Psicosoma | Escape temporal

Solo los locos y los solitarios pueden permitirse el lujo de ser ellos mismos. Porque los solitarios no sienten complacer a nadie y a los locos no les importa ser comprendidos.

Charles Buwosky

05/08/2025.- Es muy cómodo y fácil que se dicten pautas y se tomen decisiones por las personas. Casi todo está diseñado para someter a la función de las instituciones, bajo un condicionamiento sutil al mínimo esfuerzo y pensar con "cabeza propia" se nos va de forma inadvertida.

Ese sí mismo, tú mismo y nosotros se evaporan y estallan algunas veces o se vive por vivir sin saber cómo hemos sido conformados "perdidos en el maremagnum de la felicidad", en la "mare mía".

La sociedad y la familia nuclear nos forjan desde el vientre, así como los castigos, malos tratos, indiferencia. Y el hombre cazador se mantiene todavía con diferentes vestiduras, desde el tipo encantador, seductor, "eterno femenino", al tipo agresivo que representa a la manada, a su grupo del "macho alfa". Se reproducen para todos los gustos y colores como en la mujer, desde la heroína, bruja fatal, víctima.

Los "Juanito Alimaña", "chivo expiatorio", "de la mujer intensa" y mandingas han pasado y siguen en el recuerdo. "Si te portas mal viene el hombre del saco" y en ese costal sin fondo viajó mi niñez por la desaparición real de dos niños que jugaban en la puerta de la casa.

Casi nada se le escapa o antoja al sistema, pero la creatividad nos alumbra y "vuela, vuelan y vuelan".

Al venir a consultas clínicas solicitan de antemano una receta o "decálogo" para superar sus problemas y casi ni quieren "gastar su tiempo" en palabras, cuando el discurso es parte de la psicoterapia. Desmontar percepciones en torno al forjar la mente de palabras y acciones es uno de los pilares para reconocer ese entramado del sí mismo y resonar en diferentes bemoles de dónde viene esa ira, dolor, enfermedad, los accidentes repetidos, recaídas, la presión alta, síncope...

Actualmente, existen pocos líderes inspiradores para el devenir de la esperanza y el amor. Desde el hogar, la madre castradora y un padre abusivo; los líderes están inflados de ira y odio, llevan frustraciones guardadas y se nota en época de elecciones el zoo de postulantes para dirigir un país y se les ven las costuras, petulancia, bótox facial, que no les tapan el rictus del interés, cocidos a punta de la ignorancia del pueblo, sus intereses priman y cuán pertinente sería el detenerse o saber de las responsabilidades, pero "las marramucias" del papel aguanta todo, hacen uso de la democracia a su estilo como Bukele, Trump, Noboa. "Es grande poder detenerse", sea en macro o microespacios como en la casa interna personal. Los budistas creían que la furia era un tigre en nuestro interior, cuyas zarpas rasgan el cuerpo que lo aloja y ojalá se forjen el alma o psicoanalicen por qué la neurosis o las patologías les brotan en discursos "más de lo mismo".

Al conversar con los pacientes, la quietud y el silencio se forjan lentamente. Vencer la ira, deseos y pasiones peligrosas por el amor, gratitud y tomar decisiones correctas con previas intenciones reguladas ayudarían a desconectarse de la velocidad "lo quiero para ayer", del trabajo a presión. En el proceso de autorregeneración psíquica, el reaprender, a la escucha del sí mismo, de verse en el espejo, son procesos lentos y requieren atención y estima de un amor propio.

Las raras y extraños son expulsados de esos entramados y son visibilizados al ser necesarios en una sociedad culpabilizadora que señala, en la cual apartar es el "deporte" psicológico por excelencia y donde los DSM "inventan" más patologías. Mientras la educación, neuropsicología, filosofía, no se cansan en confrontar e ir a la médula de los hechos, realidades, datos, "desnudar" el telón de fondo y visualizar las intenciones porque sigue siendo fácil juzgar a otros, otras y ensartar conejillos de Indias, y nada es casual al estimular la inercia mental, condicionar el mínimo esfuerzo para pensar con "cabeza propia" y, menos, asumir responsabilidades.

