugas y se reía

(…)

Porque ella lleva un pueblo entero consigo

Adlly tuvo la experiencia de vivir en otro país, de aprender otra lengua —el inglés— desde niña, lo cual se expresa en el poema mencionado. En él se entrelazan tres memorias que están muy relacionadas: la huella del idioma foráneo, el paisaje distinto al tropical y la madre.

La madre, presencia constante en la poesía y en la vida de la poeta, es celebrada. Se ofrenda a ella la observación constante, la que ve más allá de lo evidente, la que conserva la imagen de su juventud.

Ese recuerdo que hace del lenguaje su casa, la imagen de la amiga común, la poeta que muchos amamos, Caneo Arguinzones, a quien dedica el poema También:

También, a oscuras, pies dolidos de mujer

Que le baila en secreto a la Luna.

He tenido alas

Alas translúcidas

Rotas

Alas que buscan el viento en cuartos de encierro

Alas que todavía le temen a las alturas

En este poema, la memoria del insecto, imagen preponderante en la poesía de Caneo, se teje con la de la poeta Adlly, que muta la imagen del insecto por la de un gato:

Ojos de gato abiertos a la noche

Y a veces

Ojos de tarde tranquila: ventanas en las que me siento para mirarme a mí misma

De esta manera, la elegía se vuelve transformación, que busca exorcizar el dolor por la pérdida y construir un universo femenino. Todo el poemario es un espacio para ser mujer, pero desde lo calmo, desde la observación.

Por último, quisiera pedirles que presten atención al poema Domestiqué, en el que su autora juega con el tema de Caperucita y el lobo preguntándose: "¿Cómo lograrás domesticar al lobo?". Se trata de un poema de un fino erotismo. Hacia el final del libro hay poemas en los que esta mujer observadora y silente enfila sus palabras de musgo hacia el amado, les dejaré con la intriga de descubrirlos por su propia cuenta.

Adlly González Ortiz (San Antonio de Los Altos, 1988)

Licenciada en Letras por la Universidad Central de Venezuela. Ha participado en talleres de poesía con Armando Rojas Guardia, Rafael Castillo Zapata e Igor Barreto. Algunos de sus poemas han aparecido en: Amanecimos sobre la palabra (Team Poetero Ediciones, 2016); Antología 100 mujeres poetas (Nueve Editores, 2019); Revista Philos (Brasil) y Papel Literario de El Nacional (Venezuela). Ha publicado, además del libro reseñado, Cántaro (2021) LP5 Editora.

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@adlygonzalez

@marijo_escobarg

 

 

Maríajosé Escobar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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