Rostro de mujer | Ser jóvenes para el buen vivir es un son del cielo
Una
02/08/2025.- Así como el cordón umbilical es la conexión existencial del neonato con el mundo, igualmente en estos tiempos modernos, el núcleo vivencial de la familia es el vínculo interconectado entre los seres humanos y la sociedad del presente siglo XXI. Las raíces generacionales futuras, el ADN de una nueva humanidad, se encuentran en el ámbito de una familia sana, creyente, solidaria y pacífica.
La familia es el primer espacio donde se aprenden las normas de convivencia, se transmite la cultura y se establecen los lazos afectivos que brindan apoyo emocional y seguridad. Pero cuando los padres quiebran ese vínculo determinante, desencadenan daños irreversibles sobre los hijos, como dificultades emocionales, problemas de conducta, bajo rendimiento académico y riesgos para la salud mental. La adolescencia, por ser un período de cambios radicales, puede ser una situación aún más compleja.
Un referente es Isabel Cristina Roche Fuentes, quien luego de la ruptura de sus padres cuando ella solo tenía 9 años de edad, causó efectos emocionales y conductuales. Experimentando tristeza, ansiedad, confusión e incluso llegó a culparse a sí misma por la separación y tener pensamientos autodestructivos.
“A mis 13 años de edad, en la etapa del liceo recurrí al alcohol, tenía compañeros de estudio que lo hacían y yo veía eso como algo normal. Allí ahogaba ese dolor que tenía por la separación de mis progenitores; además, tenía una falta de perdón hacia mi padre y pensaba que al embriagarme podía olvidar todos esos sentimientos que me agobiaban. Duré en ese mundo hasta mis 17 años”.
Asimismo, relató a Rostro de mujer que su madre, aunque estaba presente físicamente, también se encontraba enfrentando diversos desafíos y tratando de procesar su sufrimiento ante la ruptura. A pesar de sus dificultades, logró salir adelante con esfuerzo y dedicación, demostrando a lo largo de esa etapa una gran fortaleza y amor por sus dos hijos.
"Recuerdo que mi mamá siempre me exhortaba a que no bebiera, pues eso afectaba mi salud. Sin embargo, ese consejo me causaba mucha molestia, mientras mi padre no se enteraba de muchas cosas que acontecían”.
Isabel Cristina Roche Fuentes da gracias a Dios por su toque espiritual que le permitió salir de ese mundo de opresión, “al ser restaurada fui libre, sana emocionalmente, volví a reencontrarme conmigo misma, recuperé mi fe. Gracias a ese don divino experimenté una vida transformada por el amor y la misericordia del Creador”.
Reconoció que a través de esa renovación de su humanidad pudo perdonar a su padre, y ahora llevan una relación basada en el amor, respeto, comprensión, comunicación y unidad. “Mi papá hizo su vida con otra persona y desde que él llegó al Señor hubo un bendecido cambio en nuestras vidas, podría decir que ahora es mi príncipe azul”.
Al ser consultada sobre cómo fue su niñez, expresó: “De niña pasábamos las navidades con la familia materna en Mérida, en esa etapa fuimos muy unidos, mi padre nos llevaba de viaje, ese itinerario era de cantos, unidad y de libertad, luego de salir del colegio. Mi abuela me enseñaba a ordeñar vacas, a pelar naranjas, esos momentos me hacían sentir feliz y plena, creo que ese es el recuerdo que más tengo presente”.
Esta joven de 27 años de edad es madre de Jalen Abraham, está próxima a graduarse en el mes de diciembre como licenciada en Educación, mención Desarrollo en los Recursos Humanos y con orgullo dijo: “Presenté mi tesis y salió mención Publicación”. Además, sueña con estudiar Derecho y realizar una maestría en gerencia, y así tener más herramientas para seguir construyendo un futuro mejor.
En el marco de la entrevista, se definió como una mujer paciente, resiliente, amorosa, “que no ha perdido el tacto ni la sencillez ante el mundo y los aprendizajes de la vida. Creo que sigo siendo esa niña que cuando estaba donde mi abuela, Rosa Martínez, era plena y hoy sigo siendo así”.
Al tiempo, hizo un llamado a los jóvenes que están pasando por el proceso de separación de sus padres a que tengan fortaleza, perseveren en sus propósitos y a reconocer que el perdón es un proceso fundamental para el bienestar emocional y social que permite liberarse de sentimientos negativos, fortalecer sus relaciones y desarrollar habilidades importantes para sus vidas.
“Antes que nada oren a Dios, pues él puede hacer lo imposible posible, es un Dios de milagros. Además, sean fuertes, valientes, distráiganse, busquen un motivo por el que luchar todos los días y trabajen por ustedes mismos, eso es clave. No olviden que cada día es una oportunidad que tenemos, hay que ser agradecidos y ser canales de bendición para otros”.
Finalmente, es importante recordar que cada adolescente reacciona de manera diferente a la separación de sus padres, y el impacto puede variar según la edad, la personalidad y el apoyo social con el que cuenten. Brindar ayuda emocional, fomentar la comunicación abierta y buscar profesionales, si es necesario, puede contribuir para que los jóvenes afronten esta etapa difícil, pero superable.
Isabel Roche Fuentes, una mujer resiliente que inspira a otros.
Nirman García
Facebook e Instagram: @rostrodemujer1