El forjar la mente, cincelar, grabar o labrar con un cincel todos los días en sintonía consigo, con atención, debería ser el cuido de parte de los representantes desde la cuna, con arrullos, del alimento, música del habla nos cuece con cariño y ternura, porque el apurarse es desatención al criar, al sentir o ser las sufrientes "madres pulpo" que se creen ejemplares.

Retomar el proceso lento de la cocción del alma es para toda la vida cortísima del pasar en un tris del universo.

Decía mi abuela, "la panadera del pueblo", que todo tiene su punto de cocción y en especial carnes de cóndor, chivo y llama, y en esos casos son mejores los tiernitos. Es cierto, porque si desde más temprano nos entrenamos al silencio, amor y disciplina, desarrollamos la mirada quieta, bajar "los niveles de revolucion" al escuchar y aprender a modular desde adentro, afuera, a la par en cuerpo, alma, mente, energía, espíritu; porque casi nada se consigue saltando de un lugar a otro, de viajes huidizos que le retardan el tiempo de confrontarse y las soluciones están en una, cerca, en casa, con la familia.

Esas "correrías" ocultan tomar el "toro por los cuernos" y pueden tardar toda una vida; posponer el verse a sí mismos a muchos les llevan a la tumba y prefieren seguir en "rutinas" o trabajos que crean para "pasar el tiempo o inventar los días". Recuerdo a un chofer de camiones de la frontera que me decía: "Yo solo sé cuándo salgo de casa y no sé cuándo llegue", y otro que tomaba los lunes de zapatero porque solo ese día tomaban los millonarios.

Bien, de "lo único de lo que no puedes escapar en tu vida es de ti", de verte, hablar, si es posible, "en la noche más oscura del alma", que nos ayuda con o sin terapeutas a conciliar con el equilibrio.

Hay muchas formas de ocultar el dolor, desde aficiones pueriles, peligrosas adicciones, viajes, como el de Ray, que bebía compulsivamente y jugaba las tragamonedas por semanas seguidas para huir de la realidad; no quería saber de sí mismo y solo repetía: "Soy un rey, soy millonario" y en eso se convertía al ganar apuestas, vivía en hoteles de lujo y regalaba propinas exageradas.

Temía ser rechazado nuevamente en las galerías, se codeaba con artistas de renombre y, al caer en el foso, rechazaba ayudas con rabia y golpes.

Es diferenciar que los viajes nos ayudan al cultivo del ocio creativo, como el beber unas copas y vivir sola en silencio con un fin establecido, pero huir en trabajos o vicios para ocultarse tienen costos en la percepción de su vida. Desesperanza e inquietud van de la mano. El problema es que no puedes huir de la desesperanza. No puedes huir de probemas que existen en la mente y espíritu.

Cuán dificil es sincerarse con uno mismo o la pareja, pero nada es imposible cuando la intención de borrar el pasado se hace con conciencia y da chance a reconstruirse cada nanosegundo. Al principio es arduo, pero mientras más temprano se haga, más nos autorregeneramos con nuevas interconexiones neuronales; forjar la mente con palabras y acciones son "las bases para la adquisición de un nuevo conocimiento".

Suponemos que cada quien sabe y reconoce el equipaje de su vida, sus maletas o concha de caracol.

Serenarse a fondo en la noche más oscura para saber qué sucede, ver el agua pantanosa, observar, mirar aquietarse..., eso no sucederá si se inventan cosas, actividades que salgan, se te ocurran para no tener que pasar un solo momento con tus pensamientos, para escondernos en el trabajo. El poeta Emerson decía: "Céntrate en ti, permanece en tu sitio / mírate al espejo, reconoce tu rostro / recibiste un cuerpo cuando naciste; no pretendas ser otro, no finjas estar en otra parte. Conócete a ti mismo. Fórjate una vida de la que no necesites huir".

Rosa Anca

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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